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VIVA SARAMAGO

La mejor obra de Saramago acaba de llegar a las librerías colombianas.

16 de noviembre de 1998

Memorial del convento
Jose Saramago.
Traducción de Basilio Losada
Editorial Alfaguara
Madrid, 1998
30.000
Quienes se desvelan todos los años por adivinar quién será el próximo premio Nobel de Literatura jamás imaginaron que caería alguna vez en José Saramago y por razones de peso. Si era ya más que justo y necesario que se galardonara a un escritor de lengua portuguesa, el candidato más aclamado era el brasileño Jorge Amado: he aquí la primera sorpresa.
La segunda tiene que ver con la ideología política de Saramago, que es comunista y de la cual no ha renegado aún, diciendo públicamente además que por ningún Nobel lo haría. Se le había oído decir también que "las cosas son lo que son con Nobel o sin él". Conociendo el complejo ajedrez político a que juegan quienes otorgan el premio, resulta sorprendente que se hayan decidido por este contumaz y desafiante portugués.
Fuera de tales anécdotas, hay que decir que, como pocas veces, el Nobel dio en el clavo, pues escogió a un escritor espléndido. La obra de Saramago es muy diversa, así como lo son su estilo y su escritura. Puede decirse que El año de la muerte de Ricardo Reis, publicado en 1984, le dio la popularidad y que el Evangelio según Jesucristo, de 1991, lo hizo famoso alrededor del mundo.
Sin embargo existe un consenso entre los lectores afiebrados del portugués sobre su novela maestra: Memorial del convento, aparecida en 1984. Coincidió con el otorgamiento del premio la llegada de esta obra a las librerías colombianas, editada por Alfaguara.
Es este el libro más complejo de Saramago, por la índole de su escritura, que es de corte barroco. No obstante, y ahí está uno de sus logros, el lector no se pierde con alambicaciones difíciles o vocablos desusados, pues se trata de una recreación maestra de esa escuela, hecha para ser leída hoy. Tal barroquismo corresponde al estilo que en su última fase imperaba en Portugal en el momento en que ocurre el tema del libro: el siglo XVIII. Saramago hace un inmenso fresco de la vida de su país en esa época: de su política, su cultura, sus fiestas, sus costumbres, su vida social y espiritual, su ciencia, su religión. Y lo hace a través de cuatro personajes principales.
El primero de ellos, el rey Juan V, casado con Ana María de Austria, gobernante que estimuló las ciencias y las letras y que, a la par, se metió en la Guerra de Sucesión de España y la perdió, junto con sus aliados, los Habsburgo. Juan, llamado 'el magnánimo', construyó el convento franciscano de Mafra, que es casi otro protagonista de la novela.
Como en el reverso de una moneda, están Baltasar y Blimunda, una pareja de mendigos que vive una historia de amor maravillosa y tiene un conocimiento de la realidad sabio en su elementalidad. Las diferencias en la escala social _el rey, los mendigos_ le sirven a Saramago para hacer un contrapunto, que vale como crítica a las aberrantes desigualdades sociales, crítica que no es obvia, sino irónica y hasta con asomos de humor.
Figura principal también es un cura católico, hereje y genial científico. Es el padre Bartolomeu Lourenço de Gusmao, quien está empeñado en inventar una máquina para volar. De Gusmao le sirve a Saramago para plantear sus inquietudes más reiteradas: la relación con Dios, la reflexión sobre la duda, el sentimiento de culpa y la discusión sobre las responsabilidades morales y éticas, inquietudes de las cuales el cura hace partícipe al par de mendigos, pues éstos son sus ayudantes en la empresa de volar.
Lourenço de Gusmao es un personaje histórico, nacido en Brasil, que fue perseguido al final de su vida por el Santo Oficio al comprobarse su conversión al judaísmo. El rey auspició durante muchos años su proyecto científico y a él se debe la invención del globo aerostático, por lo que se le considera uno de los precursores de la aeronáutica.
No es este el único personaje histórico que aparece en Memorial del convento: además de Juan V y su familia, aparece Doménico Scarlatti, profesor de clavicordio de la infanta María Bárbara. Vale recordar que las circunstancias históricas son todas reales y que el convento de Mafra existe. Debe ser una delicia para quienes conocen bien Lisboa, pasearla de la mano de Saramago, asistiendo a procesiones de Corpus, corridas de toros, autos de fe, fuegos de artificio o caminando las plazas, calles y callejones detrás de sus reyes y sus mendigos.
Mención especial hay que hacer de la traducción, asunto bien difícil en este caso por la riqueza del vocabulario y, sobre todo, por la complejidad de la construcción del edificio verbal, la extensión tan larga de las frases, su puntuación muy personal y la singular manera de desarrollar los diálogos. Pues bien: el traductor, Basilio Losada, hace un trabajo espléndido para entregar al lector un Saramago de verdad. Finalmente, valga tam-bién este Nobel para celebrar a la lengua portuguesa, que tan grandes escritores ha dado a las dos orillas del Atlántico y para reconocer a los que hoy están escribiendo en Portugal, al lado de Saramago, como Antonio Lobo Antunes y José Cardoso Pires.

Saramago en librerías
A los interesados en conocer la obra de Saramago, les informamos de los libros que se pueden conseguir hoy en el país: Cuadernos de Lanzarote ($ 38.000); Memorial del convento ($ 30.000); El año de la muerte de Ricardo Reis ($ 25.000); Todos los nombres ($ 28.000); Casi un objeto ($ 18.000); Ensayo sobre la ceguera ($ 28.000); Viaje a Portugal ($ 32.000).