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BOLA EN JUEGO, A PESAR DE TODO

Treinta y tres toneladas de material publico colombiano viajan hacia España. Ahora solo se espera la decisión del presidente electo, para organizar el torneo que le dejaría al país 13.5 millones de dólares, y le puede costar sólo once.

28 de junio de 1982

El once de julio, fecha del partido final de la Copa 82, los cien mil asistentes al estadio madrileño Santiago Bernabeu, saldrán cada uno con una bandera y una flor colombianas. De tal forma, la Corporación Colombia 86 asume un riesgo (y el compromiso de vencerlo): que la sede del campeonato no sea para Colombia.
En efecto. El tren de la Copa Mundo colombiana sigue su marcha, a pesar de la polvareda que levantó Joao Havelange, presidente de la FIFA, pidiendo al gobierno apoyo de hecho.
La actual administración, a punto de finalizar, no dará ese apoyo, porque falló el mecanismo legal previsto para ello. Pero el actual presidente electo al igual que los demás candidatos tiene entre sus planes definir si Colombia realiza o no la Copa 86, mucho antes de que se cumplan los plazos de la FIFA.
Sin embargo, la Corporación, ente privado por el momento,no ha esperado plazos ni decisiones gubernamentales, sino que con una gran confianza en su capacidad, ha empezado a trabajar.

ESTRATEGIA DE IMAGEN
Treinta y tres toneladas de material publicitario colombiano viajan en este momento hacia España. Desde Libros, discos, viseras y café, hasta centenares de diapositivas, carteras y "cassettes" conforman la ofensiva publicitaria, más grande que se haya hecho sobre Colombia en el exterior.
Pero todo gira alrededor de un audiovisual. Cuarenta minutos de luz y sonido sobre tierras y gentes de Colombia que pasarán por los cines y la television española durante la Copa 82, llevando la imagen de un país vital y capaz.
Cuatrocientas mil cajas de fósforos con motivos colombianos, y quinientas carpetas de gamuza destinadas a personalidades, tratarán de cubrir todos los estratos sociales del evento con el mismo mensaje. Se repartirán, igualmente, 30 mil discos y cien mil viseras (a lo largo de todos los partidos) con la efigie Colombia 86.
¿Qué riesgo implica esta gigantezca operación? Oficialmente, ante la federación Internacional de Fútbol Asociado, el gobierno colombiano debe efectuar un pronunciamiento legal y financiero, antes del próximo mes de noviembre. Colombia correría el riesgo de perder la sede si el gobierno no se pronuncia, o si lo hace en forma negativa.
Luego de los ocho años que lleva el país discutiendo el tema, desde julio de 1974, la administración Turbay no pudo zanjar la cuestión del Mundial, aunque no le faltaron intenciones. Existen dos caminos para pronunciarse; o se promulga un decreto gubernamental que ordene y reglamente la realización de un torneo mundial, como hizo el gobierno español, o se encarga la elaboración de una ley al Parlemento. Colombia escogió ese segundo camino, que fracasó al ser derribado el proyecto dentro de los mismos mecanismos de discusión previstos para sacarlo adelante. El gobierno se vió con las manos atadas por sí mismo, y Turbay en su viaje a Brasil de 1981, sólo pudo ofrecer "apoyo moral" para el torneo.

MOMENTO CRUCIAL
Fue entonces cuando Colombia dio la impresión de que podría perder la sede. Brasil y Estados Unidos pararon las orejas.
Ocurrieron luego dos hechos fundamentales que le dieron por primera vez al asunto un carácter inmediato y concreto. El primero fue el nacimiento de la Corporación Colombia 86 entidad privada que asumía el financiamiento y la organización del torneo. Y el segundo fue el rechazo--no oficial--de la FIFA a la ingerencia de cualquier entidad diferente al gobierno colombiano.
Detenida en ese punto, ¿cuál es, realmente, la situación de la Copa 86 a realizarse en Colombia? La Corporación, con los estudios financieros que la respaldan, y un equipo humano y técnico dedicado al torneo, tiene como prioridad la promoción ante el mundo de la Copa 86. Una vez se entreguen las cien mil bolsitas de media libra que dio la Federación de Cafeteros, y las copias del último mapa de Colombia preparado por el Agustín Codazzi y las 50 muestras de arte precolombino elaboradas para las ceremonias, empezará una segunda tarea: la de aprovechar al máximo los 120 días siguientes para integrar la Corporación y el gobierno, de forma que este tenga responsabilidad y manejo sin tocar un centavo del presupuesto nacional.

UN COCTEL DE FUNCIONARIOS
La campaña de López Michelsen, con una comisión dedicada al estudio del Mundial, ofreció convertir la Corporación Mundial 86 en una entidad mixta. La campaña de Betancur fué aún más amplia: dejaría a la corporación su carácter privado, pero asumiría las responsabilidades administrativas correspondientes.
¿Cómo cree la Corporación, según su presidente Roberto Ordoñez, que debe estructurarse esa entidad mixta? Los empresarios colombianos no desconocen que en la organización deben intervenir tantos elementos del sector público como del privado. La concesión de las visas, los permisos para girar al exterior las divisas que genere el mundial, los necesarios cambios y permisos de vuelos, la seguridad durante el torneo y, lo más importante, las comunicaciones para transmitir al mundo el torneo, están a cargo del gobierno colombiano. Funcionarios con poder de decisión y que formen parte de las distintas entidades administrativas que manejan estos campos, deben formar parte de la Corporación.
Esta, en últimas, estará integrada por miembros de la FIFA, por un comité ejecutivo, por una comisión de Fedefútbol que se encarga ya de preparar la selección colombiana, y por siete comisiones (técnica deportiva, económica, legal, de escenarios, de seguridad, de divulgación, comunicaciones y hotelería) en cada uno de los cuales deberán participar, por igual, miembros de los ministerios, de los institutos gubernamentales y de las empresas privadas que se vinculen.
Hecho esto, el ejecutivo podrá emitir el decreto correpondiente, antes de noviembre, y comunicarlo así a la FIFA. Como el país tiene la sede en propiedad, y está dentro de los plazos previstos en 1974, el Mundial, simplemente, no peligra. Solamente una decisión contraria del gobierno lo echaria hacía atrás. Pero este asunto estaría definido aún antes de la posesión del próximo presidente.

EL MUNDIAL EN CIFRAS
Pero, en resumidas cuentas, ¿qué es y a que se comprometeria el país con ese decreto?
Un torneo mundial de fútbol es un espectáculo rentable, que deriva ingresos por concepto de: -Derechos de televisión y radio vendidos a cada país receptor. -Taquillas de partidos oficiales y amistosos.
Venta de publicidad estática (vallas en las canchas).
Comercialización de emblemas y logotipos.
Los gastos son los siguientes:
Adecuación de estadios.
Preparación de un equipo nacional.
Adecuación de comunicaciones.
Gastos de organización y realización (hoteles y pasajes dedirectivos y jugadores, seguros, médicos, publicidad, etc.).
Los tres primeros rubros de esta lista le costarían al país 660 millones de pesos, u once millones de dólares.
Pero se calcula que la cifra de millones de dólares generada por los ingresos del mundial asciende a 54. El 25 por ciento, o sea 13.5 millones, corresponde al país organizador. El 65 por ciento, es decir 35 millones, se reparte entre las selecciones participantes, y el restante 10 por ciento (5.4 millones) es para la FIFA.
Si se descuentan de los costos obras tales como aeropuertos, carreteras y hoteles, que no se pueden achacar gratuitamente a un certamen que dura veinte días, el mundial es perfectamente manejable y probablemente produzca utilidades.
Uno de los renglones más costosos, curiosamente, lo constituye la organización de un equipo nacional competitivo. Su costo, según serios estudios financieros, ronda los 200 millones de pesos. El equipo nacional se torna así en algo similar a una obra pública, como una carretera o una hidroeléctrica. Ese equipo, y esos siete principales estadios en los que se realizará el torneo, serán la ventana del país hacia 1.500 millones de personas que lo estarían contemplando continuamente durante todo el mes de junio de 1986.