Home

Deportes

Artículo

Ella es Marsy Cogollo, jugadora del equipo Soledad Fusión. | Foto: Archivo particular

DEPORTES

“El fútbol, como es para hombres es para mujeres”

Así lo dice Marsy Cogollo una joven jugadora que participó en la Copa CLARO 2015.

10 de octubre de 2015

Un mar de lágrimas inunda el camerino del Pascual Guerrero en la ciudad de Cali. No es un llanto cualquiera, es el de jóvenes mujeres que lo dejaron todo para entregarse en cuerpo y alma a un torneo femenino de un deporte considerado para ‘machos’, el fútbol. Esta vez las lágrimas de estas jóvenes son de derrota.

No es para menos, todas, chicas morenas de cuerpos formados de tanto correr detrás de un balón, se entregaron en la cancha para llevarse el trofeo de campeones de la Copa que congregó a 47.000 jugadores y a cuya final, en Cali (Valle del Cauca) solo llegaron 1.400.

El torneo femenino es especial, aquí no hay patrocinio, ni fichajes para el fútbol profesional. Tampoco caza talentos en las tribunas ni mucho menos, grandes audiencias que griten cada gol.

Solo está la recompensa de oler el césped y por 90 minutos sentir la gloria de haber pisado la chancha en la que patearon el balón grandes jugadores de la época dorada del América como Ricardo ‘El Tigre’ Gareca o Julio César Falcioni. De estrellas como Carlos ‘El Pibe’ Valderrama o Bernardo Redin, quienes vistieron la camiseta verde del Cali.

Las caras pegadas al piso y los ojos brillosos dejan ver el rostro de la derrota. Dicen que la historia la cuentan los ganadores. El escritor Jack London mostró que los relatos también están en la esquina de un ring de un boxeador golpeado y derrotado que solo quería comer un bistec.

Tal vez la sensación que tuvo el apaleado Tom king la sientan las jugadoras del equipo Fusión Soledad. Nombre y cupo prestado a un onceno de mujeres que decidieron en Soledad (Atlántico) amarrarse los guayos para luchar por una casilla y llegar a Cali.

Durante los 90 minutos y el tiempo complementario, las chicas de la costa caribe siempre estuvieron por encima del marcador y solo al final, en dos minutos, el equipo de Botín de Oro de Bucaramanga les arrebató con un gol el sueño de alzar la copa de campeonas. El marcador 6 – 5 a favor de la bumanguesas.

‘La capitana’

La tristeza del equipo la resume la cara de Marsy Cogollos quien como capitana, comandó desde la cancha a sus compañeras.

Su rostro, una combinación de genes de la raza negra e indígena propios de la sabana de los departamentos del norte, deja ver algo de esperanza.

Se siente alegre porque a pesar de que en el país no se apoye el fútbol femenino, sabe que este es un espacio importante con un nivel bueno. Solo lamenta saber que las mujeres “no podamos vivir de esto”.

A sus 22 años ya se siente una veterana. Ella lo ha dejado todo, los talones de sus pies así lo demuestran, estos están llenos de gasas para combatir el dolor que generan las ampollas de tantos días corriendo detrás de un balón.

El amor a este deporte la ha alejado de otras actividades que la apasionan: el estudio y su novio Andrés. El tercer semestre de salud ocupacional lo dejó a un lado por jugar un torneo en Santa Ana (Magdalena). De su novio habla poco, pero reconoce que han tenido muchas peleas porque él le dice que eso no es para las damas. “Yo le digo que el fútbol, como es para hombres es para mujeres”.

En la tribuna, Marsy está sentada al lado de Angélica Pérez, una joven que fue su rival en la cancha. Las dos no las ilumina el sol que a esa hora les da en la cara, juntas ven el partido de la final masculina y comparten el mismo sueño. “Como nos gustaría que hubiese fútbol profesional, que llenáramos estadios, somos deportistas y tenemos los mismos derechos que un hombre”.

La Copa Claro 2015 no solo es un torneo de responsabilidad empresarial patrocinado por la empresa de telecomunicaciones, para las jóvenes que participaron es la forma de arañar un sueño.

Así lo entiende el director del torneo, Federico González, él está seguro que con el patrocinio en compañía de Postobón y con el apoyo de la Alcaldía de Cali, los jóvenes son los que “tienen que darse cuenta que hay que trabajar más, dedicarse más al deporte para saber que pueden tener mejores condiciones de vida, este es solo un incentivo”.

Por ahora el torneo llegó a su fin. Seguramente estas mujeres se volverán a ver las caras, serán rivales, y de seguro mantendrán el mismo sueño.