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PURA PULPA

La "Antología de la Zarzuela", un espectáculo construido con 19 fragmentos de obras famosas, en el teatro Jorge Eliécer Gaitán

La palabra zarzuela tiene entre nosotros el poder de evocar a las viejas y pintorescas compañías trashumantes que, a través de las cálidas llanuras del trópico o de los Andes agrestes, sostenían, hasta hace bien poco, la afición a una forma escénicomusical que aunque nacida en España, entusiasmaba a las multitudes de este lado del mar. Pero ese entusiasmo, con el correr le los años, fue perdiendo vigencia no sólo en América sino aun en la propia España. Desaparecieron aquellos empresarios aventureros, cuyos trajines periódicos eran ya proverbiales en hispanoamérica, llevando a cuestas el cadáver de un espectáculo que estaba nuerto en su propia patria. Los pobres telones de utilería, un vestuario ordinario y raído, la miseria visual de las producciones y sobre todo La escasa renovación del repertorio, terminaron por convertir a la zarzuela en un panorama de "algo más vaca que carnero", sin mayor interés para un público deslumbrado por lo rutilante de las grandes comedias musicales del celuloide, o por los ecos de las fantásticas puestas en escena de Broadway. Tal vez el género parecía destinado sin remedio a una paulatina e irreparable decadencia, cuando uno de los más creativos directores de teatro de España resolvió hincarle el diente y utilizar las facilidades modernas en convertir, lo que era un espectáculo desteñido, en un derroche de imaginación escénica. Así nacieron algunas producciones, ya clásicas, que trascendieron las fronteras de la península Ibérica y que remozaron, por lo menos en el aspecto teatral, obras como "La Verbena de la Paloma", "Doña Francisquita" o "La Revoltosa", cuyos verdaderos valores musicales naufragaban en una gruesa capa de polvo escénico. El artífice de esta renovación de la zarzuela se llama José Tamayo, y a su condición de enamorado de la lírica hispánica sumaba, en aquel entonces, la de recreador del lenguaje teatral. Nacido en Granada -la Granada de Lorca y de Ganivet- desde sus años de universitario se comprometió, con la seriedad de que es capaz un estudiante apasionado, en la hermosísima aventura del teatro... Fundador de la Compañía Lope de Vega, Tamayo, con ella de la mano, escribió en los años cincuenta y sesenta una de las más brillantes páginas de la historia de la escena española contemporánea, a través de la interpretación de numerosas obras teatrales de autores que como Durrenmatt, Faulkner, A.Miller, Valle Inclán, Anouilh, Brecht o Buero Vallejo, pertenecían al gran teatro del mundo. Con ese carnet de incuestionable importancia, el director granadino se lanzó entonces en pos de otra aventura. La aventura refrescante del aire libre, la búsqueda de las audiencias multitudinarias, mediante la creación de un espectáculo de gran calidad que, en poco tiempo, se convertiría en la espina dorsal de los famosos festivales de España: "La Antología de la Zarzuela", una gran puesta en escena que pretendía inyectarle nueva fuerza a un género que parecía acabado, pero que como lo demostró José Tamayo tan sólo había sido dejado de lado. Al concebir su ambiciosa producción, lo que hizo el director fue "quitarle los huesos al pollo", es decir dejar monda y lironda la carne, -carne sabrosa y musicalísima- o más bien, desechar un contenido teatral pasado de moda y trasnochado para salvar en cambio romanzas, seguidillas, jotas, dúos, pasacalles, intermedios y en general fragmentos musicales que, unidos en un espectáculo de gran colorido, rescataban algunas obras maestras de la lírica española. El estreno de esta nueva concepción obtuvo un resonante éxito. Las provincias primero, y luego Madrid, vibraron con una nueva concepción de los cuadros tradicionales. La zarzuela podía y debia renovarse, mediante la búsqueda de un nuevo lenguaje estético sin que por ello perdiera valores tradicionales y perennes. Hoy, 17 años más tarde, "La Antología de la Zarzuela", , con José Tamayo al frente, gracias al patrocinio del gobierno español y de la Alcaldía Mayor de Bogotá, (Colcultura se marginó del programa) puede presentarse en el teatro Jorge Eliécer Gaitán; pero no se trata del mismo espectáculo que se estrenó en el verano de 1966 en el parque de la Ciudadela de Barcelona, y que apenas era un primer embrión, sino de un elaboradísimo y refinado retablo multicolor que a través de fragmentos de 19 zarzuelas sintetiza lo más representativo del folklor hispánico. La crítica de Moscú, de México, de Lisboa, por supuesto de Madrid, y más recientemente de Washington, ha sido unánime en aplaudir y elogiar a "La Antología", y ya se habla en Nueva York de la posibilidad de presentar este soberbio "musical" en el Metropolitan Opera House, el año entrante. Y no es para menos, porque el programa no puede ser más interesante, ya que desde los orígenes de la zarzuela en un cuadro de "El Laurel de Apolo", de Calderón, hasta un fragmento casi contemporáneo de "La Taberna del Puerto", el recorrido por la historia del género sobrevuela nombres tan representativos como los de los maestros Barbieri, Chueca, Chapí, Bretón, Fernández Caballero, Penella, Serrano, Sotullo, Luna, Alonso, Moreno Torroba y Sorozá bal. Sea pues bienvenida a Bogotá esta recuperación de un espectáculo que a través de la historia ha estado tan fijado a nuestra vida cultural, y sea sobre todo bienvenida cuando nos llegue en una versión moderna, con un lenguaje escénico contemporáneo y bajo la dirección de un gran director de teatro.