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TWISTER

De la más taquillera cinta de este verano en Estados Unidos sólo se salvan sus efectos especiales.

5 de agosto de 1996

Director: Jan de Bont
Protagonistas: Helen Hunt, Bill Paxton, Jami Gertz, Cary Elwes
El sólo hecho de que Steven Spielberg aparezca en los créditos de una película es una garantía en la taquilla. Pero el éxito en el público no garantiza precisamente su calidad. Desde Tiburón, hace 25 años, Spielberg ha acostumbrado al público a seguirlo incluso únicamente para satisfacer la curiosidad que despiertan sus realizaciones. No importa qué tan buena sea la cinta, Spielberg siempre tiene preparada una sorpresa que paga la boleta. En esta ocasión se trata de las espectaculares escenas de uno de los fenómenos más temidos pero fascinantes de Estados Unidos: los tornados. Dirigida por el autor de Máxima velocidad, Twister narra las aventuras de dos grupos de científicos rivales que persiguen tornados con el ánimo de convertirse en los pioneros en analizar ese fenómeno natural desde su propio núcleo. Ambos han desarrollado los equipos adecuados pero el éxito de la empresa depende de la intuición para adivinar la trayectoria de tan caprichoso monstruo de viento. Como suele suceder con Spielberg y su equipo, la película es generosa en efectos especiales, muchos de ellos capaces de fascinar al público. Animales, vehículos y casas enteras son arrasados por tornados que parecen filmados en su realidad. Pero, también, como suele suceder con el creador de E.T., Twister se queda sólo en la maravilla visual, algo similar a lo que pasó con Parque jurásico. El guión, escrito por Michael Crichton, el mismo de los dinosaurios, es demasiado débil para resistir el excesivo número de tornados que deben soportar los protagonistas sin tener nada que decir. Así las cosas, la curiosidad que despiertan los tornados de Spielberg y De Bont queda satisfecha, pero la fragilidad de la historia fácilmente condena al espectador al rápido aburrimiento.