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UN CASTILLO DE NAIPES

La literatura europea vista por el autor de "Lolita"

VLADIMIR NA BoKO V. "Curso de literatura europea". Austen, Dickens, Flaubert, Joyce, Kafka, Proust, .Stevenson. Compilador, Fredson Bowers, Introducción, John Updike.
Traducción, Francisco Torres Oliver.
Buenos Aires: Editorial Emecé, 1984.
543 págs.
Son contados los casos de grandes literatos que llegan a ser igualmente críticos literarios notables.
No es cosa fácil adentrarse en los secretos y complicados vericuetos literarios ajenos, con la misma sensibilidad e inteligencia expresada en los propios. Esto ocurre, al decir del mismo Nabokov, porque "debemos mantenernos distantes y gozar de este distanciamiento a la vez que gozamos intensamente--apasionadamente son lágrimas y estremecimientos--de la textura interna de una obra maestra ".
Haber logrado realizar textualmente tal propósito es el gran mérito de este "Curso de Literatura Europea".
Allí han quedado agrupados con la aguda riqueza del detalle y la fina percepción selectiva los grandes maestros del siglo presente y pasado: Austen, Dickens, Flaubert, Stevenson, Proust, Kafka y Joyce.
Pero ¿de dónde procede ese talento literario del emigrante ruso Vladimir Nabokov, quien alcanzó la notoriedad y el reconocimiento universal merced a su exquisito libro llamado "Lolita"? Vladimir Vladimirovich Nabokov nació en 1899 en San Petersburgo (hoy Leningrado) en el seno de una familia rusa rica y aristocrática. Su padre, liberal, valeroso y combativo, sufrió cárcel por causa zarista tras su participación en la Primera Revolución Rusa--la de 1905--y fue asesinado tras la segunda revolución de octubre en 1922. Su vasta cultura anglófila sirvió a su hijo para aprender a hablar en inglés antes que supiese leer en ruso. Una institutriz francesa completaría su perfil cultural de corte europeo, desarrollado precozmente en la adolescencia hasta el punto de haberse familiarizado tempranamente y con la misma suficiencia en los clásicos franceses, ingleses y rusos tales como Flaubert, Verlaine y Rimbaud; Wells, Poe y Keats; Chejov, Tolstoi y Blok.
Nabokov terminó sus estudios secundarios cuando su mundo se estaba derrumbando. En 1919, a los veinte años, emigró a Cambridge con una beca concedida más para compensar sus tribulaciones políticas que por sus propios méritos intelectuales. Allí estudió literatura rusa y francesa, jugo fútbol, escribió poesia, enamoró jovencitas y nunca visitó la biblioteca de la universidad. Entraría luego en contacto con la cultura alemana por espacio de quince años. Durante esos años en Berlin tendría que ganarse la vida dando clases de materias inverosímiles: inglés, francés, boxeo, tenis y prosodia. Después vivió de recitales públicos y finalmente a su llegada a América se desempeñó como profesor, actividad que iba a ser, hasta la publicación de "Lolita", su principal fuente de ingresos.
Nabokov contaba con cerca de cincuenta años cuando llegó a Ithaca, al norte de Nueva York, después de haberse exilado dos veces, de Rusia por los bolcheviques y de Europa por Hitler. Sin embargo, en su segundo decenio americano logró sorprender a la crítica exigente con esa nínfula llamada "Lolita", concebida en París desde 1940 y engendrada finalmente en el año 53. El fermento de su fantasía individual lo llevó a enriquecer con esta audaz novela la vena nativa de la fantasía americana, cosa que le supuso la riqueza y la fama universal. Sólo así pudo dedicarse a unas vacaciones definitivas, las que sólo terminarían cuando la muerte lo sorprendió trabajando sobre estos escritos en 1977.
Pero lo que verdaderamente asombra de esta producción literaria es que aunque escribió todas sus novelas en ruso y la mayoría quedasen sin traducir y fuesen prohibidas por razones políticas en su patria rusa, sin embargo intentase inventar a los 50 años una cultura como la americana tratándole de agregar una pizca de "realidad". Pese a su miedo patológico a perder o corromper por influencias extrañas lo que habían salvado de Rusia, Nabokov inicia la reconstrucción literaria de un nuevo mundo cuando tenía sobrados motivos para encontrarse artísticamente agotado. La prejuiciada receptividad de la crítica americana recibió a "Lolita" como una versión antinorteamericana de un ruso que queria pervertir la joven América con la vieja Europa. Nabokov por el contrario confiesa que su verdadera tragedia consistía en tener que abandonar su idioma natural, su libre e infinitamente rica lengua rusa para acceder al derecho de ser escritor de lengua inglesa.
Atacado de inmoral y hasta de pornográfico por algunos, y de moralizante por otros, confiesa que no le importa que lo consideren o no pornográfico porque ellos sólo se interesan por el tema y no por el tratamiento del mismo; tampoco le importa ser acusado de cargar el lastre moralizante porque no se considera ni lector ni autor de novelas didácticas. "Para mi dice, una obra deficción sólo existe en la medida que proporciona lo que llamaré lisa y llanamente placer estético, es decir, la sensación de que es algo, en algún lugar, relacionado con otros estados de ser en que el arte (curiosidad, ternura, bondad, éxtasis) es la norma. Todo lo demás es hojarasca temática o lo que algunos llaman literatura de ideas".
Esta idea central sirve de guia a su visión de toda la literatura. "El estilo y la estructura son la esencia de un libro; las grandes ideas son idioteces". La verdadera idea del arte estaba impregnada para él de algo extra, esto es, de magia mimética o engañosa duplicidad del mundo; por ello rechaza todo lo que no sea asombro gratuito, no utilitario. "La verdad es que las grandes novelas son cuentos de hadas... la literatura nació el día que un chico llegó gritando "¡el lobol, ¡el lobo!" sin que ningún lobo lo persiguiera. Entre el lobo de la espesura y el lobo de la historia increible hay un centelleante término medio. Ese término medio, es el arte de la literatura. La ficción es ficción y calificar un relato de historia veridica es un insulto al arte y a la verdad".
Todo gran escritor es un gran embaucador, como lo es la architramposa naturaleza: "La naturaleza siempre nos engaña... Hay en la naturaleza un maravilloso sistema de engaños y sortilegios". Siempre se ha dicho que el arte imita a la naturaleza. De hecho agrega Nabokov, el autor no hace más que seguir las huellas de la naturaleza. Por ello el escritor es siempre un mago, un hechicero encantador que trata de seguir el ejemplo natural con el toque genial de su emoción. En esto consiste la magia: Tratar de apresar el movimiento de la naturaleza con la intuición del poeta y la precisión del científieo. Corr el corazón y la razón juntas. En todo caso entrelazando magia, narración y lección en un único y unificado resplandor.
La magia del arte combina así la imaginación sensual y el pensamiento seco y limpio cuyo esqueleto formal es también capaz de provocar lirismo.
Por todo lo anterior, remata Nabokov, se requiere para gozar de esa ambivalencia mágica de la misma naturaleza percibir no sólo con la emoción sensorial ni con el cerebro sino con la propia espina dorsal. Es ahí donde tiene lugar el estremecimiento estético: cuando se descubre un cabrilleo capaz de estremecer la espina dorsal. Entonees se opera el milagro del arte: pasar de lo inspirado a lo inspirador y construir un castillo de naipes que se va convirtiendo en un castillo de hermoso acero y cristal. -