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La película Presos estará en las salas de cine del país desde el próximo jueves 10 de marzo. | Foto: Archivo SEMANA/Guillero Torres

CRÓNICA

¿Cómo se vive el estreno de una película en La Picota?

Este jueves se proyectó en este centro penitenciario ‘Presos’, una producción colombo-costarricense sobre el hacinamiento y el amor. Así vivieron la experiencia los internos.

26 de febrero de 2016

Más de 150 personas privadas de la libertad. Pupitres individuales blancos. Un gran salón. Todos con la mirada fija en la pantalla del fondo. Allí, se proyecta su realidad, aunque para ellos este momento es una evasión de la misma. “Esto me arregló el día”, dice José Orlando un interno de 65 años al terminar de ver Presos, una película de coproducción colombo costarricense que mezcla la dureza del encierro y del hacinamiento en una cárcel con la esperanza de una historia de amor.

Durante la proyección pocos reclusos comentan algunas escenas, unos cabecean, otros por instantes se distraerán. Pero una vez termina, Leynar Gómez, el protagonista de la historia y Alejandro Aguilar, actor colombiano que con esta película salta a la escena internacional, suben al escenario a conversar con los internos.

El primer valiente que pregunta alista el terreno para abrir la discusión con los actores. Muchos internos, enseguida, se animan y lanzan dardos: “faltó adrenalina”, “las peleas no son así” (con puños) sino mucho más violentas (con cuchillos y armas). Otro agrega que no se muestran las brutalidades de los guardianes, quienes “creen que tienen derecho a maltratarnos por tener uniforme”. Uno más le pregunta al protagonista si durmió en la cárcel (la película fue filmada en el complejo carcelario La Reforma, en Costa Rica) y ante la respuesta negativa, dice en voz baja: “ah, no pagó”.

Pero los actores saben lidiar con el escenario y narran su experiencia con humildad y sensibilidad, con lo que finalmente rompen el hielo establecen un diálogo amable con el auditorio. Al fin y al cabo, Presos es una película que denuncia los atropellos en las cárceles, pero que sobre todo “invita a los privados de la libertad a no perder la esperanza”, como dijo el actor tolimense Alejandro Aguilar.

“Además de reflejar el hacinamiento y los vicios de las cárceles costarricenses, realidad que no se queda allí y que se repite sistemáticamente en toda Latinoamérica, la película de Esteban Ramírez (el director) representa una gran metáfora del encierro del ser humano, que no necesita estar en una cárcel para estar preso”, agregó Aguilar.

El costarricense Leynar Gómez, protagonista de la película, explica a los internos cómo fue su experiencia dentro de la prisión donde se grabó, comentan algunas escenas y discuten el final de la historia. Una vez termina el ‘cine foro’, los internos aprovechan para desahogarse con los periodistas presentes. Casi todos tienen sed de hablar, aunque lo que digan no tenga nada que ver con la película. Es su oportunidad para comunicarse con el mundo de afuera, del que están privados.

“Aquí todos podemos hablar de sueños y decir lo que queremos ser cuando salgamos de la cárcel, pero yo estoy pegado a una realidad. Uno de aquí sale con las manos abajo. Muchas puertas se me van a cerrar al saber que vengo de la cárcel”, dice un joven de 25 años condenado por tráfico y porte de estupefacientes.

“‘Una cosa es un error y otra un delito’, esa frase de la película me quedó grabada. Yo estoy aquí por tener más droga de la permitida, no por expendedor”, agrega. El joven confiesa con tranquilidad que sigue consumiendo cocaína y que en la cárcel ha empeorado su adicción.

José Orlando, a quien le arreglaron el día con esta actividad, aprovecha para pedir perdón. “Pido perdón a los jueces que me condenaron, a la persona que agredí y a mi familia”. Y enseguida agrega: “Después de haber trabajado y vivido bien toda la vida, caí en una cárcel a esta edad (65 años) y con una enfermedad que no le deseo ni a mi peor enemigo (trombosis coronaria)”. Luego de hablar se muestra agradecido y aliviado.

Y así, se escuchan voces y voces de internos de todas las edades, condenados por distintos delitos, con historias interminables. Se acaba el tiempo y los presos vuelven a su mundo. “En este salón somos unas personas decentes pero cuando salimos somos otras. Hay fronteras invisibles que provocan muchas rivalidades”, explica otro interno condenado por segunda vez por homicidio.

El salón cierra y los presos vuelven a su rutina. Por hoy, esta fue su dosis de libertad. Durante una hora y media vieron otra realidad, aunque fuera la suya propia.

Vea el tráiler: 

La película Presos estará en las salas de cine del país desde el próximo jueves 10 de marzo.