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BANDERA NEGRA

A pesar de su buena campaña en el campeonato mundial de Fórmula 1, la carrera de Damon Hill parece llegar a su fin esta temporada.

11 de noviembre de 1996

Si no ocurrió un milagro extradeportivo y si la lógica y los pronósticos de los expertos se cumplieron, los ingleses apenas deben estar superando las secuelas de la celebración del campeonato mundial de Fórmula 1 que su compatriota Damon Hill obtuvo el domingo pasado. Al cierre de esta edición su coequipero, el canadiense Jacques Villeneuve, era el único corredor que tenía una pequeña oportunidad de aguarle la fiesta a Damon y a los súbditos de la reina Isabel (ver SEMANA #748). Pero independientemente de que Hill haya o no conseguido el título y de que, sin tener en cuenta el resultado del Gran Premio del Japón, hubiera ganado seis de los 16 grandes premios que se corrieron en el año, la única conclusión que deja el final de la temporada es que el piloto inglés es un corredor mediocre que desde el próximo año tendrá que decirle adiós a la posibilidad de subir a un podio. Dentro del mundo del automovilismo para pocos es un secreto que Hill consiguió sus victorias no por ser el mejor piloto de todos, sino por razones que nada tuvieron que ver con su capacidad al volante. Su auto era muy superior al de sus rivales, además disfrutó de los privilegios que representa ser el piloto principal de la mejor escudería, la Williams. Sus más fuertes contrincantes, principalmente el alemán Michael Schumacher, nunca representaron un peligro inminente porque sufrieron los inconvenientes de haber cambiado de equipos, mientras que Hill tuvo a su favor la continuidad de cuatro años con los Williams. Estos factores, sumados al hecho de que el otro piloto del equipo británico, Villaneuve, 11 años menor que Hill, hubiera logrado robarse el show en su debut en la Formula 1 al ganar cuatro carreras y pelear el título al final de la temporada, hicieron que el dueño del equipo, Frank Williams, decidiera a comienzos de septiembre no renovar el contrato de Damon para la próxima temporada. Para los expertos esa decisión de Williams significa sencillamente el fin de la carrera de Hill. Después de haber sido notificado de la decisión del equipo, Hill duró varias semanas tocando las puertas de las demás escuderías del Gran Circo buscando un lugar para la próxima temporada. La mayoría de ellas rechazó al veterano piloto de 36 años. Tan sólo hace dos semanas su representante consiguió que el modesto Footwork, un equipo que en 18 años de historia en la Fórmula 1 nunca ha ganado una carrera, lo aceptara en sus filas. Para nadie es un secreto que al correr para Footwork, Hill prefirió prolongar su retiro del automovilismo, aun sabiendo que al no estar al frente del bólido más poderoso de la Fórmula 1 sus posibilidades de volver a ganar son nulas. Pero más allá de lo irónico que resulta el que nadie se pelee por contratar a un campeón, lo que quedó claro con el caso de Damon es que para ser un rey respetado en la máxima categoría se necesita acompañar a la máquina con talento, o por lo menos con inteligencia, y aunque el inglés demostró cierta capacidad, la realidad es que él está muy lejos del nivel de un verdadero ganador como el desaparecido Ayrton Senna o incluso el germano Schumacher. Por ahora únicamente le queda conformarse con ser un rey con corona, pero sin trono.