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SE ALBOROTO EL COTARRO

Fallo contra La Cacica desata polémica.

14 de mayo de 1984

Un fallo del Tribunal Superior de Bogotá que condenó, hace 2 semanas, a Consuelo Araujonoguera, La Cacica, a 15 meses de prisión por el delito de injuria en la persona del ex contralor resultaba desconcertante, porque días después la Corte Suprema de Justicia llamaba a juicio al injuriado, acusándolo de soborno y prevaricato.
Todo comenzó en el año 1981, cuando Consuelo Araujonoguera publicó en El Espectador un artículo titulado "De todo un poco", en el que hablaba de las "fechorías", "trapisondas", "marrullerías", "andanzas" y "picardías que comete el Contralor", y agregaba que el doctor Martínez Zuleta "se llevaba por delante los fundamentos de la justicia y de la honradez", y que era un "funcionario corrupto". Ante esta publicación, el ex contralor entabló una demanda contra la periodista y ahora, tres años después, el Tribunal, con el fallo, reconoce que la periodista no había obrado por motivos altruistas y que, por consiguiente, había incurrido en conducta dolosa.
La Cacica, en declaración pública, afirmó que acataba el fallo del Tribunal, pero que no lo compartía y decía que el término "corrupto" lo había tomado de un editorial de El Siglo en el que el doctor Alvaro Gómez Hurtado, titulaba un artículo en el que se refería al ex contralor como "El gran corruptor". En este sentido, el Tribunal sentencia que "la reproducción, publicación o repetición de una injuria atribuída a otro es delictiva". El abogado defensor de La Cacica, Carlos Moreno, consultado por SEMANA dice "si la conducta del doctor Gómez Hurtado era delictuosa ha debido investigarse conjuntamente con la de La Cacica, pues al fin y al cabo no era sino el complemento de la afirmación anterior". Asimismo, afirma que ha interpuesto un recurso extraordinario de revisión ante la Corte Suprema, porque al presentarse nuevos hechos, las acusaciones contra el doctor Zuleta, se abren posibilidades que apuntan hacia la inocencia de la periodista.
Este asunto despertó la vieja controversia sobre la libertad de prensa. Mientras compañeros de trabajo de La Cacica en El Espectador salían lanza en ristre a defenderla, otros periodistas como el Ayatollah en tono prudente acogían el fallo como una advertencia a los medios de comunicación, para evitar que sus periodistas hicieran acusaciones sin estar totalmente fundamentadas, pero dejaban en claro que este fallo de ningún modo podía ser inhibitorio para continuar la tarea que se han impuesto muchos periodistas de investigar la conducta pública de los funcionarios.
El presidente del Círculo de Periodistas de Bogotá, Oscar Alarcón, consultado por SEMANA, declaró que la agremiación no se ha pronunciado sobre el fallo, pero que cree que el problema de fondo es que no existe una legislación clara al respecto. "Para muchos, la legislación de prensa existente, dice Alarcón, es obsoleta y no se ajusta a la realidad del país. El periodismo como profesión sui generis requiere de una instancia creada por los periodistas, para que antes de que sea la Justicia ordinaria la que intervenga sobre conductas supuestamente delictivas ya se haya dirimido a nivel ético su responsabilidad". Por su parte, el periodista Javier Darío Restrepo, afirma que: "La eventualidad de un carcelazo para un periodista hace parte de los riesgos de la profesión, paralelamente al que uno corre cuando va a cubrir un asalto bancario. Se expone, a un balazo. Son gajes del oficio. El hecho de una condena por parte de un juez no implica que se haya incurrido en violación de los principios éticos. Las verdades que se denuncian y son publicadas no siempre resultan legales, ni todo lo que es legal implica veracidad. Al periodista le corresponde respaldar con pruebas, todo cuanto diga, no tanto para protegerse, como por asegurar credibilidad. Esto no quiere decir, sin embargo, que cuando le falten algunas pruebas deje de denunciar, porque es una realidad que los pícaros suelen no dejar evidencias de sus fechorías".
No faltaron quienes manifestaron una abierta discrepancia frente al fallo y sugirieron hacer un manifiesto público rechazando la actitud de la justicia y buscando a personalidades como Gabriel García Márquez para abanderar la protesta. Este dijo a SEMANA que, desconociendo el fallo, y a pesar de su amistad con La Cacica, consideraba que "la profesión de periodista no es una profesión privilegiada que garantice impunidad. Cuando se habló de un documento impugnando el fallo, yo dije que no lo firmaría, porque existen procedimientos legales para apelar y no mediante un acto de fuerza gremial. El único límite que tiene la libertad de prensa es la ética".
Para muchos juristas consultados por SEMANA, el giro que ha tomado el caso apunta a que el recurso de revisión sea fallado a favor de La Cacica.