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A TODO COLOR

Dos argentinos en el MAM y una colectiva de colombianos en la Galería El Museo, son las dos exposiciones más importantes del momento en Bogotá.

24 de abril de 1989

Las semanas recientes han sido de inauguraciones y lanzamientos.
Mientras la Oveja Negra sacaba al mercado "El general en su laberinto", la más reciente novela de García Márquez, el Museo de Arte Moderno y la Galería El Museo abrieron dos importantes exposiciones, que caen como anillo al dedo en estos días, un poco muertos, en cuanto a novedades en las artes plásticas.

En la primera de ellas, el Museo de Arte Moderno presenta la obra de dos pintores argentinos, Héctor Giuffré y Luis Felipe Noé. Giuffré nació en Buenos Aires, en 1944, y desde muy pequeño comenzó a trabajar en el mundo de la pintura. A lo largo de las 35 obras que actualmente expone en Bogotá, el espectador puede hacerse una idea de lo que ha sido su evolución. Sus primeros trabajos dejan apreciar una fuerte tendencia realista, que lo lleva a pintar obras de indudable impacto por la elaboración de los temas. Así, su Naturaleza Muerta es un ejemplo de esa búsqueda del conocimiento íntimo de las cosas, que lo motiva a detenerse en un objeto hasta descubrir sus rincones más intimos.
Con el paso del tiempo su obra fue cambiando. Sus realízaciones más recientes lo ponen en terrenos del arte figurativo. Es como si el artista tuviera en el mundo que lo rodea un instrumento para reconocerse a sí mismo. Su pintura de este periodo es una especie de proceso de aprendizaje, de conocimiento, tanto del mundo como de él.

El caso de Luis Felipe Noé es similar al de su compatriota Giuffré, en cuanto los dos sufrieron un proceso de transformación en su arte. En sus primeros años, Noé, quien nació en Buenos Aires en 1933, se sintió arrastrado por la preocupación por el hombre del siglo XX. El hombre fragmentado, desintegrado entre la maraña del desarrollo del que se convirtió en víctima. La elaboración de este tema lo llevó a nuevos retos artísticos hasta llegar a lo que se conoce como "cuadro dividido" (utilizado por otros artistas con similares inquietudes), en el que el universo de la obra se fragmenta hasta dar como resultado varios puntos de vista, varias facetas muy diferentes sobre un mismo trozo de realidad. A partir de 1966 y por cerca de 10 años, se retiro del mundo de la pintura. A mediados de la década pasada regresó a los pinceles, pero con una nueva concepción sobre su actividad y sobre la temática a tratar. Luego del hombre vino el mundo que lo rodea, su entorno, especialmente el natural. Se trata de un paisaje en el que se busca captar el constante movimiento de la naturaleza y del mundo. Es el complemento de su primera etapa.

"Gran formato, pequeño formato" es el título con el que la Galería El Museo muestra una interesante colección de obras de los más diversos artistas. Cada uno de los participantes, como el nombre de la exposición lo indica, está presente con una obra de gran tamaño y otra pequeña. El contraste es interesante en la mayoría de los casos, ya que se pueden ver grandes diferencias en las técnicas que un mismo pintor utiliza en las dos creaciones. Aunque en algunos casos la diferencia de tiempo entre la elaboración de una y otra obra puede despistar, se trata de una buena idea para conocer dos tipos de creación totalmente diferentes. Sobresalen por su belleza y su gran calidad artistica las obras del chileno Claudio Bravo y de los colombianos Fernando Botero y Darío Morales. Al lado de los consagrados hay artistas nuevos, como la barranquillera Vicky Newrnan. Es pues, una muestra en la que hay para todos los gustos, no sólo en el campo de la pintura, sino también en el de la escultura (Botero y Negret están presentes en este género, entre otros).

Así, el MAM y El Museo muestran obras muy diferentes entre sí, pero bastante interesantes. -