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Dos obras maestras del cine, "Lawrence de Arabia" y "Lo que el viento se llevó", regresan triunfales a la pantalla, restauradas y alargadas gracias a la magia del computador.

13 de marzo de 1989

Ahora, cuando las películas juveniles, las historias cargadas de sexo y violencia y los dramas pasionales parecen ser los favoritos de los espectadores, de millones de espectadores, surgen de sus propias cenizas, renovadas y actualizadas, embellecidas y aumentadas, dos de las más grandes películas jamás creadas por el hombre. Se trata de dos obras maestras que ya no podrán ser filmadas de nuevo, aun contando con todo el dinero, todo el talento y todos los recursos humanos y técnicos de Hollywood: "Lo que el viento se llevó", dirigida en 1939 por Victor Fleming (dicen que su nombre es el sexto de una cadena de realizadores empleados y despedidos por el productor David O. Selznick), y "Lawrence de Arabia", dirigida 27 años atrás por el maestro David Lean, quien a pesar de haber sobrepasado los 80 años está buscando locaciones para filmar una película más, "Nostromo", sobre el libro de Conrad.
Con el estreno de estas dos películas, piezas claves en la historia del cine, las nuevas generaciones de espectadores maleadas por las historias de Lucas y Spielberg, y acosadas por los puños de Stallone, Schwarzenegger y Chuck Norris, tienen la oportunidad de contemplar el cine dentro de su género más auténtico, el espectáculo y el entretenimiento, girando alrededor de personajes rebeldes y muy humanos, enfrentados a la maldad, la guerra, el odio y la segregación racial.
La nueva historia de "Lo que el viento se llevó" comenzó cuando el magnate Ted Turner, dueño de todo un imperio de las comunicaciones que incluye la cadena CNN y más de 30 mil títulos de la filmoteca de la Metro, decidió invertir dos años y 250 mil dólares en la restauración de los negativos de la película que dura cuatro horas,y cuyas copias cada vez estaban más desleídas e irreconocibles, sin el brillo del Technicolor original. Richard May, director del departamento de cine de Turner, buscó los negativos de nitrato, muy inflamables, negativos que en verdad estaban compuestos por tres copias ya que las descomunales cámaras del Technicolor cuando filmaban, hacían rodar tres películas en 35 milímetros que más tarde en el laboratorio se combinaban para lograr esos colores irrepetibles. Los laboratorios del Technicolor cerraron en 1974 y el equipo.de Turner (un millonario acusado de ponerle color a grandes clásicos en blanco y negro como "El halcón maltés") buscó otra solución para una película que se rodó en tres años, necesitó medio millón de pies de película y casi 5 millones de dólares en su producción, quebrando al productor, ganando ocho Oscares y recuperando hasta la fecha 2 mil millones de dólares. Los técnicos lograron refotografíar los negativos originales y, con ayuda de sofisticados computadores en laboratorios de Burbank, devolverle a la película esos tonos del Technicolor, más vivos más violentos y más agresivos que los tonos del cine actual. Desde la semana anterior, miles de espectadores menores de 45 años están haciendo filas para contemplar esas escenas con Clark Gable, Vivien Leigh y la ciudad de Atlanta, en llamas. La otra historia, la restauración amorosa y paciente de "Lawrence de Arabia" también ha entrado a la leyenda viva de Hollywood.
Esta es la historia del joven inglés T.E. Lawrence, quien en 1917 logró el milagro de unir las dispersas tribus árabes y enfrentarlas al invasor otomano. Convertir esa hazaña épica en una pelicula costó 12 millones de dólares en 1962, empleó 18 meses de rodaje en los desiertos de Jordania, Marruecos y España, y lanzó al estrellato a un actor desconocido (Peter O'Toole en el papel principal), además de ganar siete Oscares. Durante estos 29 años todos los críticos han coincidido en escogerla como una de las grandes obras del cine y Steven Spielberg recuerda cómo a los 15 años fue a verla y al día siguiente ya había decidido lo que quería ser en la vida:director de cine.
El director, David Lean, es una de las grandes leyendas de Hollywood, creador de otras obras maestras como "Doctor Zhivago", "La hija de Ryan" y "El puente sobre el río Kwai", películas monumentales y costosas que ya no se hacen más, no tanto por el dinero como por la concepción misma de la narración, el empleo del tiempo, la profundización en los caracteres y la reiteración en ciertos detalles que le daban al espectador de entonces una idea más concreta de la historia. Lo que 25 años atrás era un lenguaje, ahora puede tomarse como simple lentitud narrativa. El caso es que el productor Sam Spiegel había suprimido 20 minutos de la edición original de 217 para su estreno,y 20 minutos más en 1970, provocando la ira y la desesperación de Lean. Robert A. Harris, uno de los más famosos restauradores cinematográficos del mundo, enamorado de " Lawrence de Arabia", emprendió una campaña para devolverle a la película su metraje original.Harris cobró notoriedad hace poco por su trabajo en la restauración de "Napoleón" de Abel Gance, la película muda para la cual Carmine Coppola, el papá del director, compuso una partitura que él mismo dirige con las orquestas nacionales de distintos países.
Harris llevó el proyecto de restauración a Columbia Pictures y a su presidente de hace tres años, el productor David Puttnam, el mismo de "La misión". No fue fácil convencerlos. Puttnam, después de aprobar la idea, salió de Columbia. El proyecto quedó estancado v sólo con la mediación de Steven Spielberg y Martin Scorsese se logró reanudar el trabajo.Harris, con la ayuda de otro técnico, Jim Painten, logró una suma considerable, los mejores técnicos y laboratorios,y un tesoro; cuatro toneladas de cajas que contenían negativos filmados de "Lawrence de Arabia". Fue una tarea de paciencia y amor porque las cajas no estaban marcadas. Había que mirar cada pie de película, revisarlo y cuando en Hollywood se supo en lo que estaban, los mejores especialistas en edición, sonido, restauración y otros oficios, se ofrecieron a trabajar por un salario mínimo. Hasta Anne V. Coates, la editora original de la película, en 1962, se unió al grupo entusiasta.
Escenas hermosas que habían sido truncadas por razones de exhibición han sido alarzadas (incluyendo la escena de la violación de Lawrence, que había sido escamoteada, o tomas prolongadas del desierto que daban un mejor clima a la violencia que estaba incubandose, violencia que en la copia exhibida era apenas un asomo).Los colores originales han sido rescatados y el mayor problema se presentó con la banda sonora, incluyendo efectos y voces, porque las grabaciones originales estaban dispersas y perdidas. Como muestra del profesionalismo con que se trabajó, esta anécdota: hay una escena de un minuto en la que Alec Guinnes habla con Arthur Kennedy -el príncipe Feisal con un reportero. La escena es restituida a la película pero el sonido no existe. Entonces, los restauradores llevan una pareja de expertos en leer los labios y así pueden reconstruir el diálogo. Pero, hay que buscar a los actores y regrabar sus voces con un agravante: son sonidos producidos por ancianos. Entonces, se les graba en distintas capitales del mundo, donde estén,y más tarde esas cintas son procesadas por un computador que las rejuvenece. Las anécdotas y situaciones como ésta, abundan durante esos dos años de trabajo.
Para las nuevas generaciones de espectadores, esclavos del Betamax, contemplar estas dos piezas maestras, restauradas en todo su esplendor, es una experiencia irrepetible. Es el cine en su mayors apogeo, en su momento más espectacular, contando historias de mujeres rebeldes en medio de una guerra o soñadores que quieren liberar un pueblo de sumisos. Obras de dos genios como Victor Fleming y David Lean .