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UNA MUJER PERVERSA

Una texana de 65 años, la nueva reina de la literatura

5 de octubre de 1987

"La chica apretó el paso y subió al bordillo. Llevaba zapatillas con suela de goma nuevas e inmaculadamente blancas, pantalones de pana negros y una camisa de manga corta blanca, con una manzana roja estampada en la pechera".
Así comienza la nueva novela de la norteamericana Patricia Highsmith traducida al castellano, "El hechizo de Elsie". Ese comienzo conforma uno de los secretos en el oficio de una escritora quien, con más de 30 títulos publicados y sesenta y cinco años bien conservados, se ha convertido en la gran favorita de millones de lectores en España y Latinoamérica. En Estados Unidos y Gran Bretaña lo es desde hace cuarenta años. En Colombia sus libros comienzan a imponerse entre lectores que ahora sienten menos prevención ante una autora que equivocadamente ha sido calificada como "maestra del género policíaco" .
Encorvada, con apariencia de bruja en reposo, enemiga de entrevistas, con una voz cascada por el cigarrillo y divertida con la reacción de la gente común ante la perversión de sus personajes y la violencia de las situaciones descritas en sus libros, así la conoció SEMANA cuatro años atrás en el festival de cine en la ciudad vasca de San Sebastián hasta donde había llegado para participar de una mesa redonda sobre las relaciones entre el cine y la literatura.
Por qué existe tanto interés, tanta devoción alrededor de los libros de esta autora, por qué directores de cine como Alfred Hitchcok, René Clement, Wim Wenders, Claude AutantLara, entre otros, se interesan por estos personajes que cometen crímenes imaginarios, por qué sus libros son tan buscados.
Ella misma tiene una explicación: "Escribir un libro que tenga éxito significa adquirir cierto ímpetu, cierto impulso y cierta convicción que duren hasta que el libro quede terminado. Un libro no se escribe de un tirón, como un poema, sino que es algo más largo que requiere tiempo y energía y, como también exige habilidad, tal vez la primera obra o incluso la segunda no encuentran mercado. Si así ocurre, el escritor no debe pensar que es malo o que está acabado y, por supuesto, los escritores con auténtico impetu no o harán".
La Highsmith rechaza los trucos baratos que la mayoría de los autores utilizan para atrapar al lector y sostiene que, "el libro es siempre mejor si contiene experiencias como de primera mano, realmente sentidas. Hay que llevar una libreta de notas, usarla aun después de haber escrito más de veinte libros, como yo. Los trucos literarios proporcionan entretenimiento endeble y el escritor no pretenderá que diviertan a los lectores inteligentes. Los trucos pueden inventarlos muchas personas que ni escriben ni desean escribir. Son sencillamente ideas ingeniosas que por sí mismas no tienen nada que ver con la literatura, ni siquiera con la buena prosa narrativa".
Para los lectores que no conozcan la obra de Patricia Highsmith, una recomendación: no se sientan rechazados con la falsa etiqueta de "policíaca" que llevan sus libros, aunque este género es uno de los más valiosos de los últimos cincuenta años. Es que la Highsmith trasciende ese género, sus historias encierran una mirada detenida y profunda a todo lo feo que encierra el ser humano, las dudas que lo torturan, sus ambiciones, su mediocridad, sus vacios, el temblor que lo sacude cuando falsifica la realidad, cuando desvirtua el amor, seres humanos cegados por su torpeza y su vanidad, esos son los personajes de la Highsmith, personajes que matan, mienten, destruyen, alteran el curso de la naturaleza y no se sorprenden, como Ripley, uno de sus mejores caracteres, cuando el castigo se acerca. Otros, para salvarse como Edith, acuden a una falsa realidad y se van hundiendo hasta cuando la misma muerte se les convierte en otra ilusión, más peligrosa.