Home

Cultura

Artículo

REENCONTRAR LO SAGRADO

Nuevas propuestas de arte han forzado a los museos a abrir sus fronteras físicas y a participar en las acciones artísticas que suceden fuera de ellos.

14 de agosto de 1995

LA GALERIA DEL Centro Colombo Americano de Medellín, junto con otras instituciones culturales del país, recientemente inauguró el programa 'Peregrinajes hacia lo sagrado', con el cual se inicia una decidida apertura de los espacios museísticos en Colombia a propuestas que desde las más diversas instancias, y fuera de marcos convencionales, trabajan por ofrecer al hombre de fin de siglo un reencuentro con sus valores básicos.
En ese contexto se inscribe la exposición de registros captados por el pintor y fotógrafo Othello Anderson a las acciones rituales de Fern Shaffer (sala del Colombo de Medellín) y el pertormance realizado por María Teresa Hincapié la semana pasada en la sala Obregón del Museo de Arte Moderno de Bogotá.
La primera muestra invita al conocimiento de la propuesta que han adelantado los dos artistas norteamericanos por fuera de los recintos culturales. Ellos han visitado lugares sagrados de las culturas indígenas de su país y allí han investigado ritos en relación con las fuerzas de la naturaleza. Bajo la forma de pertormance artístico, son posteriormente desarrollados por Shaffer y fotografiados por Othello en sitios diferentes, urbanos o campestres, donde el rito adquiere nuevas significaciones que reclaman al hombre una reflexión acerca del respeto por sí mismo y por la naturaleza.
Con el mismo propósito de recuperar la espiritualidad, de hacer un alto en la carrera del consumo y de volver a meditar sobre la esencia del ser humano y sobre la importancia de encontrar en ella alguna forma de religiosidad, María Teresa Hincapié ha hecho una investigación con la que busca reentender el mundo bajo perspectivas más sensibles.
El pertormance Tú eres santo, presentado la semana pasada, trajo al recinto del museo elementos y vivencias del viaje que realizó caminando de Bogotá a San Agustín, hecho que planteó como una propuesta de arte con la cual comunicar su visión de lo profano y de lo sagrado. A partir suyo pretende invitar al conocimiento de alternativas que salgan de la visión puramente económica y contribuyan a la comprensión de actitudes que ennoblezcan la cotidianidad, el pensamiento y las relaciones con los demás, cuestiones básicas para transitar el camino hacia lo sagrado.
Acciones de este tipo han cobrado importancia creciente a medida que ha transcurrido el siglo. Las primeras se conocieron en la segunda y tercera décadas con el nacimiento de vanguardias como el surrealismo y el dadaísmo, las cuales señalaron la estrechez de los marcos convencionales para expresar los problemas que traía consigo el desarrollo del hombre moderno.
Ya en los años 50 el performance ganó como nueva expresión del arte una categoría, a través de la cual lo cotidiano o lo elemental se sublimaba en el espacio artístico, pues siempre han sido estos los principios que lo animan, sumados en los últimos años a una acusación contra los excesos del materialismo y la pérdida de lo esencial.
Acoger acciones de arte como estas ha sido una preocupación de los principales museos y galerías del mundo, los cuales se han unido a ellas sirviendo como escenario de algunos performances, o a través de exposiciones de los registros que de ellos quedan en video o en fotografías. En Colombia ha existido cierta preocupación, aunque tímida si se la compara con la actividad internacional. Con el proyecto que promueve el Colombo Americano de Medellín se intenta ampliar el espacio y contribuir con ello a trascender las fronteras de los recintos consagrados al arte.

EL LENGUAJE BRAVO
LA GALERIA GARTNER Uribe, de Bogotá, presenta por estos días los trabajos recientes del artista Edgar Barvo, quien se caracteriza por la indagación acerea del sentido profundo de la existencia, a través de un lenguaje colmado de símbolos y seres fantásticos, al cual han contribuido maestros de la talla de David Manzur y Antonio Roda. Maria Cristina Gómez se refiere al trabajo de Barvo como "una obra que denota gran dominio de la línea y la sicología. En su obra figurativa predomina el tema de los ángeles, lo etéreo, lo cósmico, impartiéndoles actitudes humanas como el amor, la sorpresa, la risa. Seres que se familiarizan con nosotros y nos hablan".

DE LA OSCURIDAD A LA LUZ
DESPUES DE CASI 100 años de haber suscitado polémicas y escándalos, y de una consecuente vida en la oscuridad, el 28 de junio ingresó a la colección del Museo de Orsay en París, una de las obras más provocadoras que realizó el gran maestro del realismo Gustave Courbet.
Se trata de El Origen del mundo, una pintura que representa a una mujer desnuda con su estómago arqueado hacia atrás de tal forma que muestra al espectador, sin recato, su vagina. Este modesto cuadro (44 por 55 cm) fue realizado en 1866 por encargo del embajador otomano en San Petersburgo Khalil Bey, cuya familia lo conservó hasta 1910, fecha en la cual fue descubierto por el coleccionista Francoise de Hatvany de Budapest.
Después pasó por las manos de otros coleccionistas, quienes lo mantuvieron con orgullo en la más segura clandestinidad.
Su último propietario, el sicoanalista Jacques Henric, lo tuvo por 30 años disimulado tras el cuadro del pintor surrealista André Masson, hasta el día de su muerte, momento en el cual el Estado francés inició el trámite de sus derechos de sucesión, gracias a lo cual recobró la obra y la trasladó al Museo de Orsay, para que fuera expuesta en el hall de Courbet como uno de los trabajos representativos del despertar de la modernidad.