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Jack Nicholson tiene en su haber tres estatuillas doradas. | Foto: .

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Radiografía de los discursos en los Óscar

Un estudio analizó las palabras de los ganadores de los últimos 60 años y reveló detalles sobre lo que dicen cuando suben a recibir la estatuilla.

Leonardo Niño Rodríguez, periodista de SEMANA
23 de febrero de 2013

El domingo en la noche el mundo del cine se vestirá de gala. Se celebra en el Teatro Dolby de Los Ángeles, California, la edición número 85 de los premios más importantes de la industria del séptimo arte: los Óscar. Muchos ya hicieron sus apuestas y millones de personas disfrutarán de la transmisión televisiva de este evento que empezará a las 8 de la noche (hora colombiana). 

Cada ceremonia ha tenido sus momentos inolvidables. Y los discursos que cada uno de los ganadores ha ofrecido también han pasado a la historia por su particularidad. Unos hablan demasiado, otros se quedan sin palabras de la emoción o la sorpresa porque no pensaban que fueran a salir vencedores. Algunos llevan un discurso libreteado que a veces no sale muy bien y no faltan los que echan un indirectazo a la industria o se enloquecen, saltan como locos (Roberto Benigni  y Cuba Gooding Jr.) y reparten besos apasionados (Adrian Brody a Halle Berry). 

La estudiante de maestría en medios digitales Rebecca Rolfe, de la Universidad de Georgia, Estados Unidos, realizó un proyecto de investigación sobre la gratitud. Por eso, revisó 207 de los 300 discursos ofrecidos por los ganadores de las categorías actorales (Mejor Actor Principal/Reparto y Mejor Actriz Principal/Reparto) y la de Mejor Director desde que se televisó el evento por primera vez, en 1953, hasta su entrega más reciente, en 2012. 

El resultado del análisis de 60 años de alocuciones fue revelador. Aunque cada uno de los discursos es único, Rolfe detectó un patrón común que es usado por todos los ganadores. “Tienden a empezar sus discursos de aceptación agradeciendo a la Academia o a los otros nominados con quienes compitieron y luego, paulatinamente, se tornan más personales”, señaló Rolfe. 

Por otra parte, la autora afirmó que cuando los ganadores reflexionan y se dan cuenta de la importancia de su triunfo, empiezan a agradecer a sus compañeros, colegas, y a veces mencionan incluso primero a su abogado que a sus familiares. 

“Quisiera agradecer a la Academia...” es una de las frases más famosas en la historia de los Óscar, pero según el estudio tan solo el 40 por ciento de los ganadores lo dicen. Mientras que el 79 por ciento siempre cierra con un cordial “gracias”. 

Casi la mitad de los ganadores agradece a su familia. Y, sorpresivamente, tan solo el 5 por ciento hace lo propio con Dios. En cambio, el famoso productor de origen judío Harvey Weinstein, cofundador de Miramax y uno de los personajes más poderosos de la industria, ha sido mencionado más veces que el creador. 

Algo muy común en los discursos es el llanto de los ganadores. El estudio de Rolfe señala que, por ejemplo, las actrices que ganan en la categoría más importante (Mejor Actriz Principal) son dos veces más propensas a llorar que los actores de la misma categoría. De hecho, 12 de las últimas 15 ganadoras han llorado. En el caso de los directores, tan solo uno se ha dejado llevar por sus emociones a tal punto: Steven Spielberg (nominado en 2013 por ‘Lincoln’ y gran favorito) cuando obtuvo su primer Óscar en 1994 por su magistral trabajo en ‘La lista de Schindler’.

Sin embargo, el llanto es una tendencia reciente. El 71 por ciento de las lágrimas han sido derramadas desde 1995. Para la autora esto puede deberse a que “los discursos también son en realidad una actuación. Eso no quiere decir que las lágrimas no sean reales, pero quizás las actrices, a nivel subconsciente, saben lo que esperan de ellas a la hora de recibir tan alto honor y dan un discurso así de emotivo”, dice Rolfe.

El trabajo de Rolfe también reveló diferencias de género a la hora de sostener la estatuilla dorada. En el caso de las actrices, el 60 por ciento la sostienen con ambas manos, y la cogen como si fuera un bebé. El 26 por ciento de los hombres, en cambio, la levantan con una sola mano como si hubieran ganado un trofeo. 

Otro detalle importante que el estudio demostró es que los discursos se han vuelto más largos con el paso de los años. En los años 60 la duración promedio era de 40 segundos. Ahora ha aumentado a dos minutos. 

Rolfe concluyó que este proyecto de investigación, patrocinado por el programa de Periodismo y Tecnología AP-Google de la Asociación de Noticias Online, fue exitoso gracias a que el formato de entrega de los premios Óscar no ha cambiado a lo largo del tiempo. Además, fue una buena forma de estudiar la gratitud, un campo que históricamente no ha sido estudiado a fondo.