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SEGUNDO DEBUT

A los 71 años el tenor italiano Giuseppe di Stefano vuelve a aparecer en escena.

5 de octubre de 1992


LAS RUINAS DE LAS Termas de Caracalla en Roma sirvieron de marco para el regreso a las tablas de Giuseppe di Stefano, el tenor más aplaudido del mundo lírico durante los años 50, cuando se impuso como el partner principal de la soprano griega María Callasen la Scala de Milán, Allí trabajaron juntos bajo las batutas de Giulini Karajan y Serafin en las grandes puestas en escena de Visconti, Wallmann y Zefirelli, protagonizando uno de los auténticos apogeos de la historia de la ópera.
El regreso se produjo con la no muy comprometida parte del Emperador Altoum en la ópera Turandot de Pucchine, al lado de la soprano búlgara Gehna Dimitrova como Turandot y del tenor Nicola Martinucci como el príncipe Calaf.
Una técnica vocal deficiente, y haber abusado de su voz extraordinaria forzaron el pronto retiro de los escenarios operísticos luego de una carrera que no alcanzó a cubrir siquiera dos décadas, pero que hacía delirar a una afición que sabía que Di Stefano cada noche se jugaba la vida en escena.
Luego del retiro y de una fracasada gira de conciertos en 1974 con la Callas, "Pippo" ha hecho presentaciones esporádicas -según dicen- para compensar su compulsiva pasión por el juego, que prácticamente lo mantiene en la ruina económica, a pesar de los sustanciosos dividendos que recibe por su enorme discografía.
Ignorando serias críticas por el tardío regreso, que se produjo 46 años después de su debut en el teatro Reggio de Turín, el público romano lo recibió con un giganteso aplauso: "Sentí un escalofrio, como cuando debuté por primera vez".
La boletería agotada con semanas de anticipación demostró la honda huella del cantante en la afición italiana, y el interés de las nuevas generaciones por esta leyenda. Pero el contrato sólo contemplaba la noche del estreno. Al fin y al cabo, como dijo el propio artista: "¿ Qué teatro estaría tan loco como para volver a llamarme?". -