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Caleño correrá el maratón de Boston para recaudar fondos destinados a investigación médica

Su nombre es Juan Pablo Herrera, un médico que quiere reunir más de 7.500 dólares que irán destinados a la investigación de trauma. Esta es la historia.

Juan Pablo Vásquez
16 de abril de 2018

Es una de las carreras más importantes del atletismo. El equivalente a un Gran Slam en el tenis. Muchos corredores, de diferentes partes del planeta, entrenan por años solo para estar ahí. Entrar no es cosa fácil y los cupos son limitados. A pesar de eso, Juan Pablo Herrera, quien hace unos meses ni se hubiera planteado la posibilidad de competir, estará dando su mayor esfuerzo en el recorrido de 42 kilómetros. Sabe que la posibilidad de llegar en los primeros lugares es casi  nula, pero su móvil no es ese. Lo que él quiere es reunir más de 7.500 dólares que irán destinados a la investigación de trauma.

¿Por qué lo hace? La respuesta está en sus experiencias como estudiante y profesional de la medicina.

Dos hechos marcaron lo que sería el futuro de este médico caleño y ambos ocurrieron durante su año de internado. El primero de ellos sucedió en Ubaté, Cundinamarca, cuando recibió en urgencias a varias personas heridas de gravedad producto de una pelea. Los pacientes, quienes tenían por oficio la minería, habían decidido tomarse unos tragos después de un largo día de trabajo y terminaron involucrados en una riña que se acrecentó por el consumo de alcohol. Los daños en sus cuerpos serían graves, pero lo que más llamó la atención de Juan Pablo fue la falta de conciencia en los involucrados ya que este tipo de incidentes continuarían repitiéndose.

Tras finalizar su periodo en este municipio, la Universidad Javeriana, donde cursaba sus estudios de medicina, le abrió la posibilidad de realizar el resto de su internado en Cali. Fue así como estuvo seis meses en la Fundación Clínica Valle del Lili y pudo dedicar buena parte de su tiempo a un tema que le apasionaba, la investigación. Sin embargo, su labor no podía ser ajena a la realidad de su ciudad natal, una de las ciudades con índices de violencia más altos del país, y en más de una oportunidad tuvo que atender personas heridas a causa de actos violentos.

La ocasión que lo impactó por completo se dio cuando varios militares, en su mayoría jóvenes como él, fueron víctimas de una emboscada perpetrada por un grupo al margen de la ley. Todos fueron enviados inmediatamente a la clínica en donde se hizo el mayor esfuerzo por salvarles la vida. Fue en ese instante, presenciando aquella terrible escena, que Juan Pablo concluyó que la violencia es una epidemia que lamentablemente agobia a nuestro país y no discrimina sexo ni edad.

Para no quedarse de brazos cruzados, decidió encaminar sus proyectos hacía la investigación en heridas traumáticas. De esta forma podría contribuir desde su campo a hacerle frente a la problemática que había identificado.

Encontró en Estados Unidos, más específicamente en Boston, una posición vacante para un proyecto de investigación relacionado con trauma en el Brigham and Women’s Hospital, institución afiliada a la Facultad de Medicina de Harvard. Aplicó y luego de varios meses fue admitido. Sus esfuerzos por encontrar soluciones no pararían allí porque posteriormente decidiría incursionar en la Maestría en Salud Pública de Harvard.

“A raíz de todos los casos de trauma que veía, me di cuenta de que era muy complejo mejorar las condiciones de los pacientes si se estudiaban de a uno por uno. Yo quería impactar la vida de muchas personas a la vez” cuenta el médico caleño.

Gracias a sus buenos resultados y referencias en sus anteriores trabajos logró obtener un cupo en la prestigiosa universidad y no tardaría en involucrarse en otras iniciativas. Alternando entonces su tiempo entre el trabajo y el estudio, se unió a la campaña Stop the Bleed (Detén el sangrado) del Stepping Strong Center for Trauma Innovation (Centro Stepping Strong para la Innovación de Trauma).

Este centro nació a raíz de la tragedia de hace cinco años que tuvo lugar durante la maratón de Boston cuando unos terroristas sembraron el miedo al detonar artefactos explosivos cerca de la línea de meta. Ese día fallecieron tres personas y más de 250 terminaron heridas. Entre este último grupo de personas se encontraba Gillian Reny, una joven que sufrió graves lesiones y por poco pierde sus piernas de no ser por la atención médica recibida en el Brigham and Women’s Hospital.  Su recuperación fue denominada un milagro y sus padres, agradecido con el hospital y su personal, crearon un fondo de donaciones.

El fondo continuaría creciendo y las directivas del Hospital consideraron necesario convertirlo en un centro dedicado a esfuerzos de colaboración en investigación y recuperación de trauma. Al día de hoy, adelantan varios proyectos, como Stop The Bleed, con el fin de disminuir el número de personas fallecidas por trauma. En Estados Unidos, por ejemplo, es la principal causa de muerte.

Stop The Bleed se encarga de impartir talleres prácticos a los ciudadanos del común sobre cómo reaccionar al estar frente a un sangrado. Se les enseña de forma sencilla a hacer un torniquete y los pasos que deben seguir para procurar la supervivencia del afectado. Esto adquiere mayor relevancia si se tiene en cuenta el importante número de casos recientes sobre asesinatos a menores de edad en instituciones educativas.

Juan Pablo, junto con el resto del equipo que hace parte de la campaña, ha visitado grandes eventos y educado a miles de personas sobre el tema.

“Hace poco nos invitaron al TD Garden a un partido de los Celtics para darle un entrenamiento a la gente y de paso hicieron un reconocimiento a los líderes de la iniciativa. Es chévere ver cómo se puede ir creando conciencia en las personas” recuerda.

Hace unos meses, la Organización de la Maratón de Boston inició con la logística para la realización de la edición 122 de la carrera. Una de sus labores consiste en contactar a las entidades recolectoras de fondos para que inscriban a quienes serán sus representantes en la competición. Stepping Strong, a través de Stop the Bleed, fue una de ellas.

Stepping Strong abrió convocatoria y determinó dos criterios para seleccionar a sus corredores. El primero fue la cantidad de dinero que estos se comprometieran a recoger. En este grupo suelen entrar todos aquellos atletas que no pudieron ingresar a la carrera a través de una clasificación. Y el segundo, bajo el cual fue elegido Juan Pablo, sería la afinidad de la persona con la misión y visión de la organización.

Su estado físico no era el mejor y cuando le anunciaron que haría parte del equipo de Stepping Strong, alcanzó a preocuparse.

“Yo de vez en cuando trotaba, pero de ahí a correr todo un maratón hay un mundo de diferencia” comenta entre risas.

Resultó necesario meterle empeño y convertirse en un experto en la distribución de su tiempo. Madrugando, a diario, comenzó un entrenamiento de 16 semanas en donde recorrió largas distancias, en ocasiones más de 60 kilómetros, para poder estar a punto. Su ilusión, junto con la recolección del dinero, es que algún día en Colombia se incentive fuertemente la investigación en temas médicos. En especial, en trauma que causa el mayor número de muertes, pero recibe muy pocos recursos.

“Creo que si en Estados Unidos se puede crear conciencia sobre la importancia de las heridas traumáticas, Colombia podría seguir el ejemplo. Esto serviría enormemente en un país que suele presentar altos índices de violencia”.