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TOUR DE FRANCIA 2018

El empujón a Froome y la caída de Nibali, los actos reprochables en el Alpe D’Huez

El público tuvo un comportamiento cuestionable en la etapa más esperada de la segunda semana del Tour.

19 de julio de 2018

La etapa del Tour de Francia de este jueves se disputó en un marco inmejorable: el Alpe D’Huez. El legendario ascenso a uno de los puertos más importantes del ciclismo Mundial, por lo que cerca de un millón de personas se agolparon para ver a los ciclistas de cerca.

Sin embargo, el comportamiento de los aficionados muchas veces no es acorde a la altura del evento y por el exceso de emoción los asistentes incurren en peligrosas maniobras que ponen en riesgo a los ciclistas. Esta situación se presentó en la  etapa 12 de la carrera, en la que hubo incidentes con Chris Froome y Vincenzo Nibali, dos protagonistas de la carrera.

Cuando restaban 7 kilómetros para completar las 21 curvas del ascenso, el británico Froome fue empujado por un aficionado que estuvo a punto de tumbarlo pero que afortunadamente no cumplió con su cometido.

Muchas veces los fanáticos intentan ayudar a los ciclistas empujándolos pero en realidad cualquier contacto genera todo lo contrario por lo que pueden terminar perdiendo el control.

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El otro hecho lamentable de la jornada se produjo  a falta de 4 Km por otra actuación tonta de uno de los seguidores que estuvo en la carretera. Vincenzo Nibali se fue al suelo de forma inesperada cuando se chocó con una moto de la organización, cuyo conductor se quedó sin visión por una bengala.

El corredor del Barhain pudo recuperarse y siguió pero no pudo alcanzar el grupo de punta y terminó cediendo 13 segundos con respecto al ganador de etapa.

"Cuando Froome aceleró, seguí pero hubo una ralentización y me encontré en el suelo. No entiendo qué pasó", dijo el italiano.

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Después de los estudios correspondiente se confirmó quu el  Tiburón de Messina sufrió una fractura vertebral que lo obligó a retirarse de la carrera.

Las bengalas están prohibidas pero para los encargados de seguridad es imposible controlar tal cantidad de personas y algunos logran su cometido de encender este elemento que solo sirve para poner en riesgo a los corredores.

En 2012, un aficionado quemó a Bradley Wiggins con una de estas luminarias.“Esto te demuestra que pasan cosas raras en el Tour”, señaló el ganador de esa edición de la Grand Boucle.