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TESTIMONIO DE UN INMIGRANTE

La exposición fotográfica de Quintilio Gavassa nos remonta más de cien años hacia atrás en la historia del país.

Al igual que José Arcadio Buendía en Macondo, muchos bumangueses cuando se vieron a sí mismos y a toda su familia plasmados en una edad eterna sobre una placa fotográfica, se quedaron mudos de estupor. Corría el año 1894. Bucaramanga, con escasos diez mil habitantes, era apenas una villa sosegada, de costumbres austeras, casas pajizas y calles iluminadas con faroles alimentados con petroleo. Don Quintilio Gavassa, un inmigrante italiano que nos hace recordar a Pietro Crespi, acababa de abrir a un lado de la Calle Real, principal arteria de la época, un estudio fotográfico. Este último, como era costumbre en los primeros años de la fotografía, estaba lleno de variados telones de fondo, con motivos tales como el mar, un barco, un castillo o simplemente un paisaje campestre, delante de los cuales posaban inmóviles durante unos minutos los sorprendidos santandereanos que por ese entonces podían darse el lujo de pagar una copia.
Nacido en la isla de Elba, Quintilio Gavassa llegó a nuestro país en 1878 cuando recién había cumplido los 17 años. Entró por Cúcuta, lugar donde aprendió el arte de la fotografía de manos del fotógrafo mexicano Martínez Leon; más tarde pasaría a Pamplona y de ahí a Bucaramanga donde, paralelamente al estudio fotográfico, trabajaba en la fábrica de pastas alimenticias "La Italiana" que él mismo había fundado.
En realidad, más que un estudio fotográfico, lo que había instalado Quintilio Gavassa en Bucaramanga era un laboratorio de química, muy parecido al de los legendarios alquimistas, lleno de frascos y cubetas, ácidos y bromuro de plata. La fotografía atravesaba por su primera etapa experimental y su trabajo era totalmente rudimentario. El fotógrafo debía elaborar no solamente las placas sino también el mismo papel, el copiado se realizaba mediante la luz solar ya que no existía la electrica y, como tampoco había ampliadoras, se tenían que utilizar negativos de todos los tamaños producidos en vidrio.
Hoy día nos sorprende la calidad de aquellas fotografías. La "Tarjeta de Visita", presentada sobre cartones diseñados especialmente para proteger la duración del trabajo, fue sin duda alguna una de las cosas que más llamaron la atención de los bumangueses. Era un instrumento de recordación social. La gente se hacía tomar una foto de medio cuerpo y la regalaba a sus amigos, quienes las coleccionaban en álbumes. De domingo a domingo, pues la "Foto Gavassa" no cerraba ningún día de la semana, iban las familias al estudio. Las mujeres llegaban empolvadas, muchas con vestido blanco, de seda brillante y zapatos con altos tacones.
Los hombres, de saco y corbata, entraban entre temerosos y sorprendidos al vestíbulo y, muchas veces, don Quintilio no necesitaba más que su presencia de una extrema seriedad -se cuenta que nunca se vio en sus labios una sonrisa- para que el grupo familiar se quedara totalmente quieto frente a la cámara. Los Puyana, los Villamizar, los Leal, los Wilches y los Cadena, son algunas de las familias cuyas fotografías aun se conservan.
Sin embargo, don Quintilio no se dedicó solamente a la fotografía de estudio. Muchas de sus placas son un valioso testimonio del transcurrir histórico de la región santandereana, y aunque murió en 1922, sus hijos Edmundo, Rafael y Quintilio, continuaron su labor hasta el año 1958. Así, encontramos fotos de la Feria Semanal que se realizaba durante el siglo pasado sobre la plaza principal de Bucaramanga, de la primera cervecería del país fundada en 1887 por un inmigrante danés de nombre Cristhian Peter Clausen, de la Guerra de los Mil Días, del general Rafael Uribe Uribe, de accidentes ferroviarios, de la celebración del Centenario de la Independencia en 1910, de la llegada del primer bus a la ciudad o del primer avión, de la visita en 1926 del presidente de la República General Pedro Nel Ospina, de la campaña presidencial de Enrique Olaya Herrera, en fin, de hechos y gentes que marcaron época en la historia del país.
Actualmente se realiza una exposición retrospectiva de las fotografías de Quintilio Gavassa e Hijos en la biblioteca Luis Angel Arango, que durará hasta el 12 de junio.