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RAMBO: EL IDOLO DE REAGAN

"Rambo", el último personaje de Sylvester Stallone, se convierte en el nuevo héroe y fenómeno cultural de los Estados Unidos.

19 de agosto de 1985

Sudoroso, con una piel quemada por el sol y cruzada de cicatrices que difícilmente soporta la presión salvaje de los musculos y los nervios, lanzado contra los vietnamitas como una genuina maquina de matar, así es el nuevo héroe de millones de norteamericanos desde hace pocas semanas.
Un héroe que hasta ha sido canonizado por la Casa Blanca cuando, pocos días después de la liberación de los rehenes del avión de la TWA en Beirut, el presidente Reagan le dijo a los periodistas: "Acabo de ver "Rambo". La próxima vez que tenga una crisis ya sé a quién acudir".
Cualquier intento oficial por minimizar el impacto de la frase fue rebasado por la curiosidad pública, la que supo así que su Presidente también ha caido en la moda del momento en Estados Unidos: la rambomanía o sea, mirar varias veces la película "Rambo" con Sylvester Stallone, leer la biografía del actor y saber que tiene un hijo autista, comparar las cifras escandalosas que ha impuesto (30 millones de dólares durante la primera semana de exhibición, superada apenas por "Indiana Jones, y el templo de la perdición" y "El regreso del Jedi", las grandes campeonas) asombrarse con el entusiasmo de la gente por una historia que ya ha sido tratada en otras películas (75.8 millones de dólares en sus primeros 23 días de exhibición, mientras a estas alturas ya ha rebasado los 120 millones en taquilla), comprarle a los niños numerosos objetos relacionados con el personaje (camisas, cuchillos dentados, ametralladoras compactas y por supuesto, una gorra contra el sol de la selva) y participar en el fenómeno cultural masivo más espectacular en mucho tiempo, solo comparable quizás a la influencia que durante todos estos años ha seguido ejerciendo otro luchador solitario, James Bond.
Es como si millones de personas sintieran de golpe la necesidad de un ídolo, de canalizar todas sus frustraciones, todos sus anhelos en ese cuerpo compacto que en la película acaba con arsenales y campamentos y campos de concentración sin que las balas ni los cuchillos ni las varas de bambú logren arañarlo siquiera.
El verano es la época escogida por los productores de Hollywood para estrenar las películas que en pocos días adquieren el calificativo de blockbusters: así "Tiburón", "Guerra de las galaxias", Greemlins, "El regreso del jedi", "El imperio contraataca" , "Encuentros cercanos del tercer tipo", Superman fueron estrenadas en medio de la oleada de calor e histeria y playas congestionadas a todo lo ancho de Estados Unidos con resultados escandalosos. "Rambo" ha pulverizado todas las marcas y cuando finalice el año habrá recaudado más dinero que muchos éxitos juntos.
La influencia del personaje ha lleyado a tal profundidad en la conciencia de la gente, que en Nueva York una empresa ha popularizado el Rambogram o sea, un telegrama de felicitación que es cantado ante el agraciado por un muchacho idéntico a Stallone. Mientras tanto las oficinas de reclutamiento de la Marina y el Ejército han colocado afiches de "Rambo" con el fin de entusiasmar a los renuentes candidatos.
¿Cuál es la raíz de este éxito? Stallone, quien concibió y escribió el guión con la colaboración de James Cameron, director y guionista de otra película violenta, Terminator, dice que repentinamente los norteamericanos ya no se sienten avergonzados de su país y de Vietnam "Es como si el pastel de manzana recobrara su importancia". El actor sostiene que la gente estaba esperando una ocasión para expresar su patriotismo y "Rambo" ha liberado sus represiones, sus emociones amarradas que pasaron de moda durante un tiempo. Por eso el personaje en una de las escenas finales de la película le dice a sus compañeros: "Quisiera que este país nos quisiera tanto como lo queremos a él". Es como una revancha para quienes estuvieron en Vietnam, peleando contra los comunistas y a su regreso fueron rechazados por parte de la población y tildados de salvajes y asesinos. Otra explicación del éxito masivo de la película puede estar, según algunos, en la alegoría que encierre la victoria de "Rambo" contra los vietnamitas, victoria que en la vida real quedó frustrada.
Lo cierto es que la salida de la película ha coincidido con una impresionante oleada de nacionalismo en la que los símbolos, las autoridades, la fuerza, el poder político y económico de los Estados Unidos son mirados ahora con más respeto y entusiasmo por parte de los ciudadanos comunes.
Lo curioso de todo esto es que en 1972, cuando el autor de la historia, David Morrell, trataba de vender su novela en Hollywood se topó con una oleada política muy diferente a la actual y las películas que se hacían sobre Vietnam servían solo para condenar esos hechos. "Regreso sin gloria" y "Apocalipsis ahora" se encargaron de borrar cualquier intento por sublimar la contienda. Algunos directores importantes como Martin Ritt, Sidney Pollack y John Frankenheimer se interesaron por el proyecto pero superficialmente. Dos productores desconocidos, Andrew Vajna y Mario Kassar, compraron los derechos y contrataron a Stallone.
Rambo, en realidad, no es más que el desarrollo de un personaje de una película anterior de Stallone, titulada First blood (en Colombia se llamó "Fuga sangrienta") que recaudó 57 millones de dólares, o sea, una buena entrada pero nada espectacular. Sin embargo, era la primera puntada de un nuevo género, el de las películas pro Vietnam, en las que los norteamericanos ya no eran los malos acabando con un país diminuto. Más tarde aparecieron "Prisioneros de guerra" con Chuck Norris y Uncommon valor en las que se seguía la línea de contar rescates de norteamericanos en manos de los vietnamitas. Los veteranos que regresaron de la guerra comenzaron a ser mirados con simpatía y hasta protagonizan desde entonces dos series populares, "Los magnificos" y Magnum. Dos meses atrás pasaron "Fuga sangrienta" por televisión con un rating muy alto, mientras el videocasete subió en un 25 por ciento sus ventas. O sea, el terreno estaba abonado para una segunda aparición del héroe, "Rambo" .
La idea le vino a Stallone dos años atrás cuando recibió una carta, enviada por la esposa de un soldado que lleva 16 años extraviado en el sureste asiatico. La mujer acusaba a los norteamericanos de haberse olvidado de sus compatriotas prisioneros a quienes ella considera todavía vivos.
Un salvaje entrenamiento le ha permitido a Stallone aumentar aun más el ya espectacular volumen de su cuerpo luego de las películas de "Rocky", y además de saltar la cuerda, levantar peso y correr durante cinco horas todos los días, tomó lecciones de tiro con arco y flechas, y se entrenó con los especialistas contra motines de la Policía de Los Angeles.
Ese cuerpo musculoso, untado de sudor y fango y aceite, hablando poco y gruñendo como un animal, fotografiado en escenas espectaculares en la selva de México, ha provocado la histeria y la simpatía de millones de espectadores. En "Rambo", la gente comun encuentra una curiosa simbiosis de otros héroes como Tarzán o el vaquero Shane, mientras los vietnamitas adquieren la ubicación de maldad adjudicada en su época por el cine norteamericano a los antiguos enemigos: japoneses y nazis.
Los críticos, en general, consideran la película mala y muchos veteranos que estuvieron pelando de verdad contra los vietnamitas se ríen de estas aventuras idealizadas y exageradas pero admiten que se divierten mucho mirando la película y ahí está el secreto del éxito, la diversión que nunca para, el entretenimiento.
Algunos sectores políticos de Estados Unidos están preocupados por la popularidad de la película porque sostienen que se puede fomentar una oleada anticomunista en ese país que podría desembocar en acciones militares contra países como Nicaragua, contando anticipadamente con la aprobación de los ciudadanos.
Los sectores de derecha están felices porque la filosofía de "Rambo", la de intervenir aun por encima de los mandos militares y los burócratas sirve para reconfirmar la tesis de numerosos veteranos que andan inactivos: si les dieran la oportunidad de intervenir de nuevo en los distintos puntos donde los Estados Unidos tienen conflictos todo seria distinto.
Por supuesto ya está en marcha "Rambo III" aunque ya no sería en el escenario vietnamita y Stallone busca otros lugares del mundo donde la acción sea necesaria ¿Nicaragua quizás?
El director de la película, el griego George Cosmatos, tiene una respuesta simple para explicar este furor con el personaje: "Es que la gente siente que John Wayne está de regreso y eso los hace felices, muy felices".
El fenómeno se ha apoderado de todos los niveles culturales norteamericanos y las estadísticas sobre la acción de la película vuelan de boca en boca. Esto es lo que ocurre a los enemigos del héroe:
5 Mueren a cuchillo, 2 son estrangulados (además de una serpiente); 14 caen bajo las flechas; 15 mueren por armas de fuego; 3 perecen en explosiones; 3 mueren quemados y 2 en un asalto al helicóptero (lanzados al vacío).
O sea, mueren 44 personas, al menos visiblemente, para un promedio de un muerto cada 2.1 minutos de proyección de la película, para un total de 93 minutos.
La película se estrenará en Colombia en más de sesenta salas en todo el país aunque la fecha aparece incierta todavía: al momento de escribir estas líneas el Comité de Regalías, de quien depende la aprobación del contrato para la distribución y exhibición de la película en este país, no había dado aún su aprobación. En caso de ser rechazada, a los aficionados a este género de películas de acción les quedaría el consuelo de mirar los avances que en el formato de betamax se están pasando en algunos teatros.