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Alerta roja
Una grave crisis económica y futbolística está llevando al Club Barcelona a lo que en otra época podría parecer un imposible: descender a la segunda división del fútbol español.
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Era tan dramatica la situación del Barcelona al cierre de esta edición que hasta los propios seguidores del equipo azulgrana estaban haciendo cuentas y cruzando los dedos para que su eterno rival, el Real Madrid, derrotara al Osasuna y así alejarse un poco de la posibilidad del descenso. No es para menos. Los dos clubes comparten la posición 15 de la Liga y sólo dos puntos los separan de la fatídica zona del descenso que obliga a los últimos tres equipos de la tabla de posiciones a bajar a la segunda división del fútbol español.
Por ello los últimos días no han sido fáciles para el Barcelona. Antes del partido que debía disputar este fin de semana ante el Espanyol, su rival de plaza, y con el que pelea palmo a palmo la permanencia en la división de honor, había completado cinco fechas sin conocer la victoria y sólo había ganado seis partidos de los 21 disputados. La renuncia obligada del director técnico Louis van Gaal, tildado de terco por insistir en alineaciones totalmente opuestas a las que los aficionados pedían, no fue el único cambio drástico que ha tenido que asimilar el club en procura de resultados positivos.
La semana pasada también anunció su renuncia intempestivamente Joan Gaspart, el presidente de la institución, dejando el camino libre para que la junta directiva elija su reemplazo. Esta reacción se debió a la inocultable crisis financiera y deportiva que vive el equipo pues se estima que el déficit económico asciende a 248 millones de dólares. Los socios están preocupados pues en los últimos dos años han invertido 190 millones de dólares en contrataciones y los resultados no han sido los mejores. La vinculación de los argentinos Juan Román Riquelme, Javier Saviola, Juan Pablo Sorín y Roberto Bonano, más la de los brasileños Giovanni y Fabio Rochemback, dieron mucho de qué hablar pero la expectativa resultó mucho mayor que los resultados.
Obviamente ha influido la falta de consenso entre quién contrata y quién dispone de la alineación. Saviola ha tenido que ver gran parte de la liga desde el banco mientras que Riquelme, el caso más visible, sólo jugó siete partidos de los 19 que dirigió Van Gaal. El domingo pasado ante el Athletic de Bilbao la afición esperaba que las cosas cambiaran pero, al parecer, el serbio Radomir Antic, nuevo director técnico, tampoco está dispuesto a darle la titularidad tan fácilmente. Por eso Riquelme ha tenido que resignarse a mostrar chispas de su talento en los 20 ó 30 minutos en los que le han permitido jugar. Lo irónico es que fue contratado como una ficha indispensable para airear la zona de creación y definición, acostumbrada a la magia de monstruos como Kubala, Cruyff, el propio Maradona, Hagi, Stoichkov y Rivaldo.
Lo que ha ayudado a amainar las críticas ha sido su buena participación en la Liga de Campeones pues hasta el momento va con pie derecho y no ha perdido un solo partido. El creciente desempeño de jugadores fundamentales como Patrick Kluivert, Gaizka Mendieta, Marc Overmars, y el propio Saviola, permiten presagiar un regreso al camino del triunfo. Pero no será tan fácil y menos alcanzar los primeros lugares para clasificarse, de nuevo, a los torneos internacionales más importantes como la Champion's League y la Copa Uefa.
Los propios jugadores han admitido la presión que están sintiendo pero confían en sus capacidades para salir de la crisis. Sin embargo hay un antecedente que los amenaza: lo mismo pensaban hace dos años los integrantes de clubes de tanta tradición como el Atlético de Madrid y el Zaragoza y, al final, sucumbieron ante lo que ni ellos creían. Ciento tres años de historia se están viendo amenazados. Todavía restan tres meses de competencia, tiempo que parece suficiente para que el equipo 'blaugrana' recobre el lugar en el que ha acostumbrado a estar, aunque al paso que van la historia podrá no tener un final feliz, y mucho menos si el Real Madrid sigue arriba y acaparando trofeos tanto en España como en Europa.