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SAQUEO CULTURAL

Un hurto que mutila el patrimonio nacional.

20 de julio de 1998

El robo de numerosas obras perpetrado en el Museo de Arte Colonial no representa sólo una pérdida de objetos de gran mérito estético sino el despojo de piezas que reflejan las predilecciones y valores de uno de los períodos más importantes de nuestra historia. Fue precisamente en la época colonial cuando comenzaron a forjarse las características de la nacionalidad colombiana, y obras como las sustraídas constituyen documentos invaluables sobre los inicios de nuestro mestizaje y, en particular, sobre la armónica combinación de tradiciones europeas, indígenas y africanas en el desarrollo de la orfebrería nacional.
Resulta especialmente lamentable la pérdida del espléndido relicario en plata pintado por Gregorio Vázquez de Arce y Ceballos con sus delicadas representaciones de la Dolorosa, el Nazareno, San Francisco de Asís y San Nicolás de Bari, por cuanto transmite en relación con las preferencias iconográficas santafereñas, y por tratarse de un ejemplo único en tamaño e intención en la obra del maestro. Pero también las custodias, el relicario en forma de torre, las cruces procesionales y las mariolas hurtadas son piezas que resumen el espíritu del país durante el período barroco, las cuales dan fe del creciente dominio en las técnicas del martillado, repujado y cincelado por parte de los plateros neogranadinos.
Es de esperarse que estas obras, cuya cotización comercial no representa ni una mínima parte de su valor cultural, sean restituidas al Museo Colonial para que continúen testimoniando el pensamiento, la sensibilidad y la pericia de los artistas en ese influyente momento de la historia de Colombia.