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VUELVE Y JUEGA

Con permiso para matar, Timothy Dalton continúa la leyenda del 007.

31 de agosto de 1987

Un grupo británico entrenado en luchar contra los terroristas, avanza en medio de la oscuridad mientras se aferra con uñas, garfios, cuerdas y botas a las paredes rugosas del peñón de Gibraltar. Supuestamente es un simulacro de combate. Supuestamente porque pronto los disparos con pintura roja se convierten en balazos verdaderos y en medio de los simios asustados, uno de los militares con el rostro untado de camuflaje descubre que alguien los está acabando. Para quienes durante más de veinte años han visto al actor galés Timothy Dalton interpretar los personajes del teatro clásico, es toda una sorpresa descubrirlo ahí, trepando esas rocas y saltando sobre la lona de un camioncito mientras intenta atrapar al matón que, como en las once películas anteriores con el personaje de James Bond, siempre hace de las suyas antes de la aparición de los créditos.
Así comienza "Su nombre es peligro", la tan publicitada, debatida y esperada nueva película que retoma una vez más un personaje creado en 1952 por Ian Fleming, un oscuro periodista inglés quien, durante la Segunda Guerra Mundial, también era agente secreto. Dice la leyenda que la esposa del autor, una señora detestable y aburrida, le sugirió que escribiera algo divertido mientras pasaban unas vacaciones en Jamaica. Tomando elementos de espías reales a quienes había conocido, Fleming escribió "Casino Royal" y fascinado con el invento y estimulado por algunos amigos siguió escribiendo durante doce años para un total de trece libros y varios cuentos dispersos. En 1962 se filmaría la primera de las películas con James Bond. En estos 25 años, cuatro actores lo han interpretado: Sean Connery ("Doctor No", "El regreso del agente 007", Coldfinger, "Operación trueno", "Sólo se vive dos veces", "Los diamantes son eternos", además de una secuela que los historiadores no toman en cuenta, "Nunca digas nunca jamás"), George Lazenby" ("Al servicio secreto de su Majestad"), Roger Moore ("Vivir y dejar morir", "El hombre del revólver de oro", "La espía que me amó", Moonraker, "Sólo para sus ojos", "007 contra las chicas mortales", "En la mira de los asesinos") y ahora un actor quien a los 21 años de edad debutó en el cine al lado de Peter O'Toole y Katie Hepburn en "León en invierno", vivió quince años con Vanessa Redgrave y pronto será visto en una comedia de terror "El doctor y los asesinos".
Los seguidores de James Bond descubrirán que el tono de la aventura, la actitud del personaje, los villanos, los elementos sofisticados utilizados recuperan cierta ingenuidad, cierto humor negro de las películas originales y aunque las escenas sexuales se han reducido y el ambiente erótico es monogámico, al parecer como secuela del pánico por el SIDA, uno encuentra numerosos lazos entre este Bond y el de Connery, cuando los espectadores apenas descubrían el nuevo mito que ha sido mirado hasta ahora por más de 1.500 millones de espectadores.
Como siempre los enemigos son soviéticos. La moraleja política sigue siendo maniqueista y en esta nueva historia hay personajes que tienen nexos con la realidad inmediata: un mercader de armas, robusto y amante de las playas españolas; agentes soviéticos que hacen el doble juego a las potencias; grupos terroristas que se ofrecen al mejor postor, y un personaje hermoso, rubio, delicado de una muchacha a quien Bond evitará matar cuando comienza la historia. Ella remplaza a todas las amantes voluptuosas de las películas anteriores.
Para esta nueva generación de espectadores, estas aventuras quizás resulten ingenuas y románticas, lentas y anacrónicas (en comparación con la dinamita exhibida por Mel Gibson en "Arma mortal", también en cartelera), porque la película tiene varias zonas muertas pero en el fondo persiste la leyenda de un personaje cínico, lanzado a defender un mundo occidental que ya no quiere ser defendido porque se sabe perdido.