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EL AÑO DEL REVOLCON

Un fallo de la Corte Europea de Justicia obligo a la Fifa y a la Uefa a iniciar en 1996 drásticos cambios en el fútbol del viejo continente., 27659

5 de febrero de 1996

LA VIDA DE LOS JUGADORES DE FUTbol es como la de los esclavos del siglo pasado: los empresarios los compran, los venden y los prestan sin que en la mayoría de los casos sean tenidas en cuenta sus opiniones. Mientras están en la flor de la vida son tratados como créditos activos y cuando llegan al límite de la vejez, alrededor de los 30 años, son considerados como un valor residual dentro de los libros de contabilidad de un club. Sin embargo, hace un mes triunfó en Europa una revuelta que, al igual que la Revolución Francesa, les cambiará la vida a muchos hombres.
La rebelión fue gestándose desde hace cinco años y tuvo tan sólo un protagonista: Jean Marc Bosman. Este belga de 32 años nunca fue uno de los mejores jugadores de fútbol del mundo, sin embargo, logró inscribir su nombre en las páginas de la historia de este deporte el 29 de diciembre del año pasado cuando ganó una demanda contra la Uefa ante la Corte de Justicia Europea en Luxemburgo. Con ese veredicto judicial, Bosman sentó las bases para revolucionar el fútbol europeo.
La sentencia Bosman, como la llama la prensa europea, terminó básicamente con algunas prácticas restrictivas que la Uefa, siguiendo las reglas de la Fifa, ha impuesto durante décadas a todos sus afiliados (ver SEMANA # 700). La corte consideró que el sistema de transferencias de jugadores de fútbol y sus límites a la cantidad de extranjeros violaban los acuerdos de la Unión Eu ropea sobre la libre circulación de trabajadores.
Hasta ahora, si un jugador de fútbol terminaba su contrato con su club o simplemente no quería seguir formando parte de él, no podía ir a buscar otro equipo a menos que contara con la aprobaci6n de las directivas de su club, y su nuevo equipo o el futbolista pagaran una alta suma para autorizar la transferencia.
En el caso Bosman, él era parte del equipo Lieja de Bélgica en 1990; las directivas del club decidieron reducir su sueldo a la tercera parte porque no era un jugador titular y su contrato estaba por terminar Bosman, al enterarse de la decisión, decidió buscar un nuevo equipo, consiguiendo que el Dunkirk de Francia se interesara por sus servicios. A pesar de que para ese momento Bosman ya no hacía parte del Lieja; el club belga impidió su traspaso al fútbol francés al pedir al equipo galo una astronómica cifra por los derechos de traspaso de Bosman. El Dunkirk se negó y Jean Marc decidió demandar al Lieja, a la federación belga de fútbol y a la Uefa por una suma cercana a los 450.000 dólares por daños y perjuicios.
Con lo que no contaba Bosman es que, despues de cinco años de pasearse por los tribunales belgas, no só1o terminaría ganando cerca de medio millón de dólares como compensación sino que su caso permitiría terminar de paso con varias reglas esclavistas en el fútbol europeo.
Otra de las modificaciones importantes que dejó la sentencia Bosman es que desde este año los clubes europeos no podrán imponer un límite de tres extranjeros por equipo como lo venían haciendo hasta ahora. Según la Corte, todos los trabajadores =incluidos los futbolistas= de la comunidad europea tienen derecho a buscar empleo dentro de cualquier país de la Unión sin ser considerados como extranjeros.
La Fifa y la Uefa están alarmadas por que con esta sentencia seguramente desaparecerán las transferencias y los futbolistas de la Unión Europea podrán buscar contratos laborales como un trabajador más. En cuanto se dio el fallo del caso Bosman, federaciones de fútbol como la inglesa levantaron inmediatamente las restricciones para los jugadores extranjeros miembros de la Unión, a pesar de que las máximas autoridades del balompié europeo pidieron a todos sus afiliados no tomar decisiones apresuradas mientras estudian los mecanismos para poner en práctica los nuevos cambios.

CARA Y SELLO
Por ahora lo único que se sabe a ciencia cierta es que a partir de este año la Uefa y la Fifa tendrán que modificar varias reglas pero, como en todas las decisiones judiciales, en la sentencia Bosman también hay ganadores y perdedores. Según un informe de la revista The Economist publicado a finales de julio del año pasado, "la figura de las transferencias desaparecerá y en un futuro inmediato ya no irán a parar esos dineros a las arcas de los clubes, sino que de ahora en adelante el dinero de las negociaciones por cambios de equipo de futholistas beneficiará directamente a los jugadores, quienes ya no recibirán un pequeño porcentaje del valor total de la transparencia, sino que posiblemente percibirán ese dinero en forma de salarios más altos".
Para los futbolistas el no tener que depender de las transferencias internacionales de club a club significa tanto como para un esclavo ver rotas sus cadenas. Y es precisamente allí en donde radica la importancia de la sentencia Bosman para los jugadores, porque prácticamente les da la libertad de escoger, como a cualquier otro empleado, el lugar y las condiciones para trabajar.
Pero si bien es cierto que todos los futbolistas europeos saldrán beneficiados con la determinación de la Corte, en el viejo continente no todo es felicidad ya que la segunda parte de la sentencia, en la que se prohíbe fijar límites al número de jugadores extranjeros miembros de la Unión Europea, puede tener drásticos efectos.
El primero de ellos es el que ampliará aún más la brecha entre los equipos pe queños y los poderosos en Europa, porque clubes tales como el Ajax de Holanda, el Bayer de Munich, Alemania, o el Milan de Italia podrían contratar a los mejores jugadores de la Unión Europea, conformando equipos prácticamente invencibles. Como consecuencia de esto algunas federaciones están seriamente preocupadas porque afirman que las competencias domésticas perderán interés mientras que los torneos internacionales se robarán todo el show y los espectadores. Según The Economist, "los más favorecidos con esta medida serán los italianos porque allí están los clubes más ricos del mundo".
Pero sin duda alguna los grandes perdedores serán los equipos pequeños porque, aparte de no poder contratar grandes figuras, verán afectados sus bolsillos, debido a que muchos de ellos viven prácticamente de las transferencias de los jugadores que ellos forman y que después venden a los grandes clubes.

VISA PARA UN SUEÑO
Para acabar de ajustar todo este panorama revolucionario, el mayor desafío lo tendrán que afrontar los gobiernos de los distintos países europeos para tratar de frenar una posible invasión de futbolistas del resto del mundo. El temor está fundamentado en que hasta ahora muchos clubes del viejo continente tenían como una práctica habitual la nacionalización de jugadores con el único fin de poder incrementar el número de extranjeros que militaban en sus filas. Por eso desde ya en algunos medios de comunicación han advertido el peligro de que muchos futbolistas, especialmente latinoamericanos, comiencen a buscar la forma de llegar a Europa, pues para ellos puede resultar supremamente tentador obtener un certificado de ciudadanía española, italiana o de otro país de la Unión Europea que le permita, como al resto de los europeos, moverse a su antojo con las ventajas econimicas y morales que ello implicaría.
Hace mes y medio el brasileño Donato se nacionalizó como español y la semana pasada el chileno Iván Zamorano declaró a la prensa de su país "que está estudiando la sentencia Bosman con el fin de pedir lo más pronto posible la nacionalidad espanola ".
Por ahora la Fifa y la Uefa están estudiando medidas de emergencia para tratar de reglamentar la sentencia de la Corte, mientras que los futbolistas del resto del mundo están esperanzados en que, al igual que ocurrió con las ideas de la Revolución Francesa, Ios vientos de cambio de esta revolución futbolística también se extiendan por los demás continentes.