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¿QUIEN TIENE RAZON?

El caso de la restauración del San Francisco de Zurbarán

25 de abril de 1988

Sin lugar a dudas, uno de los hechos culturales más importantes del año es la exposición de obras del maestro español Francisco de Zurbarán y Salazar (1598-1664), que se abrió al público la semana pasada en la Biblioteca Luis Angel Arango y que se extenderá hasta el próximo 15 de mayo. Dentro de las 22 obras del maestro que conforman la exposición una, el "San Francisco en oración" -propiedad de los padres franciscanos, quienes lo han tenido colgado por mucho tiempo en la Iglesia de San Francisco, en el centro de Bogotá-, ha sido motivo de controversia debido a la restauración de que fue objeto, en la que se le quitó un serafín alado que, según la restauradora María Cecilia Alvarez, no fue pintado por el maestro. Otra muy diferente es la posición del maestro Rafael Puyana, amplio conocedor del arte colonial, quién no solo no aprueba el cambio sino que lo calificó como una "alcaldada artística" . A continuación, SEMANA expone los principales argumentos de María Cecilia Alvarez y de Rafael Puyana:
MARIA CECILIA ALVAREZ:
- La decisión de remover el serafín alado se tomó después de someter la obra a análisis con rayos X, pruebas químicas y estudios técnicos.
- Los padres franciscanos, propietarios de la obra, dieron su autorización para la restauración.
- La sombra que cubre la cara del santo prueba que no está recibiendo las estigmas (caso en el que sí debería aparecer el serafín), pues en todas las obras de Zurbarán en que hay estigmatización, la cara del santo está completamente iluminada.
- En la pintura del cielo se encontró azul de Prusia un pigmento que se comenzó a utilizar después de que el maestro pintara la obra, lo que prueba que hubo repinte.
- En 1940, el pintor Santiago Martínez Delgado publicó en el periódico El Colombiano un artículo sobre el tema en el que narra cómo en 1926, a raíz de una exposición, se le encargó a un pintor de poca monta que retocara el cuadro, al que le pintó una figura en el cielo (posiblemente el serafín) para disimular un visible deterioro en la tela.
RAFAEL PUYANA
- Tratándose de uno de los pocos patrimonios culturales de este tipo que quedan en el país, la decisión de restaurar la obra debió consultarse con expertos de otras partes y no de manera individual, como al parecer lo hizo la restauradora.
- En varias obras de Zurbarán en que hay santos recibiendo los estigmas, los rostros no están totalmente iluminados. Además, en el caso del San Francisco sus manos presentan las huellas de los estigmas, que al igual que el serafín alado aparece en la réplica de la obra que se conserva en el museo de Bilbao y que no fue consultada para la restauración.
- Esto es aún más grave cuando se sabe que una réplica es la copia de un original hecha por la mano misma del pintor, por su taller o por los dos, lo que implica que los cambios sean mínimos. Si la réplica tiene el serafín es porque el original lo tenía, y se lo habían pintado en España y no en otro lado.
- Por otra parte, es posible que durante la traída el serafín original haya sufrido daños lo que obligó a que un artista de la época, posiblemente un discípulo de Gregorio Vásquez -como parece demostrarlo el estilo con que fue pintado el serafín que se retiró-, lo retocara en un detalle único, que merecía ser conservado de alguna forma.