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VERSIONES ENCONTRADAS

El estilo de García Márquez, de escribir varias versiones de una obra antes de que finalmente se imprima, ha hecho que los investigadores sean los primeros en ponerles el ojo a sus originales.

18 de julio de 1994

MUCHO ANTES de que una novela suya se imprima, Gabriel García Márquez escribe una primera versión. Sobre ella corrige, elabora una segunda y repite la operación. Sobre la tercera corrige nuevamente, y continúa hasta que llega el momento en que el escritor se siente satisfecho con la última versión (nunca satisfecho del todo), y entonces autoriza levantar planchas para imprimir.

Este procedimiento sistemático ha hecho que al final una obra del escritor colombiano tenga no uno sino varios originales. De hecho, para su última novela, Del amor y otros demonios, Gabo realizó 10 versiones diferentes antes de que la undécima se convirtiera en el libro de pasta dura cuya primera edición estaba destinada a agotarse en cuestión de días.

Así, los textos mecanografiados de García Márquez que ingresaron hace poco al curioso mercado de los manuscritos y originales fueron valorados en varios miles de dólares no sólo porque pertenecen a un escritor de la categoría del Nobel colombiano, sino porque representan un material invaluable en cualquier universidad para un detenido y enriquecedor análisis literario sobre su obra y sobre los mecanismos utilizados por el autor para llegar a ella. Por eso lo que más llamó la atención del librero estadounidense Ken López a la hora de adquirirlos, fue la disimilitud que existía entre los originales y la obra editada. En muchos casos no solo se trataba de correcciones hechas a mano por Gabo, sino de verdaderas alteraciones del texto con respecto al finalmente publicado. De los originales que posee López, el cuento Rosas artificiales está en dos versiones, una de siete y otra de 10 páginas. De igual forma, de La siesta del martes existe una versión de nueve páginas y otra de 10. Incluso con un título diferente: Un martes de agosto.

Con estas características, lo más lógico es que los originales del Nobel colombiano tengan su destino final en la biblioteca de una universidad o de una institución especializada. De hecho, las universidades de Texas y Harvard, poseedoras de las bibliotecas más ricas del mundo en literatura latinoamericana, están interesadas en ellos. Y no sería raro que los adquirieran, pues como material de estudio los originales de García Márquez representan un patrimonio aun superior al de muchas colecciones inéditas.-