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VOLVER A QUERERNOS

Un drama típico de Hollywood sobre la unión familiar y la crisis matrimonial.

19 de agosto de 1996

Director: Robert Allan Ackerman
Protagonistas: Susan Sarandon y Sam Shepard
Dicen que las mujeres dejan de dormir cuando son madres. Tal parece ser la consigna que el director debutante Robert Allan Ackerman está dispuesto a confirmar en Volver a querernos. Justo en la mitad de su vida, con seis de sus siete hijos lejos de casa y un matrimonio de 25 años a punto de desbaratarse, la inagotable Mag debe asumir uno de los momentos más dramáticos de su vida cuando la televisión se encarga de anunciarle la posibilidad de que uno de sus hijos haya muerto en el Sinaí tras una explosión en el campamento de la tropa permanente del ejército norteamericano en oriente. Impotente y angustiada, Mag se convertirá en el eje alrededor del cual su familia probará la fuerza de su unión. Nadie mejor para este papel que Susan Sarandon, una actriz curtida y profesional en quien el director logró reunir las virtudes más excelsas de una madre tradicional: su desvelo sobreprotector, su constante preocupación porque sus hijos puedan realizarse, su angustia por la probabilidad de que todo lo haya hecho mal, pero sobre todo la insoportable sensación de que no pueda vivir si a alguno de ellos llega a pasarle algo. Tal vez por eso la escena que mejor resume esta película es aquella en la cual Mag le confiesa a la novia de su hijo mayor que la única descripción que puede hacer de sí misma es "soy la madre de siete hijos". La fuerza interpretativa de Sarandon, con quien cualquier madre se identifica de inmediato, le da el tono a la película y es ella, sin duda, la encargada de llevar también el ritmo. Sin embargo el afán del director por encontrar la redención de la familia en un par de escenas conmovedoras la convierten en una cinta un tanto efectista, más parecida a un capítulo de la popular serie de televisión Ocho son suficiente que a una verdadera propuesta cinematográfica.