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'Thriller' tropical

Después de una larga ausencia regresa el director Sergio Cabrera. Su nueva película, 'Perder es cuestión de método', es una original historia de suspenso en medio de una Bogotá siniestra.

3 de abril de 2005

Para Segio Cabrera, el riesgo es fundamental en el cine. Por eso hace un poco más de tres años, cuando se encontró con Perder es cuestión de método, la exitosa novela de Santiago Gamboa, quiso hacer algo que parecía absurdo: un thriller en Bogotá. Entonces Cabrera era representante a la Cámara por Bogotá y su última película, Golpe de estadio, había sido estrenada en 1998. El director estaba en busca de una nueva historia y después de leer la novela quedó encantado. De inmediato compró los derechos y le encargó al guionista argentino Jorge Goldberg -quien ya había trabajado en Ilona llega con la lluvia- que hiciera una adaptación.

Cabrera no quería que fuera una adaptación exacta de la novela, sino que su argumento sirviera para denunciar cómo la corrupción está presente en todas las esferas y estratos de nuestra sociedad. Por eso buscó que la trama se centrara en el gigantesco caso de especulación inmobiliaria que investiga el protagonista de la novela, el periodista Víctor Silampa. En ella están involucrados políticos, empresarios, prostitutas, esmeralderos, periodistas y policías, por lo que Cabrera sintió que reflejaba exactamente lo que le había tocado vivir en su corta carrera política. "Me interesa desenmascarar el fenómeno de la corrupción. Quiero que la gente no sólo odie a los corruptos sino también a los que se han acostumbrado a la corrupción", le dijo a SEMANA.

Luego buscó a Santiago Gamboa para mostrarle su versión. Al autor le gustó tanto que se involucró muchísimo en el proceso y acompañó al director durante gran parte del rodaje. De hecho entre Gamboa y el actor Humberto Dorado 'bogotanizaron' el guión que había escrito Goldberg.

Gamboa ayudó a buscar locaciones para recrear el ambiente de la novela y participó en el casting. Y al parecer fue una colaboración muy exitosa. Según el escritor, los actores y los escenarios son casi idénticos a como él los describió en su libro. La única petición que Gamboa le hizo al director fue que le permitiera hacer un homenaje al escritor Roberto Bolaño. El chileno, muerto en 2002, era un gran amigo suyo. Cabrera aceptó y en escenas fundamentales de la película aparecen dos novelas de Bolaño: Nocturno de Chile y Los detectives salvajes.

Cabrera afirma que le gusta mucho el riesgo y que por eso esta vez quiso cambiar de género. "Hubiera podido seguir haciendo la segunda y tercera parte de 'La estrategia del caracol', pero realmente no me interesaba. Me gusta hacer películas que tengan veneno y que molesten a alguien. Quiero que mi cine le ayude a la gente a ver lo que está mal en este país" Obviamente, las dificultades de hacer un thriller policíaco en Bogotá son evidentes: tuvo que conseguir equipos que nunca se habían utilizado en Colombia y filmar en locaciones muy peligrosas. Incluso fabricó una represa artificial para la primera secuencia de la película.

Por eso, los productores querían en un principio que la película estuviera ambientada en México o en España. Es más, en algún momento se pensó en que fuera producida en Galicia, e incluso se llegó a escribir una versión del guión en la que los protagonistas eran traficantes gallegos. Sin embargo, Cabrera los convenció de que la historia sólo funcionaba en Bogotá. Su idea era hacer una película urbana, en la que la ciudad fuera un elemento central. Por eso contrató a Hans Burman, director de fotografía de Tesis y Abre los ojos, de Alejandro Amenábar. La idea de Cabrera era que Burman retratara una Bogotá caótica y oscura acorde con la trama policial, pero también moderna y, sobre todo, diferente a la especie de aldea que muestran otras producciones.

Pero la mayor dificultad de adaptar la novela de Gamboa fue concentrar la historia de 300 páginas en menos de dos horas de película. "El espectador de cine está mucho más prevenido que el lector de una novela. La novela se lee en varios días, mientras que la película sólo dura 100 minutos. Obviamente, el espectador está más concentrado y espera que cada detalle esté justificado. El trabajo del director debe ser especialmente riguroso". Por eso se vio obligado a eliminar algunos elementos esenciales de la trama original.

El personaje principal, el periodista Víctor Silampa, es interpretado por el actor Daniel Giménez Cacho. Gamboa considera que el actor español -que ha trabajado en películas tan importantes como La mala educación, Nicotina, Profundo carmesí y El callejón de los milagros- logra una caracterización perfecta de su protagonista, un periodista perdedor que encuentra por suerte una historia que le cambia la vida. Y Cabrera lo confirma: "Daniel preparó su papel con un gran profesionalismo. Vivió un mes en Colombia para perfeccionar su acento y cuando comenzamos ya tenía su personaje armado".

Además de Giménez, en Perder es cuestión de método figuran todos los actores habituales de las películas de Cabrera. Ahí están Humberto Dorado, Víctor Mallarino, Jairo Camargo y César Mora. Pero esta vez decidió incluir nuevos actores como Martina García. La joven, que hasta ahora había trabajado como modelo y actriz de telenovelas, interpreta a Quica, la coprotagonista. Fue una apuesta arriesgada, pero Cabrera insiste en que ella lo hizo de maravilla. "No me explico cómo con tan poca experiencia Martina ha logrado acumular tanta sabiduría y tanto oficio. Creo que está hecha del mismo material de las grandes estrellas de cine". También aparecen brevemente los protagonistas de novela Nicolás Reyes y Tiberio Cruz, así como Paola Turbay, Katty Sáenz, Ramiro Meneses e incluso el escritor Mario Mendoza, uno de los grandes amigos de Gamboa.

Perder es cuestión de método se estrena este fin de semana en todo el país y Cabrera sólo espera que el público responda a su arriesgada propuesta. En este caso, reconoce, ganar o perder ya no depende de su método.