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VUELVE EL PARQUE

El restaurado Teatro del Parque Nacional de Bogotá es la sede de una original propuesta de educación infantil con un pie en las artes y otro en la ecología.

11 de diciembre de 1995

AUNQUE PAREZCA MENTIRA, LA JUNgla de asfalto que hoy es Bogotá alguna vez tuvo orden, un proyecto urbanístico y una armonía vital. En la década de los 30 el centro de la capital fue concebido como un gran pulmón verde del que hacían parte el Parque de la Independencia y el monumental Parque Nacional. El paraíso no duró mucho. La Avenida Eldorado y la carrera quinta rompieron como dos cicatrices de concreto los sueños verdes de estos dos parques. Uno de los principales damnificados de estos desastres urbanísticos fue la interesante construcción del Teatro del Parque Nacional.
Con el paso de la carrera quinta, la construcción de canchas de fútbol, una vía asfaltada y la destrucción de su plazoleta, este edificio terminó en un rincón olvidado, con una entrada que no conducía a ninguna parte y sepultado en un sitio casi inaccesible.
Por esto, tal vez pocos bogotanos recuerden su fachada o tengan clara su imagen exterior. Sin embargo este edificio, construido por el arquitecto Carlos Martínez como parte del gran proyecto urbanístico de Karl Brunner, desde 1936 ha sido uno de los pocos guardianes de los sueños de los niños en una ciudad que los ha sacado olímpicamente de cualquiera de sus planes. Dedicado desde el año de su fundación a la programación de títeres, es el único espacio estatal en su género para aglutinar la producción de espectáculos escénicos infantiles. Sin embargo, nunca se había utilizado al máximo la capacidad de 150 espectadores de su sala, sino que más bien se le había desperdiciado en un marasmo oficial que permitió la construcción de dos oficinas y una cocina en su hermoso frente y que se le tapiaran ventanas y puertas indiscriminadamente.
Pero a partir de esta semana comienzan a soplar buenos vientos para este teatro que depende de la administración de Colcultura, no sólo por la restauración impecable del edificio que tuvo en cuenta la relación orgánica con su exterior, sino por el innovador programa con que se ha concebido la nueva etapa de esta institución.
Adelaida Nieto, su directora, quien poco tiene que ver con el prototipo del funcionario oficial para los que la administración del Parque llegó a constituir casi un exilio, se ha atrevido durante dos años a gestar un amplio programa de educación infantil. Este proyecto no se limita a los tradicionales talleres de manualidades o a esporádicas funciones de títeres. El plan tiene muchas más ambiciones: se propone devolverle a los niños la capacidad de oler y tocar el mundo, de hacerlos sentir habitantes del planeta Tierra, de abrirles la llave del asombro y la sorpresa. No son sólo utopías. Aprovechando su ubicación y las dos hectáreas que administra del parque, se han comenzado a construir jardines con plantas nativas y senderos ecológicos con los que se intentará atraer la avifauna del sector perdida desde hace muchos años. En este contexto a los niños se les ofrecerán talleres interactuantes de las artes dramáticas y musicales, de paisajismo, de aventuras con el medio ambiente, entre otras actividades..E incluso en la cafetería tendrán la posibilidad de saber qué clase de alimentos están ingiriendo y para qué les sirve. Según Juan Luis Mejía, director de Colcultura, la idea es generar un concepto de cultura integral, en el que las formas de expresión del niño no estén fragmentadas entre sí ni respecto al medio ambiente.
El teatro, declarado la semana pasada monumento nacional, también será una manera de impulsar las producciones escénicas infantiles, a las que Nieto considera les falta todavía mejorar su nivel para poder cumplir con una programación de calidad durante todos los días del año. Lo que por el momento sí se puede asegurar es que "El señor Cabezas" del grupo La Fanfarria, la obra que inaugurará la sala este fin de semana, es una de las propuestas más plásticas y logradas del teatro infantil de los últimos años. Después de este broche de oro, el teatro tiene luz verde para su sui generis programa, que busca irradiar sus experiencias en todo el territorio nacional con un modelo que vale la pena imitar.-