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PURA ABSTRACCION

El abandono de la figura geométrica caracteriza la obra reciente de Germán Rueda

8 de octubre de 1990

Después de jugar con la geometría durante varios años, la muestra que actualmente expone la Galería El Callejón del Arte, de Bogotá, demuestra que Germán Rueda esta decidido a indagar lo más profundo de la abstracción.
Si bien la geometría que plasmaba en el lienzo no era pura, sino una disculpa para trabajar el espacio y crear atmósferas definidas, la obra reciente de Rueda deja la sensación de que se está gestando un gran cambio. La línea ha empezado a desaparecer. Las figuras -si se puede hablar de ellas no se descubren con la primera mirada. Hay que meterse hasta el fondo, para notar que la geometría no se ha ido del todo. Triángulos y cuadrados cada vez más pequeños se insinúan de la manera más sutil.
Es tan drástica la evolución, que también la paleta tradicional le ha dado paso a tonalidades que antes estuvieron ignoradas. Los nuevos colores surgen, precisamente, para ayudar a esconder la figura. Sobre un fondo opaco cobran protagonismo los trazos vivos, rezagos de la línea que pretenden crear atmósferas.
Y ahí está la clave de su busqueda actual: atmósferas. Los espacios nunca han sido un todo sobre el cual se construye una composición. El equilibrio es una palabra ajena al repertorio de Rueda. El espacio se fragmenta, propone una división que no existe más que en el inconsciente. De manera que si la superposición de imagenes crea dimensiones, la superposición de planos (por no hablar de un verdadero arrinconamiento de espacios) le da luz a nuevas atmósferas.
Pero en la búsqueda de la abstracción pura aveces ni el mismo artista sabe para dónde va. Germán Rueda está seguro de que después de la forma geométrica viene la línea, que es su esencia. Pero ahora que también la línea empieza a perder prominencia, ahora que el contorno comienza a robarle detalle a la pincelada, lo que viene es inesperado, aunque seguramente responde a esa concentración en lo más interno de su mente. No obstante resulta curioso que los elementos tradicionales de su pintura pretendan quedarse. En algunos de sus cuadros recientes, en apariencia, la línea ha quedado plasmada. Pero no ha sido una línea ni un trazo geométrico impreso a propósito. En la mayoría de los casos se trata de una sensación visual, producida por la superposición de atmósferas de diferentes tonalidades. Por eso el pintor ha querido que en su estudio no haya más que paredes blancas frente a él. Para que ninguna figura definida logre colarse.