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UN SIGLO DE ANTOLOGIA

De Ravel a la vanguardia acústica, la décima versión del Festival Internacional de Música <BR>Contemporánea es una mirada a los últimos 100 años de composición.

17 de mayo de 1999

Si existe un fenómeno que tendrán que explicar los estudiosos del próximo milenio, ese
será la música de este siglo que termina. Porque el hombre del siglo XX, por primera vez en la historia, dedicó
una atención inusitada al pasado y en general se fascinó oyendo y reviviendo su música, desde el canto
gregoriano hasta el impresionismo, que fue una puerta de la modernidad. En cambio pareció menos
preocupado por la música de su tiempo, salvo pocas excepciones. Al melómano promedio de hoy le
resulta más familiar Liszt que Volans, Cimarosa que Stockhausen, Telemann que Messiaen y Palestrina
que Gubaidulina.Los compositores del siglo XX, por regla general, han tenido un fuerte compromiso con
su obligación de producir un testimonio que no llame a engaños e ilustre bien los conflictos del hombre de fin
de milenio. Podrían haber hecho de lado estos objetivos y escribir una música que hubiese conectado más
fácilmente con los gustos de la gente. Pero no se lo permitieron. En medio de ese proceso se produjo un
abismo entre creadores y público. Abismo que en Colombia, desde hace 10 años, pretende zanjar el Festival
Internacional de Música Contemporánea de Bogotá, que desde su creación preside Cecilia Casas, una pianista
bogotana que jamás ha perdido su mística y que considera vital demostrar que la creación musical en
Colombia no es marginal por la enorme variedad de propuestas estéticas y por la misma originalidad de la
producción de los compositores nacionales.Esta décima versión contempla todas esas premisas. Primero,
porque parte de la necesidad que ven los organizadores en cuanto a la actualización de nuevas técnicas
compositivas. Segundo, como espacio internacional de confrontación de la más reciente producción nacional.
Y finalmente como oportunidad para que el público tenga acceso a una muestra que, además de la
selección de músicos nacionales, incluye intérpretes y obras del contexto iberoamericano (Argentina,
Bolivia, Ecuador, Puerto Rico, Venezuela, Canadá, Estados Unidos, Chile, Cuba, España y Portugal);
europeo (Alemania, Austria, Francia, Italia, Gran Bretaña, Polonia, Holanda y Rumania) y Lejano Oriente
(Japón).A lo largo de 20 conciertos, 10 talleres, cinco conferencias y sesiones de video, todos con acceso
gratuito para el público, se hará la mirada retrospectiva sobre la música del siglo XX, una mirada que
cubrirá desde la propuesta 'impresionista' de Maurice Ravel hasta la vanguardia acústica, pasando por
nombres como Sofía Gubaidulina, Karlheinz Stockhausen, Peter Eötvös, Joaquín Rodrigo, Xavier de
Montsalvatge, Anton García Abril, Adolf Plá, Garnet Willis, Edward Toldrá, Alfred Schnitkke, Germán Borda,
Witold Lutoslavsky, Blas Atehortúa y Dimitir Shostakovitch, entre otros.Luego de una función preinaugural en
el auditorio José Asunción Silva en la Feria Internacional del Libro, a cargo del Coro del Departamento de
Música de la Universidad Nacional, con repertorio de los denominados precursores musicales de la
modernidad, el festival se inicia el miércoles 21 en el Teatro Colón con la Filarmónica de Cundinamarca bajo
la dirección de Manuel Cubides. Al día siguiente, en la plazoleta de la Biblioteca Luis-Angel Arango,
ocurrirá uno de los eventos más novedosos, la instalación 'Esculturas sonoras' del mexicano Manuel Rocha
Iturbide. La diversidad de la muestra cumple bien el objetivo de dar una mirada al variado, original, extraño
y a veces contradictorio panorama musical del siglo XX y brinda una oportunidad de excepción al público.
Porque si en algo coinciden tirios y troyanos es en reconocer que la música de este siglo XX, alcanza su
momento de máxima persuasión con el público en la experiencia en vivo. Y este es un festival de puertas
abiertas.