Home

Cultura

Artículo

¿SE REPITE?

La Alfred Wild expone las variaciones de Manuel Hernández alrededor del mismo símbolo.

11 de enero de 1993

EL DE MANUEL Hernández es un caso único en la pintura colombiana. Lleva 30 años trabajando alrededor del mismo símbolo, sin importarle que muchos lo acusen de ser repetitivo.
Lo que algunos no han tenido en cuenta es que se trata de un curioso experimento que sólo podrá ser evaluado el día en que Hernández pinte el último cuadro. Y este experimento -como lo confirma la muestra que actualmente expone la Galería Alfred Wild- no es otro que el de trabajar con un número limitado de recursos formales, para permitirle a la intuición hurgar en lo más secreto del espíritu v del cerebro.
Sería algo así como si a un escritor le dieran medio centenar de palabras para que con ellas elaborara diversas variaciones de una misma historia.
Cuando esto sucede, cuando el pintor sabe que tiene que seguir trabajando con base en el mismo signo, lo que prima en el lienzo es una búsqueda profunda de las diferentes variables que ejercen influencia sobre el objeto central de su obra.
Así, por lo tanto, podría pensarse que ese signo que aparece en su obra es el propio hombre. Seguramente, él mismo. Un signo que adopta diversas posiciones, que se relaciona de manera variable con el contorno, según la tensión que en su momento produzcan los sentimientos, la pasión, las dudas, las previsiones, las certezas.
Pero lo que resulta realmente interesante es que el espectador, al enfrentarse a su obra, puede verse retratado en ella. Puede hacer de cuenta que el símbolo es él, y emprender, entonces, un ejercicio similar al que debió realizar Manuel Hernández mientras lo pintaba. Es decir que también el público puede iniciar una búsqueda profunda de sus propias realidades, en vez de tratar de entender las verdades de Hernández.