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TIEMPO DE GANAR

"Ganadores", una crónica rural llevada al cine con ingredientes norteamericanos

20 de julio de 1987


El pueblo es pequeño, rodeado de plantaciones, silos, atardeceres rojos, con una sola calle donde funcionan la barbería, la tienda, el cine, la iglesia y la policía. El pueblo tiene también su escuela secundaria y como todos en Indiana, su equipo de baloncesto, un equipo pésimo con una sola estrella y ahora sin entrenador. Ha muerto. Al comenzar esta película protagonizada por Gene Hackman, Denis Hopper y Barbara Hershey, ubicada en los años cincuenta, con los primeros planos el espectador siente que se halla ante una historia sólidamente contada, con las imágenes indispensables, con una enorme economía de diálogos y una cámara que es testigo discreto del drama que se vivirá durante los minutos que siguen. El director se llama David Anspaugh y es un nombre que dará mucho qué hablar en los próximos años.

"Ganadores" comienza con la llegada al pueblo del nuevo entrenador. Un hombre que golpeó, diez años atrás, a la estrella de su equipo en Nueva York, por no hacer las cosas como él decía. Es contratado por el rector del colegio porque es su amigo y quiere ayudarlo. Desde los primeros minutos en el pueblo sentirá la desconfianza, el rencor, las ganas de no dejarlo trabajar, de impedirle que ocupe el lugar del muerto. Además, la estrella prefiere seguir jugando solitariamente en su patio.

La película es la recopilación de varias batallas. La del entrenador (Hackman) por convertir ese equipo de muchachos inseguros en algo más noble y valido. La pelea de todo un pueblo
por salir del anonimato en que se encuentra. La de un hombre que todos los días rueda por el suelo con su botella vacía (Hopper, candidatizado al Oscar por este personaje cálido y real), y la batalla del hijo contra ese padre a quien desprecia en público.
También la batalla de una mujer soltera por defender el futuro de ese muchacho que ya no quiere seguir jugando, una mujer (interpretada por Hershey, recientemente ganadora del premio en Cannes por Shy People), con la convicción profunda de que permanecer en ese pueblo es estar enterrada en vida y sin embargo sigue ahí, sembrando y cosechando y haciendo pasteles de manzanas que coloca en las ventanas para que se enfríen.

Este es el típico cine norteamericano, desarrollado con un ritmo seguro y constante, sin complicaciones técnicas, con personajes muy humanos y llenos de dudas, con conflictos que van estallando a cada rato, con enfrentamientos entre los distintos grupos que sostienen la vida escasa en un pueblo demasiado pequeño para todos pero lo suficientemente grande para que quepan todas sus frustraciones.

El entrenador es el protagonista de esta crónica rural y salvaje pero, no un héroe. El mismo se siente perdedor, tan hundido como ese beodo a quien intenta rescatar nombrándolo su segundo en la cancha. El pueblo también se siente hundido, por eso detesta al entrenador quien pertenece a otro mundo. Lo que ocurre cuando el entrenador le quita las vendas a todos, cuando los patea e insulta y los humilla, forma parte de una de las mejores películas que veremos este año.--