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SUEÑOS DEL 94

Aunque muchos creen que son ilusiones, la Comisión de Sabios le impuso al país ambiciosas metas en Educación y Ciencia para los próximos 25 años. SEMANA resume algunos de los principales puntos.

29 de agosto de 1994

En el 2020 Colombia debe haber superado ya el subdesarrollo. Esta meta, tan ambiciosa como necesaria, es la propuesta por la Comisión de Sabios encabezada por Rodolfo Llinás, Manuel Elkin Patarroyo y Gabriel García Márquez para que colombia no sólo alcance la prosperidad y armonía sociales, sino el nivel óptimo para competir en medio de la acelerada transformación mundial de finales de siglo. El proyecto titulado 'Colombia al filo de la oportunidad', demoró un año en prepararse y ser presentado al presidente Gaviria, en un grueso y minucioso informe sobre la situación del país y sus posibilidades de desarrollo con base en un plan específico a largo plazo.
Educación y Ciencia, apoyadas por un cambio de mentalidad de las organizaciones que las promueven, son sustentadas como las dos herramientas fundamentales del proyecto para superar la crísis social y cultural de hoy, de modo que Colombia se convierta en una Nación estable, armónica y culturalmente sólida.
Aunque algunos pesimistas piensan que esto es una utopía, la coherencia y viavilidad de las propuestas de los Sabios son ya una esperanza. Una esperanza que ojalá se transforme en realidad en los próximos 25 años. A continuación, SEMANA presenta algunos de los principales puntos que sustentan el proyecto.

EDUCACION INMINENTE
Los expertos de la Misión han basado toda su estrategia en la educación como arma prioritaria para convertir a Colombia, en el próximo siglo, no sólo en un país competitivo económicamente, sino en una Nación próspera, armónica, equitativa y pacífica.
En este sentido es necesaria una profunda reforma que involucre simultáneamente la calidad, la democratización y la descentralización de la educación en Colombia.
Como primera medida, se debe partir de la base de que el analfabetismo (cuya tasa asciende actualmente al 13 por ciento sin incluir el analfabetismo funcional) sea erradicado en un plazo máximo de cinco años.
Al mismo tiempo, el foco de atención debe centrarse en la cobertura total de la educación, sin descuidar la calidad, a través de la creación de instituciones descentralizadas efectivas. En este orden de ideas, la Misión sugiere la reforma del Ministerio de Educación en el sentido de asignar la dirección y promoción del sistema escolar básico a un instituto descentralizado similar y paralelo al ICFES, para asegurar que la atención del Ministerio pueda ampliarse hasta cubrir todo el sistema educativo, y no solamente al escolar formal, como ocurre ahora.
Uno de los compromisos principales del gobierno entrante debe ser el de asegurar que el ciento por ciento de los colombianos entre los cinco y los 15 años estén escolarizados en ambientes propicios a su formación integral.
En cuanto a la educación básica, los expertos consideran indispensable una reforma similar a la adoptada por otros países, sustentada en la exigencia de sólo nueve grados para alcanzar el bachillerato básico, para que los dos restantes (de los 11 grados del sistema actual) sean aprovechados por los estudiantes según sus preferencias profesionales de especialización.
Para que esta reforma sea eficiente, los colegios deben apartarse de su papel actual de simples y pasivos instructores, para convertirse en reales estimuladores del conocimiento y la investigación.
Es necesario intensificar la educación en las ciencias y en la tecnología. Para el país es fundamental reformular para todos los niveles de la educación, pero en especial para la educación básica, las relaciones de los colombianos con la ciencia y la tecnología.
Con respecto a la educación superior, la universidad deberá asumir, como núcleo central de sus esfuerzos, la generación de conocimiento, tanto para motivar soluciones específicas a los problemas sociales relevantes, como para brindar aportes a los descubrimientos universales a través de investigación de frontera.
Debe defenderse la autonomía de la institución. Sin embargo, la especificidad de la autonomía universitaria exige un compromiso decidido de cada institución con la calidad de su docencia, su investigación y su servicio al país. No puede entenderse la autonomía universitaria como un rechazo a toda norma ni como un artificio legal para evadir la responsabilidad social.

CIENCIA Y TECNOLOGIA
La Misión lo llama Programa de Endogenización de la Ciencia y no es otra cosa que un plan a largo plazo, pero intensivo, para crear las condiciones en virtud de que la ciencia y el progreso que ella pueda genera formen parte inseparable de la cultura nacional. Se trata de que los colombianos no sólo convivan con la ciencia, sino que se adueñen de ella. Este programa básico debe ir íntimamente ligado al impulso del estudio y la investigación científica en todas sus ramas. La universidad debe ser el principal artífice de la investigación, y el Estado el primer promotor.
En general, el plan de endogenización de la ciencia contempla la activación de un sistema nacional interdependiente que involucre universidades e instituciones especializadas, en permanente intercambio con universidades e instituciones internacionales, de manera que la ciencia cobre por fin la importancia que se merece y sea entendida como el arma fundamental para el desarrollo sostenible del país.
Así, desde el punto de vista práctico, es necesario aumentar el número de investigadores en los próximos 10 años hasta que llegue por lo menos al uno por mil de la población; es decir, Colombia deberá tener en una década al menos 36.000 científicos e ingenieros, suficientemente capacitados (hoy hay 4.500). De igual forma se busca la creación, en el mismo período, de 60 nuevos centros de investigación general y 600 nuevos grupos de investigación con énfasis en estrategias de desarrollo regional.
Para lograr esta meta indispensable, el Estado debe no sólo llegar a destinar el 2 por ciento del PIB (actualmente se destina un 0.4 por ciento) a la investigación científica, sino fomentar la creación de instituciones especializadas, así como facilitar la participación de la empresa privada por medio de incentivos tributarios.
Una de las principales motivaciones, aparte de la financiación y el apoyo institucional, es el diseño de una política nacional de propiedad intelectual que permita una adecuada protección a la tecnología nacional y que involucre todas las instancias competentes en la materia. Dicha política tratará sobre los derechos de autor, la propiedad intelectual, las patentes nacionales y el apoyo a la obtención de patentes en el exterior.
De igual manera, el Estado fomentará el desarrollo tecnológico, con base en programas específicos y armónicos, para convertir al país en un sólido competidor en el ámbito internacional.
En última instancia, se trata de que el país, en un intento revolucionario, reconozca en la educación, la investigación científica y la generación de tecnología -en relación intrínseca con el respeto por la ecología-, los mejores vehículos de desarrollo para que Colombia enfrente el próximo siglo con esperanza para las nuevas generaciones. -