TROPICALES QUE SE RESTAURAN

Uno de los grandes aportes que hizo la aparición del formato compact disc en el mundo de la música, hace algo más de una década, fue la posibilidad de empezar a reeditar los sonidos del pasado en un sistema que de alguna manera le permitiera una existencia con mayor futuro ya que las cintas, los acetatos y otras formas de guardar las grabaciones son de fácil deterioro. Los procesos digitales, complejos por cierto, han permitido incluso que cintas semidestruidas se puedan recuperar y así revivir documentos musicales de gran valor. El proceso llegó a Colombia unos años atrás y cada disquera, a su modo, ha tratado de reeditar parte de su material de archivo. Pero un caso particular ha sido el de Discos Fuentes que, en su calidad de ser una de las empresas discográficas más veteranas en materia de música tropical colombiana, aprovechó su catálogo y desde 1992 viene restaurando piezas que guardan no sólo un ámbito de nostalgia sino una riqueza musical que habla de verdaderos genios que hicieron su aporte a una serie de estilos que, por momentos, parecen haber quedado en el olvido si no es por sus reediciones actuales al estilo Carlos Vives, Moisés Angulo, Caramelo, Iván y sus Bam Band, y Café Moreno, entre otros. Aunque Fuentes incluye en sus reediciones algunas cosas relativamente recientes, como Los Graduados, Fruko y sus Tesos o Joe Arroyo, lo mejor de éstas se encuentra en trabajos publicados en los últimos dos años, en distintos géneros y artistas, que tuvieron su mejor momento en los años 50 y 60. Los vallenatos en su línea más clásica con legendarios como Juancho Polo Valencia, Alejo Durán o Calixto Ochoa y su conjunto, los porros y paseos del cartagenero Pedro Laza y sus Pelayeros, el encanto de las gaitas, porros y cumbias del revolucionario Pacho Galán o del eterno Lucho Bermúdez, entre otros, conforman este catálogo renovado. Allí, vale destacar el disco La música inédita de Guillermo Buitrago, producto de un meticuloso trabajo de depuración digital a partir de originales que se encontraban en discos de acetato de 78 rpm, y que permite ahora, con un sonido nítido, un acercamiento a esa música natural y espontánea de este hombre nacido en Ciénaga que fue uno de los grandes exponentes de la música costeña en los años 40. Este trabajo de rescate sonoro es un valioso aporte generacional en torno de la cultura musical colombiana en un ámbito que merece atención por considerarse el auténtico canto popular, que entonces tenía otras connotaciones sentimentales y sociales para una sociedad cuyos sueños eran, definitivamente, otros. Algo que se refleja en esta música.