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Lucas Saboya es integrante del trío Palos y Cuerdas, pero ahora se lanza con un álbum solista

Música

Tiple de largo recorrido

Lucas Saboya, quien acaba de ser nombrado mejor tiplista en el Festival Mono Núñez, presenta un álbum que es a la vez una exploración profunda de su instrumento.

Juan Carlos Garay
9 de agosto de 2008

Con esa larga historia que ostentan el bambuco y otras músicas del interior de Colombia, lo curioso es que son muy pocas las grabaciones que le dan al tiple un papel protagónico. En el formato de trío tradicional casi siempre ha sido la bandola la que lleva la voz solista, y el tiple acompaña, como diciendo que sí a todo. Son sólo unos pocos tiplistas los que han explorado a fondo las posibilidades ‘cantantes’ de su instrumento.
 
El año pasado circuló tímidamente el disco Ando tipleando, de Óscar Santafé, que es un documento pionero en varios sentidos. Santafé, un acucioso intérprete nacido en Pamplona, Norte de Santander, nos ayudó a aguzar el oído de una manera espléndida: utilizó tres tiples de diferentes materiales (cedro, palosanto y nogal) para darle a su disco una notable variedad sonora. Siguiendo por esa senda, aparece ahora Intemperante, el primer trabajo solista del músico boyacense Lucas Saboya.

Saboya fue premiado en la reciente versión del Festival Mono Núñez como mejor solista de tiple. La misma semana en que recibía el trofeo (que, a diferencia de los que entregan en las demás categorías, tiene forma de tiple y no de bandola) lanzaba su disco y sorprendía por una exploración muy completa del instrumento. Intemperante tiene momentos experimentales, de esos que crispan a los puristas, como una pieza de fusión con elementos de jazz; pero también incluye composiciones de maestros de comienzos del siglo XX tocadas con total respeto por los cánones. Parece como si el tiplista se hubiera adelantado a todas las posibles críticas. Sólo es convencional cuando corresponde y sólo es vanguardista cuando la música lo llama a arriesgarse.

El primer asombro surge cuando se le escucha haciendo una versión en tiple de una composición del jazzista Chick Corea. Saboya explica que para grabar esta pieza se imaginó que Corea la había escrito pensando en el típico instrumento colombiano: “Si alguien toca el tiple sin que le interese de dónde viene, sólo porque le gusta el timbre, adecua su conocimiento musical a eso. Yo vengo del bambuco, pero me enfoco más hacia el instrumento que hacia su historia”.

Esa puede ser la fórmula que le otorga al disco una sonoridad refrescante, aunque en algunos momentos también se nota algo de conciencia histórica en su interpretación. La segunda parte de Intemperante es una colección de solos de distintas épocas, ordenados cronológicamente y que abarcan un lapso de cien años. Uno va notando la evolución, desde el “surrungueo” sencillo hasta las armonías complejas, en la que puede ser una de las mejores lecciones de historia del bambuco narrada en 12 minutos.

Viene luego una muestra de la destreza de Saboya con la tecnología de grabación: unos ‘duetos’ que en realidad son el mismo tiple grabado dos veces. Y el disco se cierra con una suite para tiple y orquesta, con una estructura que recuerda los conciertos barrocos y que lleva el instrumento a un merecido nivel de sinfónica elegancia.

“La idea del disco puede ser mostrar la dificultad histórica que tiene el tiple para ser solista. Intérpretes como Pacho Benavides plantearon que se podía puntear; otros prefieren el rasgueo a la manera del cuatro venezolano. Lo cierto es que todavía estamos buscando el lenguaje”, reflexiona Lucas Saboya. Lo que no menciona, por evidente modestia, es que en esa búsqueda su disco es un paso importante y que, con el tiempo, será un eslabón vital en la fascinante historia del tiple.