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Vías lácteas

Vías lácteas

Foto: Juan Carlos Sierra / Juan Carlos Sierra
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Mario Celis es soltero y vive solo en una pequeña cabaña construida por él mismo. Comparte su vida con nueve cabras, que son sus amigas y su fuente de trabajo.

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Todos los días y muy temprano, los vecinos del sector acuden donde Mario Celis para que les venda leche de cabra para el desayuno de sus familias.

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Globito, Pompón y Huesitos son algunos de los nombres con que Mario bautizó a sus cabras. Todos los días se levanta temprano para alimentar y acariciar a sus 'amigas'.

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Mantener nueve cabras no es nada fácil. Dos veces al día deben someterse a un baño exhaustivo porque la limpieza e higiene son fundamentales para el negocio de Mario.

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Mario Celis es un vendedor ambulante de leche de cabra. Todos los días sube en su triciclo a tres de sus cabras para salir a las calles de Bogotá a ganarse el sustento de cada día.

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Mario vende diariamente alrededor de 35 vasos de leche de cabra mezclados con Cola Granulada y miel de abejas. Cada vaso de este energizante coctel vale 1.500 pesos y si adicionalmente el cliente quiere mezclarlo con brandy, el costo sube a 2.500 pesos.

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Alejandra tiene 2 años y es una de las mejores clientes de Mario. Desde cuando tenía 6 meses de edad consume a diario un vaso de leche de cabra, que le vende Mario. "'Buñuelito' nunca se me ha enfermado de gripa gracias a la leche de cabra", dice su mamá.

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Todos los días, en las calles de Bogotá se encuentran personas de todas las clases y condiciones sociales, haciendo uso de las bicicletas.

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La venta informal de leche de cabra es una actividad comercial poco conocida para una ciudad desarrollada como Bogotá.

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La bicicleta o 'tricicletas' son una alternativa importante para el rebusque laboral de los colombianos. En Bogotá hay alrededor de 600 kilómetros de ciclorrutas, que son aprovechadas por el transporte informal.

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El plástico y la madera fueron los materiales utilizados por Mario para construir su hogar, que comparte con nueve cabras de todos los tamaños.

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El cuidado de las cabras es agotador, incluso, para alguien con la experiencia de Mario, que desde los 14 años tiene este trabajo, que ocupa el 100 por ciento de su tiempo y cuidado. Su sueño es conseguir el dinero suficiente para comprar una camioneta y transportar un mayor número de cabras a varios sitios de Bogotá.

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