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SUPERGIRL

Un éxito de vacaciones que toca a las puertas de los cuentos infantiles con los efectos especiales de la moderna tecnología.

11 de febrero de 1985

Junto con Gremlins, "Los Cazafantasmas" y "Los locos del Cannonball", Supergirl pertenece al tipo de película "estrenos de vacaciones". Con una rápida mirada las cuatro obras se pueden designar como cine de espectáculo. Y es precisamente lo espectacular la condición básica de toda película.
Llama la atención cómo se está recurriendo en las historias que nos cuentan estas películas a elementos sacados de expresiones culturales ampliamente difundidos y que, aunque no se hacen explícitos, le dan a las obras el sabor de lo previamente conocido y aceptado. Supergirl toma de los cuentos infantiles el personaje de la bruja maligna. Una bruja que entabla combate de igual a igual con el bueno que, como ella, tiene poderes extraordinarios, Selene, se llama aquí esa bruja que tiene poderes mágicos, fórmulas con arañas encerradas en cascarones de nuez, brebaje del amor que aniquila la razón del hombre, espejito en el cual sigue los pasos de su hermosa rival. Es un espejo con los últimos adelantos, con mayores posibilidades que el de la bruja de Blancanieves. Selene tiene también calderos, calaveras, sótanos humeantes y era imprescindible, un castillo en la cima de una montaña. Todo este mundo reconocible sirve como telón de fondo para anclar la historia de Supergirl.
¿Por qué se recurre a los cuentos infantiles para darle piso a historias aparentemente nuevas, como la de Supergirl? La primera respuesta que viene a la mente es que se trata de una estrategia comercial: utilizar lo que durante tantos años, siglos, ha demostrado capacidad de interesar. Puede ser cierto, pero aun así quedaría por explicar ¿por qué esa capacidad de interesar en tantas épocas y sociedades tan diferentes?
Pero puede ser tambien simplemente que los autores ya no tengan qué inventar, lo cual me parece un poco difícil de demostrar. Sea o no crisis de inventiva, este retomar viejas historias tiene sus ventajas. No sólo está el placer de admirar en acción brujas maléficas con todos los adelantos tecnológicos, sino el ver cómo las vidas de algunos superhéroes se van mezclando lográndose un efecto muy interesante de desmitificación. Supergirl resulta ser prima hermana de Clark KentSuperman, y amiga de Lucy Lane que, a su vez, se presenta como la hermana de la eterna enamorada de Superman, Luisa Lane. Como quien dice, les está saliendo familia, cuando uno de los factores míticos de Superman era la ausencia de relaciones familiares.
Supergirl abusa. No se contenta con tocar a las puertas de las leyendas antiguas, de los cuentos infantiles y de los mitos modernos, acude también a otro ambiente que garantiza el interés de otro sector del público: el colegio. En su primer amanecer sobre la Tierra lo primero que ve Supergirl es un recreo de colegialas. Se matricula inmediatamente en la institución, se burla del director, hace dos o tres chistes con un profesor y con las niñas malas del colegio y después la película se olvida del colegio. ¿Por qué se metió allí? ¿Por qué tenía que hacer contacto con Lucy Lane precisamente en un colegio? Todo queda en el aire, como si lo único que interesara fuera mostrar jóvenes y poner la ocasión para demostrar algunos trucos.
Lo demás es lo que uno se imagina al entrar: doble personalidad (Linda-Supergirl, como Clark-Superman), lucha con un loco, una, en este caso, Selene, que pretende apoderarse de la Tierra comenzando por los Estados Unidos. Si usted tiene un niño qué acompañar -o que lo acompañe- no se la pierda, pero tampoco deje de preguntarse por qué seguimos maravillándonos con estos cuentos.