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Júbilo en Argentina. | Foto: AP

BRASIL 2014

Después de 24 años Argentina llega a una final; el domingo jugará el título con Alemania

En una reedición de la final de Italia 90, argentinos y teutones decidirán quién se lleva toda la gloria mundialista en Brasil.

Alejandro Pérez
9 de julio de 2014

Después del alargue llegaron los penales, y con ellos la figura de Sergio Romero. El golero atajó dos balones y sumó el máximo aporte a la clasificación a la final de su equipo. El orden y la entrega son los valores máximos a resaltar de esta selección argentina, pues si bien tuvo dos jugadas en las que pudo irse arriba, no fue un mérito de ataque el que la llevó hasta el paso final. No fue Messi, no fue Higuaín, no fue Agüero: fueron Mascherano, Biglia y Romero los héroes de la gesta que los conduce a la final.

El del domingo será un partido de cuchillo entre los dientes, tal como el que recién sobrevivió Argentina. Sabella trazó un plan sólido atrás para contrarrestar la calidad individual de Robben y Sneijder, con una línea férrea compuesta por Lucas Biglia y Javier Mascherano, y sacó el resultado que le permite avanzar y aspirar a tomar revancha de la final de Italia 90 contra –la todavía favorita- Alemania. Kuyt no fue Kuyt, Van Persie fue una sombra y debió ser substituido antes, pero Sabella la tuvo más clara, más serena que Van Gaal. Ahora es él quien celebra, haya o no miles de memes dedicados a sus pucheros y expresiones.

No fue lindo el trámite del partido, sí intenso. Ambos equipos se estudiaron demasiado y se contratacaron con tibieza, tomando recaudos. La otra semifinal tuvo impacto directo, tantos goles alemanes dejaron a las selecciones en preaviso.

Argentina tuvo mayor visual del portero Cillesen en el primer tiempo. Lavezzi resultó un acierto del técnico, rompió marcas y fue complicado de controlar por los volantes y los centrales naranjas. Holanda parecía no saber qué hacer con el balón para romper la marca férrea. Jamás lo logró.

La segunda mitad fue dominada en posesión por Holanda, que se vio más imponente pero lejos de inquietar a Romero. Solo hasta el final del juego, al minuto 90, Arjen Robben logró llevar peligro al área, pero apenas preparaba el riflazo apareció un deslizante Mascherano–que lo siguió todo el partido- para salvar y permitir el desarrollo de los suplementarios. Y luego de los penales, y luego de la celebración que debe estar vibrando fuerte desde Buenos Aires hasta Río de Janeiro.

Sabella le ganó la partida definitiva a Van Gaal. La inclusión desde el inicio de un lastimado Nigel De Jong le costó un cambio definitivo al técnico tulipán, uno que quizás tenía reservado para el portero Krul. Van Persie venía mal y jugó hasta el minuto 96. Huntellar entró mejor pero era tarde ya. Y en los penales, Cillesen -que se había quejado por ser sustituido contra Costa rica- se mostró tímido y apocado, todo lo contrario a Romero.

Fueron las pequeñas cosas, el orden, la entrega, la defensa disciplinada y el hambre de final las que definieron el pleito.

Los extras fueron más movidos, más honestos, pero el libreto de Sabella no cambió, siguió hasta el fin su creencia y sacó a flote a su equipo. Este es el primer partido que Argentina empata, pero aun así celebra a rabiar, pues este es el primer reto de peso histórico que sobrelleva con base en su estrategia. Ya sacó a Holanda, ya nadie podrá decir que Argentina no le ganó a nadie 'todavía'.

Ahora enfrentará a los de Joachim Löw, los que anotaron más goles que nadie en este mundial, los que tocan y defienden en grupo, los que humillaron al local: ¿podrá el plan Sabella apagar a Kroos, Müller y su corte?

Linda pregunta para un domingo que pinta muy feliz para los espectadores del fútbol, y para uno de los dos países en contienda.