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VIVIR PARA EL TEATRO Y NO DE EL

Después de 25 años de vida, el TEC tiene mucho que contar<BR>sobre la profesionalización del arte dramático en Colombia

22 de agosto de 1983

Estos veinticinco años de vida del Teatro Estudio de Cali, TEC, han abierto y cerrado a la vez una de las más importantes etapas de la historia del teatro colombiano. Prácticamente se puede decir que fue gracias al trabajo de Enrique Buenaventura y de otros pocos compañeros de generación que nació en el país la profesionalización del arte dramatúrgico. En el trabajo del TEC se asomó por primera vez en Colombia un Brecht que cuestionaba el difuso papel que tenía el teatro de salón,en la medida en que se podía buscar la transformación de público y no impulsar la mera diversión y el "sano esparcimiento".
Con Enrique Buenaventura se inauguró la contradicción de vivir para el teatro pero no de él, cosa que se ha vuelto un amargo lugar común, y en general se puede decir que con el TEC se comenzó a cambiar un hobby por un oficio. La generación de Buenaventura acuñó el término de "Nuevo Teatro" para referirse a la dramaturgia crítica, dirigida hacia el profesionalismo y que rompía con muchos esquemas.
El TEC montó en sus comienzos muchas obras pertenecientes a la dramaturgia clásica, y poco a poco fue limitándose casi que exclusivamente a piezas escritas por su director. Estos montajes se han caracterizado por la minuciosidad en los detalles y por una relativa buena actuación. Enrique Buenaventura siempre esta encima de las presentaciones, pendiente de cualquier detalle, lo que redunda en la buena calidad del espectáculo. Las tres obras traidas a Bogotá para celebrar los 25 años del grupo muestran ampliamente el estado de desarrollo del grupo: perfección en la puesta de escena y en obras relativamente simbólicas, cosa que queda patente en la "Opera Bufa", donde se muestra la historia de Centroamérica a través de personajes como el general, el eterno embajador de EE.UU., gamonales, campesinos, etc..
Para aclarar la visión que tiene el TEC de 25 años de trabajo, SEMANA entrevistó a Enrique Buenaventura alrededor de su vida, de cómo ve al teatro colombiano actual y de cómo ve su obra. El director del TEC comenzó a hablar espontáneamente de cuando se relacionó con el teatro, de cuando puso -o tiró- la primera piedra.
ENRIQUE BUENA VENTURA.: No desaforen aquí... ¿Dónde está la caja de los actores?... Maestro, las luces... Sabe, yo comencé el teatro por abajo. Yo me volaba del colegio y me iba por los circos, por las compañías del cómico de la Legua. Tenía un amigo que era Crovo, un chileno que era cirquero, cómico; era muy chévere, un hombre muy agradable y además un gran amigo mío. Fue en realidad el hombre que me metió en teatro. Entonces yo me iba con ellos a Pereira, Armenia. Generalmente íbamos con los circos y los toreros. Eso era en los cuarentas. Formamos una compañía que llamamos "Rosca", y en ese tiempo el que manejaba todo era el apuntador desde la concha. Decía qué tenía uno qué hacer, para dónde se tenía que mover. Era una cosa muy especial. Llegaba y nos decía: "Esta es la obra que nos va a salvar y la tenemos que estrenar esta noche". Y se estrenaba esa noche. Después yo me fui de Colombia con la compañía de Francisco Petrone, que llevaba "La muerte de un agente viajero". En Caracas la compañía se disolvió, y entonces empecé un peregrinaje muy largo que tiene que ver poco con el teatro en sus comienzos. Yo me fui a la isla de Trinidad, donde fui marinero un año. También fui periodista. Ya en Brasil comencé a trabajar en teatro nuevamente, y en Buenos Aires me metí mucho con el teatro independiente. Yo me formé más en la práctica, en la pura práctica.
SEMANA.: Pues esas eran otras épocas. Antes había que inventarse el teatro en Colombia. Y ahora que ya está inventado, ¿cómo lo ve en este momento?
E.B.: Pues ahora existe un movimiento teatral con un desarrollo interesante, muy rico, que en verdad permite interinfluencias muy grandes. Uno puede ver elementos del TEC en La Candelaria y viceversa. Ahora esto no es nada nuevo. Esto ha ocurrido cuando ha existido un movimiento teatral. Y esos movimientos teatrales han existido rara vez como verdaderos movimientos teatrales.
S.: ¿Cuál es el aporte que el TEC le ha hecho al "Nuevo Teatro Colombiano"?
E.B.: En el mensaje que nos mandó la Corporación (Colombiana de Teatro) se dice que uno de los aportes principales del TEC fue el de iniciar el trabajo profesional de dedicación profesional cuidadosa al trabajo serio de este país. Y es cierto. Nosotros iniciamos el trabajo profesional de dedicarnos mucho tiempo al trabajo del escenario. Los grupos antes de eso ensayaban una vez a la semana, ensayaban por las noches o lo hacían más o menos. No era una cosa profesional de dedicación minuciosa que no solamente ha llegado en el caso del TEC a la elaboración del trabajo escénico con carácter profesional, sino también en la teorización. Yo creo que uno de los aportes importantes al Nuevo Teatro Colombiano y al teatro latinoamericano es la teorización de nuestro trabajo.
S.: En todas sus obras, al menos en las que he visto, la relación entre política y teatro es una. Pero de todas maneras esas obras están cortadas por una misma tijera. Tienen una manera de representar que a veces puede parecer muy esquemática.
E.B.: Puede parecer, pero nosotros tratamos de que no sea así. No hay cosa que nos parezca más terrible que una visión esquemática de la vida y de la sociedad. Yo, por ejemplo, no creo que "La ópera bufa" sea esquemática. Puede ser, pero no es mi opinión. Porque en "La ópera bufa", justamente la riqueza de los textos que recoge de los grandes narradores, de los grandes poetas latinoamericanos hace que no sea esquemática. Pero es también una apreciación que existe. Yo he oído decir que Neruda es un poeta esquemático. Yo no lo creo. Neruda es un poeta profundamente relacionado con la política, Pero Dante también, y Shakespeare también.
S.: Ahora que cumplen 25 años, ¿qué piensan de los trabajos que van a tener cuando cumplan cincuenta?
E.B.: Muy difícil, muy difícil.
S.: ¿Adelantarse 25 años?
E.B.: Claro. Además en este país uno qué sabe. No sabe qué va a pasar dentro de dos o tres años. Puede cambiarle la vida a uno radicalmente. Y yo lo que menos he sido en mi vida es futurólogo.
S.:¿Presentólogo?
E.B.: Presentólogo sí, porque presento obras sobre el presente.