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Seguidores de Santa Fe en la final frente a Nacional | Foto: AP

DEPORTES

10 cosas horribles de la final del fútbol

Los lunares de la estrella que ganó Atlético Nacional y que se le fue de las manos a Santa Fe.

Mateo Ponce de León , especial para Semana.com
18 de julio de 2013

La tecnología, la eficiencia, la seguridad y el manejo de las formas están cada vez más ligados al deporte de alto rendimiento. Hay hechos, sin embargo, que muestran que al menos en lo que tiene que ver con el fútbol, el deporte más popular entre los colombianos, no ocurre, como se vio en la final que ganó Atlético Nacional y perdió Independiente Santa Fe. Son cosas que afean el mejor espectáculo del mundo.

1. Este jueves, en la mayoría de los diarios del país, está en primer plano un señor que para información de los lectores se llama Ramón Jesurum, presidente de la Dimayor. Al contrario de lo que hacen los directivos de un torneo en donde todo detalle cuenta –Joseph S. Blatter, presidente de la FIFA, en la Copa del Mundo; Michel Platini, presidente de la UEFA, en la Liga de Campeones–, el trofeo de campeón se les entrega a los jugadores en una línea de atrás de tal forma que tan pronto el capitán levanta la ansiada Copa, se gira y la muestra sonriente para sus hinchas. Estos ven ese momento de gloria en las fotografías o a través de la televisión en una imagen inolvidable. Jesurum no. Él, muy a la colombiana, se hizo en primera línea, le mostró la espalda a todo el país y cuando entregó el trofeo ¡oh, sorpresa! él era el protagonista de las imágenes, y no, como debe ser, los jugadores.

2. Cada vez el lujo y el glamour llegan más al deporte. Las marcas más sobrias del planeta se toman los espacios deportivos porque saben el interés que este despierta. Basta ver, por ejemplo, la elegancia de las sillas del banquillo del Real Madrid confeccionadas por Audi. Así las cosas en donde Nike, Adidas, por citar un par de casos, confeccionan elegantes maletines deportivos, la pregunta es ¿por qué uno de los integrantes del Atlético Nacional subió a recoger el trofeo con una bolsa negra de basura? ¿Qué llevaba allí? ¿Por qué la levantaba con tanto orgullo? En algunos periódicos se ve más la bolsa de basura que la copa ganada.

3. ¿Puede haber una imagen tan paradójica como la de los jugadores de Nacional corriendo emocionados con sus trofeos en un frío y vacío estadio? Es urgente buscar mecanismos para que los aficionados que sigan a sus equipos puedan entrar a los escenarios. En un deporte de multitudes, la soledad es un contrasentido. El veto, como ocurrió en la final entre Millonarios y Medellín el semestre pasado, tanto en el Atanasio Girardot como en el Campín, y que se repitió ahora con Nacional y Santa Fe en los mismos estadios, para las hinchadas rivales no puede hacer carrera. Hay que trabajar para que las aficiones acompañen con libertad a sus equipos. Lo de la noche del miércoles es un pésimo mensaje para todos, centenares de hinchas de Nacional entrando clandestinamente al estadio, con su camiseta escondida debajo de otra prenda, y la sacada del estadio de muchos de ellos por sus rivales al descubrirlos, al grito: ¡Fuera, fuera, fuera! es de barbaros.

4. Por protección, los familiares de los jugadores del Atlético Nacional fueron dejados en la tribuna incluso mucho tiempo después de que los seguidores de Santa Fe ya se habían ido. ¿Por qué no se les permitía bajar a estar en la celebración con sus seres queridos? ¿Para qué esconderlos? ¿A ese grado de violencia hemos llegado? En otros estadios las cámaras siguen permanentemente a mujeres como Sara Carbonero, novia de Iker Casillas, o a Shakira, pareja de Gerard Piqué, mientras que aquí esposas y compañeras de los deportistas permanecían en una situación casi de clandestinidad. Es como si les aplicaran un toque de queda en el estadio mientras afuera había ley seca.

5. Después de festejar en el camerino y de bailar, “Oe, oe, mi Nacional”, los jugadores se dedicaron a esperar para salir del estadio. Pasó el tiempo y en vista de que no salían, el club compró pollos asados para darles porque la noche era larga. Un buen gesto, sin duda, pero ¿no se habría podido prever mejor esta situación? Los jugadores con sus esposas, algunos de ellos sentados en el piso comiendo pollo con la mano, porque ellos gentilmente les cedían sus guantes plásticos a ellas, no es la mejor imagen para concluir una celebración. Así se vio en la transmisión de televisión. ¿Imagina alguien a Cristiano Ronaldo comiendo pollo asado sentando en el suelo de un camerino dándole una presa a la top moldel Irina Shayk?

6. La estrella de Santa Fe y uno de los jugadores símbolo de este gran equipo, Wílder Medina, fue vendido al Barcelona de Ecuador. ¿Por qué en plena final, el jugador más decisivo del equipo debió viajar a otro país, ponerse la camiseta de otro club y mostrarse sonriente? Incluso trasnochado porque el vuelo chárter que trajo de Medellín a Santa Fe tras el primer partido salió en la madrugada del lunes, como también salió tarde el chárter de Nacional que los llevó a Medellín en la madrugada de este jueves. ¿No era posible esperar dos días y mimar a su jugador más desequilibrante, dejarlo descansar y después de jugar la final hacerle una despedida tranquila? La situación de Santa Fe es similar a la del Tolima, aunque en este caso su propietario fue más radical y no permitió que su estrella jugara el partido que les podía dar el pase a la final porque ya lo tenían vendido.

7. En Bogotá, la consecución de las boletas para entrar a la final volvió a ser un desorden absoluto. Como en otras ocasiones, miles de personas haciendo largas filas, trasnochando bajo la lluvia, a la caza de una boleta. Esto, en tiempos de revolución de las telecomunicaciones, es un contrasentido.

8. Los insultos a Juan Carlos Osorio. El fútbol es un deporte de pasiones, pero que algunos de los más famosos periodistas radiales se despacharan a gusto durante los cuadrangulares y los dos partidos de la final con los más feos calificativos hacia el técnico de Nacional desdice de un medio de comunicación tan formidable como la radio.

9. El nivel del fútbol profesional en el país es muy bajo. Juan José Peláez prefiere no ser tan duro y lo califica de irregular. Pero algo hay que hacer para mejorar el espectáculo. Unos torneos tan cortos no dan tiempo para planificar ningún plantel y hacerlo más atractivo. Nacional, por ejemplo, de la jornada 4 a la 10 no ganó ningún partido, perdió los dos primeros encuentros del cuadrangular, no provocó una opción de gol contundente contra Santa Fe en Medellín y, sin embargo, fue y es el mejor de todos.

10. Un chiste en Twitter decía que ganara el que ganara, perdiera el que perdiera, lo bueno para todos es que el próximo campeonato no se va a jugar con un balón tan feo.