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OBITUARIO

Uruguay despide a su poeta de a pie

Con los honores de un jefe de Estado, el pueblo uruguayo despidió a Mario Benedetti, el escritor más prolífico y leído que ha dado hasta ahora el país rioplatense. Por Alberico Lecchini, periodista uruguayo.

Alberico Lecchini
23 de mayo de 2009

Benedetti siempre afirmó ser un escritor para "los hombres de a pie". Su optimismo y alegría, dudas y angustias, zozobras y éxitos, expresadas en sus textos, reflejan a ese "hombre de a pie" como él mismo se definía. La compleja sencillez de su literatura, los giros imprevistos de sus cuentos, los meandros de sus poemas y la sutileza de sus análisis literarios le han dado un lugar entre los escritores del continente. Y uno de los más populares.

Sus primeros pasos ocurrieron en lo que en aquel entonces era un pueblo de campaña, Paso de los Toros, en el departamento de Tacuarembó, en 1920. Lugar que también fue cuna nada menos que de Carlos Gardel, según los propios uruguayos que dicen tener pruebas irrefutables sobre este asunto.

De ser eso cierto, la población, que hoy es ciudad, se llenará en el futuro de visitantes curiosos por conocer el lugar donde su madre lo trajo al mundo y donde lo bautizaron con cinco nombres, Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia, siguiendo la tradición italiana. Sin embargo, un negocio mal hecho obligó a sus padres a mudarse a Montevideo, cuando tenía sólo 4 años.

Montevideo en aquellos años 20 era una ciudad todavía con aire provinciano, pero en en donde se desarrollaban reformas sociales que en América Latina eran innovadoras. Además, la inmigración desde países europeos aportaba nuevos impulsos a la sociedad y a la cultura. En ese medio inició Mario Benedetti sus estudios primarios y secundarios en un colegio privado alemán y luego en uno público, pero debió interrumpirlos para trabajar en una casa de venta de repuestos.

A los 18 años probó suerte en Buenos Aires, pero volvió a Montevideo dispuesto a iniciar un camino periodístico y literario sin retorno. Así comenzó la historia del escritor, cuyo inicio tuvo lugar en un barrio humilde de Montevideo, y cuyos primeros cuentos y poemas, con copias hechas con papel carbón, vendía su hermano Raúl a los vecinos.

En 1945 Benedetti se integró a la redacción del semanario Marcha y publicó su primer poemario, La víspera indeleble, de la cual no quiso saber nada más. En ese año comenzó a tomar forma la legendaria Generación del 45, con escritores como Juan Carlos Onetti, Idea Vilariño, Mario Arregui, Emir Rodríguez Monegal, cuya característica fue la de sustentar una visión muy crítica de la sociedad uruguaya.

Tres años después integraría también la redacción de la revista literaria Número. Y en ese período publicó "en serio" sus primeros cuentos, y recibió un premio oficial por la edición de Esta mañana y otros cuentos. La novela Quién de nosotros es publicada en 1953 y poco después Benedetti se convirtió en el director literario del semanario Marcha, responsabilidad que mantuvo hasta 1974, cuando el gobierno de facto del presidente Juan María Bordaberry cerró la publicación que dirigía Carlos Quijano.

Logró dar el gran salto literario en 1960 con la novela La Tregua, todo un éxito editorial. El protagonista, un veterano oficinista ya viudo y a punto de jubilarse, ve encenderse de nuevo la llama del amor, aunque el destino rompe esa ilusión.

Un año antes de que se publicara La Tregua, había entregado un segundo volumen de cuentos, Montevideanos, y luego el ensayo El país de la cola de paja, donde plasmaría su visión sobre un país que se desgarraba y polarizaba por la crisis económica y política. Gracias por el fuego, otra novela que afianza su prestigio nacional e internacional, fue publicada en 1965.

Esos seres humanos que pueblan sus novelas, su poesía y sus cuentos, esos enamorados que fallan en la comunicación o se entienden en los silencios; esos pesimistas que comparten techo con los que creen en una humanidad mejor; esos burócratas grises que deshojan las horas como margaritas en sus oficinas, nos llevan de la mano por ese mundo que subrepticiamente nos comprende a todos y nos deja con un sabor agridulce.

En los 70 Benedetti publicó, entre otros, El cumpleaños de Juan Ángel, una novela experimental escrita en verso, donde el protagonista en un proceso de pocas horas sufre una metamorfosis que lo lleva a elegir el camino de las armas ante la opresión de un sistema. Su compromiso cada vez más notorio con el proceso político lo llevó a participar en el Movimiento 26 de Marzo.

En ese torbellino de ideas cada vez más radicales, enfrentamientos cada vez más violentos y una sociedad que se rompía, sobrevino el golpe militar en 1973, y un período de persecuciones a toda actividad política y voz crítica. Y allí estaba Mario, con su bolígrafo, apuntando al centro del corazón de los Pinochet, Videla, Álvarez y otros generales.

Pero la violenta realidad lo obligó a buscar refugio fuera del país. Primero, en Buenos Aires, pero allí la situación entró también en una espiral de violencia, por lo que debió marcharse exiliado a Lima, Perú. En la capital peruana los avatares con las autoridades peruanas lo persiguieron, y finalmente logró viajar y radicarse en Cuba. Es el año 1976 y Benedetti se incorporó al Consejo de Dirección de Casa de las Américas. Cuatro años más tarde cambió de isla y se instaló en Palma de Mallorca. En España colaboró con el diario El País y en 1983 decide residir en Madrid. En esos años de exilio salieron a la luz otros libros importantes como el drama Pedro y el Capitán, Con y sin Nostalgias (cuentos), Primavera con una esquina rota (novela), Vientos del exilio (poesía).

La etapa del exilio enriqueció su experiencia y su talento, pero rara vez abandonó mentalmente el paisito, como suelen llamar los uruguayos al Uruguay, y a sus entrañables personajes montevideanos. En una ocasión afirmó: "Sin embargo, pienso que lo único positivo que hizo la dictadura uruguaya fue desparramar a mis montevideanos por todo el mundo, y seguí escribiendo sobre ellos en las distintas geografías del exilio".

El escritor nunca se encerró en una torre de marfil una vez que el reconocimiento internacional lo abrumaba por los premios obtenidos . La humildad fue siempre una característica dominante de su personalidad, que sorprendía a muchos cuando lo conocían.

Después de caída la dictadura a mediados de los 80, Benedetti regresó a Uruguay con la energía de un muchacho, y emprendió nuevos proyectos. Ahí comienza el proceso que bautizó como el desexilio, donde muchos exiliados que debieron adaptarse abruptamente a nuevas costumbres, culturas e idiomas, al regresar a su país, enfrentaron nuevos conflictos al buscar un lugar en la sociedad que ya no era la que fue.

En 2003 Mario Benedetti presentó un nuevo libro de cuentos, El porvenir de mi pasado. En total publicó más de 80 títulos que le han dado la vuelta al mundo.

La muerte de su esposa en 2006, Luz Pérez Alegre, con la que había estado casado desde 1946, afectada desde hacía un tiempo por la enfermedad de Alzheimer, significó un duro golpe. Dejó de aparecer en público y se refugió en su apartamento en el centro de Montevideo. Su salud se resintió y debió ser internado en repetidas ocasiones. La muerte en el mes de abril de la poetisa Idea Vilariño, una entrañable amiga, fue un nuevo golpe a sus ganas de vivir. Así este 17 de mayo puso la muerte punto final a esa vida que fue ejemplar en muchos aspectos, por su integridad y dedicación a la causa del ser humano, por el amor y la justicia.