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CONTACTO EN TOKIO

Milán, el club más poderoso y rico del mundo, deberá demostrar lo que vale ante el modesto Nacional de Medellín.

8 de enero de 1990

Para todo el mundo, fuera de Colombia, no es otra cosa que una pelea de tigre con burro amarrado. El tigre, obviamente, es el Milán de Italia. Por eso, el próximo 17 de diciembre, cuando el Nacional de Medellín se enfrente al club más poderoso del fútbol europeo, un triunfo de los colombianos sería algo así como lo del bíblico David frente a Goliat.

Tokio será el escenario de la Copa Continental de Clubes, a la que llega el Nacional como campeón de la Libertadores de América. El equipo de Maturana, base de la selección Colombia que participará en la Copa Mundo de Italia-90, afrontará así el mayor reto de su historia. Y lo hará frente a un rival que no podía exponer más pergaminos ni estrellas.
Campeón de Italia, campeón europeo de clubes, el Milán es hoy por hoy el equipo más fuerte y valioso del mundo, por encima del Nápoles de Maradona y del Real Madrid de Emilio Butragueño y Hugo Sánchez.

RICOS Y POBRES
Ese poderío futbolístico y, especialmente, el respaldo económico que le da su propietario Silvio Berlusconi, el zar de la televisión europea, hacen que se le den pocas posibilidades al cuadro colombiano. Desde que asumió como presidente del Milán, Berlusconi ha invertido en el equipo cerca de 21 mil millones de pesos para sacarlo de la crisis financiera en que estaba y para dotarlo de un conglomerado de estrellas del balón que hoy le dan brillo. Para comenzar, echó mano de los mejores jugadores italianos, y nombres como los de Colombo, Tassoti, Evani, Galli y Ance lotti--todos en la selección nacional de su pais--comenzaron la renovación. Pero había que ir más allá y el nada conformista Berlusconi fichó a los mejores jugadores holandeses del momento, con los que conformó la columna vertebral del equipo: Rudd Gullit, Marco van Basten y Frank Rijkaard.

El primero de ellos, el gran ausente de la fiesta de Tokio, es Gullit, por cuyo pase el Milán debió desembolsillar cerca de 3.200 millones de pesos. El "Tulipán Negro", como se le conoce en el mundo entero, recibe anualmente alrededor de 500 millones de pesos sólo por salarios, sin contar premios, primas especiales ni contratos publicitarios. Y, a pesar de la lesión que lo aqueja actualmente y que pone en entredicho su participación en el próximo mundial, las directivas del club le han renovado contrato hasta 1993 y han afirmado que lo esperarán todo el tiempo necesario para que se recupere de su problema en una rodilla.

Van Basten, de quien dijo el jugador español Emilio Butragueño que es "el mejor delantero del mundo", se coronó como goleador de la Eurocopa de 1988, año en el que llegó al Milán cautivado por un tentador sueldo que ronda los 400 millones de pesos al año. Algo parecido ocurrió con el tercer mosquetero holandés, Frank Rijkaard, quien llegó al club tras un exitoso paso por el fútbol portugués, a pesar de continuos problemas por indisciplina. Rijkaard, al igual que sus dos compañeros, se robó el show en la pasada Eurocopa. Como puede verse, el Milán es muy posiblemente el equipo de fútbol más poderoso del mundo en los actuales momentos. Y, pese a la ausencia de Gullit, se ha paseado victorioso por los campos europeos en la actual temporada, aunque en el campeonato doméstico no ha estado tan sobrado como en los años inmediatamente anteriores.

NO ES POSIBLE
En lo que tiene que ver con el aspecto deportivo, el equipo italiano es una completa aplanadora. Con base en el fisico atlético de todos sus jugadores, el Milán practica un juego similar al de la selección de Holanda del Mundial Alemania-74, lo que en esos momentos se llamó el "fútbol total", en el que los jugadores están capacitados para ocupar cualquier puesto dentro del campo. Una de las claves de su éxito radica en una fuerte marcación en todo el terreno, una presión que impide que el rival organice su esquema de ataque cuando está con el balón en los pies. A lo anterior hay que agregar que se trata de un juego que mezcla en dosis adecuadas la fuerza y la habilidad y que cuenta con un hombre como Van Basten, que no desaprovecha ninguna oportunidad frente al arco contrario.

Pero el Nacional también tiene sus cartas. Durante su participación en la Copa Libertadores de América del presente año, debió enfrentar a conjuntos como los uruguayos y los argentinos, con características similares a las del rival de Tokio, aunque ninguno tan contundente. Básicamente, el equipo de Maturana deberá echar mano de toda la habilidad de sus integrantes para manejar el balón al estilo suramericano, como un arma para contrarrestar los embates del rival.
El Nacional estará obligado a imponer su propio ritmo, de lo contrario será presa fácil de un equipo mucho más rápido.

Así, los colombianos deberán evitar al máximo entrar a disputar balones cuerpo a cuerpo y buscar sorprender con base en la velocidad. La clave está en el juego de habilidad, en el toque corto y en la malicia que ha hecho famoso al fútbol suramericano y, en los últimos tiempos, al del Nacional.

Por el momento, cuando el deporte colombiano está en entredicho y la prensa internacional ha encontrado en la crisis del fútbol colombiano un rico filón para denigrar del país, lo único importante es que el Nacional juegue un buen partido y demuestre que su triunfo en la Libertadores no fue el resultado de oscuras maniobras extradeportivas. No importa si gana o si pierde. Lo importante es que, en caso de perder, venda muy cara su derrota y, en caso de triunfar, lo haga con lo mejor de su repertorio futbolístico. Y ganar no es imposible. Los hombres de Maturana se crecen ante los grandes retos y cuentan en sus filas con figuras de talla internacional como Leonel Alvarez, René Higuita John Jairo Tréllez y Andrés Escobar.
Causa preocupación la ausencia por lesión de Luis Carlos Perea, pero se confia en que Giovani Cassiani esté a la altura de las circunstancias. Un triunfo nitido sobre la aplanadora de Berlusconi seria un extraordinario regalo de Navidad para un pueblo agobiado por el terrorismo y la mejor forma de taparle la boca a la prensa italiana--y al propio presidente del Milán--, que han visto en la clasificación colombiana al Mundial un triunfo del mal.-

SILVIO BERLUSCONI:
UN ZAR DEL SIGLO XX
Controvertido, odiado por muchos y dueño de uno de los imperios más grandes del mundo, Silvio Berlusconi tiene una obsesión en estos momentos: el Milán. Cuando se supo que el Nacional de Medellín sería el rival de su club en la Intercontinental de Clubes, este magnate de la televisión europea habló de una guerra entre el bien y el mal y cosas por el estilo, en declaraciones que buscaban crear un ambiente adverso al contendor. Sus declaraciones llegaron tan lejos que la semana pasada debió pedir excusas públicamente por referirse en términos desobligantes a Colombia, sopena de granjearse problemas para su equipo. Pero ¿quién es este hombre del que todo el mundo habla y que ha logrado llevar sus canales de televisión a la propia Unión Soviética?
Berlusconi nació en Milán, el 29 de septiembre de 1936. Desde niño fue un as para los negocios. Vendió desde los apuntes de clase hasta las tareas escolares para "cuadrarse", pues su familia, que no era pobre, quedaba ras con ras con el sueldo que el padre ganaba en un banco.

Estudiante sobresaliente, tras presentar una tesis universitaria que fue premiada con el equivalente a 600 mil pesos, a los 25 años fundó una compañía de construcción en la que era gerente, secretario, director. El era el único empleado. Y así empezó. Dos años más tarde, en 1963, su compañía había construido barrios enteros y el embrion de magnate comenzó a comprar estaciones locales de televisión, empezando por Telemilano T-2. Se las arregló para venderle a la T.V. nacional los programas de su pequeña estación e hizo los arreglos necésarios para que los programas se transmitieran siempre a la misma hora, con lo que dió la impresión de que se trataba de una gran cadena nacional. En 1982 ya tenía 27 estaciones de T.V. y un diario. En cuanto a la T.V., su consigna es la de entretener.

A pesar de haber dado pasos en falso al ser socio de Licio Gelli en la logia masónica P-2, que estuvo intimamente ligada con los escándalos financieros del Vaticano, se las ha arreglado para hacerse a la amistad de personajes como Francois Mitterrand, Helmut Kohl y Felipe González, con quienes no es que tenga muchas afinidades políticas. Esas amistades le han permitido apropiarse paulatinamente de la televisión privada de Francia, Alemania Federal y España, sin hablar de los beneficios que le ha sacado a la era de la perestroika. Hoy por hoy sus 175 empresas (con 6 mil empleados) facturan el equivalente a 2 billones de pesos al año.

Así como es de locuaz en sus declaraciones sobre fútbol o negocios, es de reservado en lo relacionado con su vida privada. Se sabe que no fuma no bebe, no tiene vicios. Se ha casado en dos ocasiones y tiene cuatro hijos, pero sobre sus conquistas clandestinas poco o nada se conoce. Este imperio, que lo obliga a dar casi 200 cenas de negocios al año, le ha permitido convertirse en el hombre de moda en Europa.-