¿Un macho tejiendo? Esta imagen de Juan Sáyago, un hombre curtido y señalado por 18 años de cárcel, podría resumir la esencia de lo que inicialmente parecería ser el primer western criollo. Un macho tejiendo, sí, al lado de una mujer que lo ha esperado 18 años y a quien la vida convirtió en lo que ella misma describe como "una viuda ensimismada". Por primera vez en todos esos años, Juan Sáyago y Mariana pueden sentarse juntos a reunir con un par de agujas las puntadas que dejó sueltas el pasado. Pero este reencuentro sólo durará 24 horas: a Juan Sáyago le ha llegado el tiempo de morir.
La escena descrita es una de las más mensiones psicológicas que tiene esta historia de vaqueros que salió de la imaginación de García Márquez cuando, por allá en los años 60, escribir para el cine era una de sus mayores obsesiones.
No es la primera vez que el nombre de García Márquez se asocia a una producción audiovisual. Ya "La mala hora" hizo sonar sus campanazos EN TV; la cándida Eréndira, en compañía de su abuela, ha recorrido salas de cine de muchos países del mundo en una versión realizada por el mozambiqueño Ruy Guerra, y actualmente se prepara la versión cinematográfica de "Crónica de una muerte anunciada", que será dirigida por el italiano Francesco Rossi. Sin embargo mientras las anteriores fueron adaptaciones de obras narrativas, con las dificultades que esto implica, "Tiempo de morir" fue escrita por García Márquez específicamente para el cine. Según lo recuerda su hermano, el periodista Eligio García, una escena que García Márquez presenció una tarde lluviosa de 1964 en Ciudad de México --un antiguo pistolero tejiendo--, fue la semilla de esta historia contada en una versión de dos horas de duración, las dos horas más costosas de la TV colombiana. Difícilmente habría podido reunirse un elenco más escogido de actores: Gustavo Angarita, María Eugenia Dávila, Sebastián Ospina, Jorge Emilio Salazar, Santiago García..., bajo la dirección de Jorge Alí Triana, quien profesionalmente acaba de salir más fortalecido que nunca después de la versión de "El Bogotazo" que realizó para la programadora de Eduardo Lemaitre. Consultado por SEMANA sobre la forma como se seleccionó el reparto, el director afirmó que no hubo vacilación alguna en cuanto a la escogencia de los dos protagonistas: "Gustavo Angarita y María Eugenia Dávila estaban hechos para los papeles de Juan Sáyago y Mariana". Particularmente, la actuación de María Eugenia Dávila ha recibido entusiastas elogios de la crítica. El mismo García Márquez, quien conoció y aprobó la versión hace varios meses, se mostró positivamente sorprendido con la actuación de María Eugenia, de quien afirmó que jamás nadie había logrado imprimirle tanta fuerza a uno de sus personajes. "Fue un trabajo hecho con mística y disciplina en donde yo, lo mismo que mis compañeros, quisimos dar lo mejor de nosotros mismos, para captar la onda macondiana de García Márquez", afirmaba recientemente la actriz. Su personaje, el de una mujer viuda, de luto, 18 años a la espera de su único amor, es, irónicamente, el ancla que fija a Juan Sáyago a su destino ineludible: la muerte. Gustavo Angarita es Juan Sáyago. Intenso, marcado por el fatalismo, pero obsesionado con la idea de borrar el pasado para intentarlo todo de nuevo. Al contrario de las clásicas situaciones de los westerns gringos, en los que los buenos que van a parar a la cárcel siempre han sido acusados de delitos que no cometieron, y se lanzan en busca de venganza sin traza alguna de miedo, Juan Sáyago sí cometió el crimen que lo llevó 18 años a la cárcel y es un macho de carne y hueso que, además, teje, sufre de sed, usa anteojos y le tiene miedo a la muerte. Angarita, en declaraciones que ha dado sobre su experiencia en el papel de Juan Sáyago, afirma que fue definitivo y que por él tuvo que declararse oficialmente viejo. Pero no sólo asumió su mayoría de edad, sino que reconoce que el papel le significó una especie de Ph.D. de la actuación.
Los hermanos Trueba, interpretados por Sebatián Ospina y Jorge Emilio Salazar, constituyen un dúo dramático perfecto: el hermano mayor, Julián (Ospina), que empuja al menor, Pedro (Salazar), a consumar una venganza fatídica. Julián, a diferencia de su hermano, no ha desperdiciado un sólo día, desde que vio morir a su padre asesinado en un duelo con Juan Sáyago, en alimentar su odio y su sed de venganza. En un viejo armario conserva el vestido blanco, con rastros de sangre seca, que llevaba su padre el día de la muerte. Morbosamente lo descuelga, lo acaricia, lo viste y se debate entre un marasmo de presiones psicológicas que, como un péndulo, lo hacen oscilar entre la tentación de abandonarlo todo o de llegar hasta el final de su destino sanguinario.
Pedro Trueba es distinto. Sabe, porque su hermano se lo ha contado que debe echarse un muerto a las espaldas, pero hasta última hora lucho contra la maldición de verse enhebrado con la misma aguja que ha cosido en el cuerpo de su hermano un odio que no permite ni por un sólo instante dejar descansar el olvido.
Por último está Casildo, interpretado por Santiago García. Un viejo paralítico, condenado a morirse entre las sábanas sucias de una cama que, desde hace años, le sirve de morada.
Un ser humano consumido por el tedio que repite sin descanso el rito de llevarse a la sien un revólver para jugarse la vida en la ruleta rusa.
"Tiempo de morir" ya habia sido llevada al cine en 1965, dirigida por Arturo Ripstein, en una versión en la cual Carlos Fuentes había puesto su cuota. En esta oportunidad el reto era recuperarle el sello típicamente garciamarquiano, y quienes conocen el guión afirman que es sorprendente la fidelidad de la puesta en escena, en lo que fueron filtrados los ingredientes mexicanos que estaban presentes en la primera versión. Esta fidelidad, sin embargo, es lo que determiná cierto deleite en detalles de algunas escenas como aquélla en la que Mariana destapa una caja para sacar el revólver que le va a entregar a Juan Sáyago para que se defienda de los hermanos Trueba.
Aunque este tipo de circunstancias ha hecho que algunos le criticaran a la obra una extrema lentitud, otros la justifican entendiendo que su dramatismo no está basado propiamente en escenas de acción en el sentido formal, sino más bien en la configuración de un clima psicológico denso, de provocaciones, que es lo que establece las dimensiones de la tragedia que, al final de la obra, termina con la muerte de Julián Trueba y de Juan Sáyago, y deja abierta la posibilidad de que la historia se muerda la cola, haciendo recaer en Pedro Trueba todo el peso de este drama.
Aun cuando las críticas que ha recibido la obra son fundamentalmente favorables, hay quienes sostienen que sus personajes son demasiado teatrales y que la versión pasa por encima algunos requisitos fundamentales del lenguaje de la TV., porque más parece haber sido adaptada para su presentación en un escenario. Sin embargo, su carácter de tragedia, en el que se utilizan recursos como el de la anticipación y la ironía trágica, lo mismo que el hecho de que el pueblo cumpla el patético juego del coro de la tragedia griega, ("Lárguese compadre, no tiene chiste salir de la cárcel para buscar el cementerio..."), justificaría precisamente ese sabor teatral que deja la obra.
"Tiempo de morir" representa las dos horas más costosas de la historia de la TV colombiana. Se necesitó una inversión de 11 millones y seis semanas de filmación, para que 26 actores, 1.500 extras y 40 técnicos reconstruyeran una cita con la muerte en un pueblo hecho a retazos con imágenes de Ambalema, Honda, Mariquita, Nariño (Cmarca) y Bogotá. Esta variada lista de lugares podría llevar a pensar que hubo problemas para encontrar los lugares apropiados para la filmación de este video. Paradójicamente fue todo lo contrario. "Durante todo el proceso de realización estuvimos rodeados como de un halo mágico. Muchas veces nos sucedió que cuando parábamos en algún lugar para descansar, nos dábamos cuenta de que estábamos sentados en pleno escenario. Las locaciones estaban ahí. Eso expresa el nivel de captación y de expresión de la realidad que logra García Márquez", dice el director Jorge Alí Triana. Así fue como encontraron la casa en ruinas de Juan Sáyago, la cantina y el billar, lo mismo que la plaza de toros. "Desde que leí el guión, visualicé la escena de la muerte de Juan Sáyago en una plaza de toros abandonada y a mí, un maestro de teatro me decía que había que creerle a la primera impresión", dice Triana. Curiosamente la búsqueda de este escenario por poco obliga a todo el elenco a desplazarse hasta Cartagena, pero como en muchas ocasiones el "duende" que estuvo presente en el rodaje hizo su aparición.
Inicialmente habían localizado en Honda una plazuela portátil, pero cuando llegó la ocasión de filmar la habían desarmado. Se planteó entonces la necesidad de viajar a Cartagena, pero, como por arte de magia, uno de los miembros del equipo durante un paseo cerca a Mariquita descubrió, en medio de la maleza, la plaza que necesitaban. En 24 horas fue desmontada y acondicionada para la escena final del duelo que terminó con la muerte de los dos protagonistas.
En las actuales condiciones de crisis de la TV colombiana, un proyecto de esta magnitud podría parecer suicida. Sin embargo, directivos de R.T.I., la programadora que realizó la obra, afirmaron a SEMANA que con la exhibición en Colombia lograron amortizar cerca del 50% de la inversión y que esperan recuperar el resto con la venta de los derechos a otros países del mundo, como Suecia (que ya los adquirió), Argentina, Ecuador, Nicaragua, Estados Unidos, México e Italia, con los cuales se han realizado ya algunos contactos.
En resumidas cuentas, Jorge Alí Triana pasó la prueba del "Tiempo de morir". "He vivido protestando por falta de condiciones, y, de pronto, tuve la oportunidad de trabajar en condiciones más o menos normales en términos internacionales", dice Jorge Alí Triana, quien estaba consciente de que con este proyecto, o se le cerraban todas las puertas o se le abrían todas. Y tal parece que por lo menos una ha comenzado a abrírsele la del cine.
Actualmente, Focine estudia la posibilidad de llevar esta obra a la pantalla grande (ver recuadro). Parece, entonces, que el reto de Jorge Alí Triana será ahora pasar de ser la cabeza del ratón para convertirse en la cola del león.--
Rumbo al cine
Actualmente Focine estudia la posibilidad de que "Tiempo de morir" sea llevada al cine. SEMANA habló con quien sería el director de esta producción, Jorge Alí Triana, para precisar las diferencias que esta versión para cine tendría con respecto a la realizada para televisión.
SEMANA: ¿Se arrepiente usted de haber llevado "Tiempo de morir" primero a la televisión que al cine?
JORGE ALI TRIANA: El cine tiene una tragedia: no hay la posibilidad de hacer borradores. En este caso el video podría llegar a considerarse el borrador de la película, y esto es una ventaja.
S.: ¿Qué cambios le introduciría a la nueva versión para mejorarla con respecto a la anterior?
J.A.T.: Como la textura de la imagen en los dos medios es diferente, trabajaría más la luz. En segundo lugar, pienso que tendría que variar un poco el manejo del tiempo, y buscar un mayor crecimiento del clima dramático, porque pienso que algo le falta a la graduación de esa situación de conflicto que se mueve en el orden de las provocaciones. En cuanto a la descripción de ambientes, tendría que variar ciertos planos, ya que mientras el video favorece los primeros planos, y los generales se pierden, en el cine sucede todo lo contrario. Y por último, cambiaría a dos o tres personas del reparto...
S.:Cuáles son las escenas que más le gustan de esta primera versión, y que por consiguiente dejaría prácticamente intactas en lá película?
J.A.T.: Las de amor entre Juan Sáyago y Mariana, especialmente la escena en la que aquél teje. Y la última, en la plaza de toros, cuando se produce el duelo entre Sáyago y Julián Trueba, y luego Pedro Trueba venga la muerte de su hermano.
S.:¿Y cuáles las que más le disgustan?
J.A.T.: Hay una que odio: la del mercado. Es una escena que hubiera podido explotarse muy bien, y que sin embargo está totalmente desaprovechada, además de que fue un desastre hacerla. Las de la cantina, donde no pude hacer los encuadres que buscaba, porque la locación me lo impedía físicamente, y había problemas de luz. También modificaría el primer encuentro de Juan Sáyago con Julián Trueba en la calle. Y habría también que cambiar esas "rangas" de caballos, ya que en el fondo juegan un papel simbólico, y en el cine tendrían que ser los mejores exponentes.