Home

Cultura

Artículo

TRADICION DE LO INTIMO

Dibujos de la colección del Ermitage se exponen por primera vez en Colombia.

22 de diciembre de 1986

La que podría considerarse la mejor exposición de arte jamás traída al país se podrá ver en las instalaciones del Museo de Arte Moderno de Bogotá a partir del 25 de noviembre. Una colección de 100 dibujos de los siglos XV a XVIII, perteneciente a las colecciones del Museo Estatal del Ermitage en Leningrado, darán la oportunidad a muchos colombianos de admirar obras de artistas como Fray Filippo Lippi (italiano, siglo XV), Durero, Rubens, Rembrandt y Tiepolo. Debido a la fragilidad del material, exposiciones de dibujos no son muy frecuentes, y especialmente de dibujos de artistas que constituyen la esencia del arte renacentista europeo. El prestigio del Museo de Arte Moderno de Bogotá, que como su nombre indica no es un museo dedicado a este tipo de exhibiciones, se fortalece con la confianza que el gobierno soviético deposita en él para alojar una muestra que sin lugar a dudas se convertirá en un bestseller.

SENTIMIENTOS INTIMOS
El dibujo, como técnica, tiene una historia algo corta en la tradición del arte occidental. Debido a que el papel fue introducido en gran escala a Europa apenas a partir del siglo XIV,los dibujos medievales son bastante escasos y el medio sólo comienza a popularizarse a principios del siglo XV en Italia, donde es utilizado como base o boceto para las pinturas; de aquí que el dibujo (disegno, en italiano) no vaya a ser tenido en cuenta nunca como un arte mayor, y mucho menos comparable con la pintura o la escultura. Por tal razón, la tradición conceptual del dibujo, en la historia del arte europeo, es la de un medio que revela la expresión y los sentimientos más internos del artista, debido a que este trabaja más rápido y más libremente, o sea más espontáneamente, con un lápiz y papel, idea que obviamente es cierta y comprensible.
La tradición práctica del concepto se encuentra extraordinariamente manifesta en las cinco escuelas en las que se divide la muestra: italiana, francesa, flamenca, holandesa y alemana, con representantes principales de cada siglo y estilo. En Italia se podrá observar cómo la línea algo dura y estática de Lippi, Carpaccio y Giulio Romano se transforma en la soltura barroca de Tintoretto y Barocci hasta llegar al elegante amaneramiento rococó de Guardi y Tiepolo. Los franceses, algo más clásicos en el fondo, van desde el fantástico y prosaico Callot (siglo XVII temprano) hasta los cortesanos Watteau, Boucher y Fragonard (siglo XVIII). Las principales figuras de la escuela holandesa son, nada menos Rembrandt y el paisajista Ruisdael, mientras que de la flamenca se encuentran Rubens, Van Dyck y Jordaens, entre otros. Aquí, será posible confrontar teoría y praxis sobre calidad y personalidad artística, pues se podrá comparar la genialidad y facilidad de Rubens con la imitación forzada que de él hace Jordaens. Y de los alemanes, con su línea expresionista y mística, los mejores ejemplos vienen de Schongauer hijo, Durero y Luhn, este último un raro exponente de las ideas rococó en la alta Alemania del siglo XVIII.
En cuanto al período total que cubre la muestra es interesante anotar que los dibujos representan ampliamente el pensamiento estético europeo desde el Renacimiento italiano hasta los albores de las revoluciones burguesas de finales del siglo XVIII. El "Perfil de Séneca" (c.1620) de Rubens revela cómo el equilibrio formal del Renacimiento, indicado por la línea clara y los componentes independientes, se ha transformado en un estilo más suelto, ligero e "impresionista", que se explica en parte por los gustos ampulosos de las grandes cortes europeas del siglo XVII; sin embargo, la esencia humanista, realista y ordenadora del Renacimiento se mantiene intacta, como se puede comprobar también en un dibujo producido un siglo y medio después por Giovanni Domenico Tiepolo, hijo del más famoso Giovanni Battista "Grupo de paseo" (c.1760). En realidad, la exposición de dibujos de los grandes maestros europeos dará la oportunidad al público en general de observar gráficamente cómo la inmensa tradición renacentista europea se mantuvo más o menos inalterable por cerca de cuatro siglos, hasta cuando el cubismo (con Braque y Picasso) a principios del siglo XX se propone romper precisamente con esa tradición.