Un billete de 100 bolívares con el rostro del Libertador con un ojo amoratado, una herida en el mentón y una cura en la frente, ilustraba la edición del 13 de marzo de la revista venezolana Resumen. El editorial de su director, Jorge Olavarría, titulado "Si el señor Kissinger hubiera escuchado al Presidente Herrera ¿Qué diría?", se refería a lo que en la carátula se había calificado como "devaluación bicentenaria" y constituía una violenta crítica al presidente Herrera Campins y a las recientes medidas de devaluación.
A raíz de la publicación, se dio una orden de arresto contra el director del semanario.
Después de conocer el auto de detención, Olavarría se había ocultado. Pero el día que el Presidente Herrera leía ante el Congreso el balance de su cuarto año de mandato, se hizo presente en el Palacio legislativo en un acto que fue considerado como abiertamente provocador. Olavarría, acosado por los periodistas y asediado por miembros de la policía, en medio de partidarios copeyanos que portaban pancartas con la imagen de Herrera fue increpado desde las barras.
"Sinverguenza" le gritaban y el respondió visiblemente alterado: "El Presidente habló en su discurso de la necesidad de combatir el homicidio moral. Pero ese decreto infame e inconstitucional del Gobernador de Caracas acusándome de haber irrespetado la figura del Padre de la Patria, es un precedente que deben tomar en cuenta los candidatos presidenciales. Un acto inconstitucional y un arbitrariedad indigna de un gobierno que se dice democráticó".
La confusión se apoderó del recinto y Olavarría optó por asirse de los brazos de Pedro Montinelli, Fiscal General de la República, y de Carlos Delgado, presidente del Consejo Supremo Electoral. Avanzaron con dificultad y alcanzaron un automóvil que los condujo a la Fiscalía General, donde pretendían refugiar al periodista, mientras se resolvía una solicitud de habeas corpus. Pero fueron sorprendidos por una orden de allanamiento, autorizada por el propio gobernador de Caracas, Rodolfo José Cárdenas. "Esto violenta el estado de derecho", dijo Olavarría mientras las autoridades lo sacaban de las oficinas de Montinelli.
OTROS CASOS
Esta no es, sin embargo, la primera vez que la prensa enfrenta este tipo de problemas. En 1971, bajo el gobierno de Rafael Caldera, se dio orden de arresto contra Miguel Angel Capriles, por haber publicado algunos artículos relacionados con ciertas actividades del ejército, lo que lo obligó a pedir asilo en la Embajada de Nicaragua. En 1975, durante la administración de Carlos Andrés Pérez, la revista Auténtico y la planta de Radio Caracas TV fueron cerrados bajo la acusación de irrespeto al Presidente. También durante la misma administración, Jorge Olavarría estuvo detenido por publicar una serie de artículos en los cuales vinculaba al presidente Pérez con el negociado de un buque, el Sierra Nevada, que había adquirido la Siderúrgica del Orinoco, y otro sobre la compra de un automóvil que, según Olavarría, era utilizado por Cecilia Matos, acusada de sostener relaciones sentimentales con el Presidente. Ya en otra ocasión, la policía había decomisado el periódico El Nacional, por haber publicado un comunicado de un grupo guerrillero que había secuestrado al millonario William Nihouse.
¿PERSECUCION POLITICA?
En algunos círculos la reciente detención de Olavarría ha sido calificada como un caso claro de persecución política. Candidato presidencial para las próximas elecciones por el grupo Causa Radical, Olavarría había venido escribiendo una serie de editoriales contra la reelección de Caldera. Para otros, sin embargo, no se trata sino de una nueva payasada de Olavarría. Considerado por algunos como un personaje conflictivo, alrededor suyo se han tejido toda suerte de historias. Cuentan que cuando presentó credenciales como Embajador de Venezuela ante el gobierno de la Gran Bretaña, se vistió de Almirante del siglo XVIII, actitud que fue interpretada como una burla por las autoridades inglesas. Y que habría determinado que el entonces Presidente de Venezuela, Rafael Caldera, lo destituyera. Esto, a su vez, habría sido el motivo de la animadversión de Olavarría contra Caldera y la causa directa de sus actuales ataques contra la reelección del candidato del Copei.
En términos generales, para muchos observadores la detención del director del semanario Resumen constituye una andanada contra la prensa de oposición, disfrazada de patriotismo, precisamente la misma Juez que ordenó el arresto contra Olavarna, hizo lo propio contra tres periodistas más: Rafael Poleo, director de la revista Zeta, por un editorial en el cual criticaba al Presidente; Amable Rosales, director de Auténtico, por haber publicado una foto de Herrera Campins con un vaso y una leyenda que decía: "A beber ron porque el wisky 'ta' caro", y el columnista Rodolfo Schmidt de El Diario de Caracas, por haber criticado a una juez que dejó en libertad a 13 presuntos falsificadores.
Irrespeto a la figura del Libertador irrespeto a la dignidad y el decoro del jefe del Estado e irrespeto a la magistratura son delitos contemplados por las leyes venezolanas. Existen disposiciones tales como prohibir el paso sin saco o con paquetes frente a una efigie del Libertador, arresto por colocar mal la bandera durante las fiestas patrias; obligación para los emisoras y estaciones de TV de hacer sonar el himno nacional cada seis horas. Pero esto, para muchos, no es más que un patriotismo mal entendido que se ha vuelto, como un boomerang contra principios democráticos como la libertad de prensa.-