CINE
Venezzia
Una torpe puesta en escena arruina esta historia que aspiraba a ser una gigantesca película romántica.
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Título original: Venezzia.
Año de estreno: 2009.
Género: Drama.
Dirección: Haik Gazarian.
Guión: Jörg Hiller y Valentina Rendón.
Historia Original: Haik Gazarian.
Actores: Alfonso Herrera, Ruddy Rodríguez, Rafael Romero, Valentina Rendón, William Goite.
¿Por dónde empezar? ¿Por la voz en off aleccionadora que nos anuncia que vamos a ver una historia importante? ¿Por las actuaciones acartonadas, por los paupérrimos efectos especiales o por los lugares comunes? ¿Qué tal la llegada del protagonista a la Venezuela de 1942 en ese avión mal dibujado? ¿Qué tal cuando el personaje principal, un espía gringo que se llama Frank Moore, y que ha sido enviado al pueblo de Puerto Miranda a interceptar mensajes alemanes, explica por qué habla en ese español en el que hablan los galanes de las series mexicanas? ¿O qué me dicen del momento cumbre en el que, a manera de epifanía, nuestro héroe descubre quién es el villano detrás de una conspiración nazi que se nos había olvidado que estábamos investigando?
La poquísima atracción entre los dos protagonistas, las ínfulas de clásico de Hollywood, la música grandilocuente que de tanto en tanto nos advierte, como el pastorcito mentiroso, de un suspenso que jamás llega: hay tantas cosas que no funcionan en Venezzia que cuesta comenzar a enumerarlas.
Se atreve a situar su trama en un momento de la historia de Venezuela que sin duda valía la pena rescatar: los días de febrero de 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, en los que el petróleo venezolano les sirvió a las fuerzas aliadas para conseguir la derrota del nazismo. Se inscribe en la gran tradición de las gigantescas películas románticas enmarcadas en hechos históricos: ahí están, para hablar de las más recientes, superproducciones como Destello en la oscuridad, El paciente inglés, Pearl Harbor. Y se lanza, por los terrenos de Los puentes de Madison o El cartero siempre llama dos veces o El ocaso de un romance, a relatar uno de esos amores imposibles entre una mujer casada y un aventurero que le devuelve las ganas de vivir. No es una producción de mala fe. Ni más faltaba. Se le nota que aspiraba, en el papel, a ser una gran película.
Pero sus realizadores, perdidos en un género para el que no estaban preparados, extraviados en la exigente puesta en escena que requiere esa "intriga romántica" a la Graham Greene, no logran construir una sola situación creíble.
¿Qué tal los cambios súbitos en el tono de la fotografía? ¿Qué tal la torpe secuencia de suspenso, tipo cine negro, en la taberna bávara? ¿Qué tal la desaprovechada escena de sexo en la que a los dos implicados les da vergüenza moverse más de la cuenta como si supieran que todo eso lo están filmando? ¿O qué tal esto: Ella, que reúne todas las calidades para ser una heroína romántica latinoamericana pues responde al alegórico nombre de Venezzia (uno), se ha resignado a un marido que la maltrata (dos) y se está quedando ciega día por día por cuenta de una enfermedad degenerativa (tres), le explica a él, todo un soldado, que la guerra no es un juego de niños, como si la película fuera para grandes.