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ADIOS AL DIEZ

Francia 98 ha corroborado que los armadores dentro del fútbol están en vías de extinción.

3 de agosto de 1998

El 10 está destinado a morir o por lo menos, según algunos, en Francia 98 el mundo puede estar asistiendo al velorio de la posición más importante dentro de fútbol. Para muchos esta puede ser una sentencia demasiado drástica. Sin embargo, lo cierto es que el actual campeonato ha ratificado una tendencia que viene presentándose en los últimos años: los armadores son una especie en vías de extinción.
El asunto no se debe a la falta de talento de los jugadores. Sin embargo ninguno de los futbolistas que llegaron a la Ciudad Luz enfundados con ese número en la camiseta ha logrado demostrar contundentemente que tiene la misma dosis de genialidad de los hombres que hicieron famoso el 10 dentro de la cancha. Pocos tienen la habilidad de Pelé. No muchos logran organizar a su equipo de la forma como lo hacían Michel Platini o Zico. Y definitivamente ninguno puede igualar el talento mágico de Diego Armando Maradona y su zurda de oro.
Ahora, el fútbol es de bloques, de piezas articuladas como un rompecabezas y no deja espacio para que los genios se paren en el centro del campo a hacer una lectura del terreno de juego para derrotar con magia al contrario. La velocidad y el gran despliegue físico han obligado a que la dosis de fantasía tenga que ceder ante la táctica.
Para muchos uno de los más claros ejemplos de lo que algunos llaman la "crisis del 10" está reflejada en el máximo favorito: Brasil. Todas las críticas coinciden en señalar que al equipo de Ronaldo le falta un organizador, un generador de opciones que amarre las líneas y cree las ideas. Frente a esto, Dunga se ha convertido a la fuerza en el líder del conjunto, en el hombre que intenta ser el cerebro del equipo, aunque le han llovido muchas críticas porque ante sus deficiencias de juego ha impuesto su fuerza.
En el seleccionado brasileño el 10 oficial es Rivaldo, pero no juega en esa posición. El centrocampista del Barcelona pasó a ocupar el puesto de interior derecho, en un camino por donde también corre Leonardo. De ahí la confusión en el centro del campo del Brasil donde se echa de menos a Juninho y a Mazinho, ambos fuera del equipo. "No me da miedo llevar el 10, lo haré con honor y fe", dijo el jugador cuando anunciaron oficialmente que él llevaría el número que lució Pelé y posteriomente Zico.
Pero los brasileños no son los únicos de los participantes en Francia 98 en donde se nota que el papel del 10 no es el mismo que cumplieron Platini o Maradona. El 10 de España fue el joven Raúl que se fue en deuda con este mundial. Aunque debutó a los 17 años con el Real Madrid de Jorge Valdano en 1994, y ya ha escrito un libro con su biografía, en el mundial pasó como toda España, sin pena ni gloria. No obstante en la fugaz participación ibérica quedaron al descubierto los cambios ya que sobre el papel Raúl aparecía como un 10 clásico pero en la práctica el futbolista jugó de centrocampista de enganche por la banda izquierda.
En Holanda hay otro gran 10 pero no un genio. Es Clarece Seedorf. Juega en el Real Madrid y fue campeón de la Liga de Campeones de Europa. Aunque no tiene el dominio del terreno de juego que tenía su coterráneo Johann Cruyff, el armador holandés tiene la responsabilidad de manejar los hilos de la famosa naranja mecánica.
En Argentina, entre tanto, se le pide a Ariel Ortega y Marcelo Gallardo, del Valencia y del River Plate, respectivamente, que sean los sucesores de Maradona. Ortega fue llamado por Alfio Basile para sustituir al ex capitán tras su caso de doping en el mundial de 1994, y se dice que es el jugador emblema del Argentina en los años 90. Sin embargo, en Francia 98, a pesar de llevar el 10, juega de delantero.
Otros que portaron en sus camisetas el número 10 terminaron desempeñando funciones muy diferentes a la de armadores. Son los casos de Luis García, de México, quien actuó de centro delantero. Thomas Hassleer, de Alemania, quien por momentos ejerció la función de carrilero al igual que Stojkovic, de Yugoslavia. Otros casos son los del inglés Teddy Sheringham, quien en los últimos partidos permaneció en la banca, y el del rumano Hagi, quien salía de la cancha en los segundos tiempos. De esta manera quedó demostrado que los 10 ya no son el eje de un equipo. El fútbol moderno ha permitido que a través de variantes tácticas el balón no tenga que pasar indispensablemente por los pies de los hombres que portaron la camiseta de Pelé.
Sin embargo, no todos los 10 que participaron en Francia se han alejado de los terrenos mágicos que dominó Maradona. El francés Zinedine Zidane ha dejado ver que puede aspirar con condiciones a heredar el trono de Pelé. El 10 de la selección gala, aparte de una gran habilidad logra arrancar desde tres cuartos de cancha y proyectarse con peligro hacia el área contraria. Algo similar logra hacer otro aspirante a rey, el italiano Alessandro Del Piero, pero las lesiones que lo han aquejado antes y al comienzo del mundial han impedido que demuestre toda su casta. Junto a ellos el veterano danés Michael Laudrup y el mediocampista nigeriano Jay Jay Okocha conforman un grupo de hombres que aún mantienen parte de la magia que envolvía el campo cuando jugaba Maradona.
Paradójicamente el único jugador que cumplió las funciones de armador en Francia 98 fue el 'Pibe' Valderrama. Pero su mala preparación física, sumada a sus 37 años, terminaron por desdibujar el talento del hombre de los rizos dorados. Al igual que el 'Pibe', todo parece indicar que los genios del medio campo están pasando a la historia.