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El entrometido

En una temporada que parecía diseñada para Ferrari, McLaren y Williams, el español Fernando Alonso maravilla a bordo de su Renault. ¿El verdadero sucesor de Senna?

12 de mayo de 2003

No sólo los ojos de los 96.000 espectadores que asistieron al Gran Premio de España estuvieron puestos en su nuevo ídolo Fernando Alonso. También lo hicieron los millones de espectadores que veían el circuito por televisión y los ojos del mismo Michael Schumacher, quien no pudo despegarse de su retrovisor, que le mostraba todo el tiempo que el rápido Renault era el único que podía interponerse entre los imbatibles Ferrari 2003GA. Para la gran mayoría de ellos la noticia era el estreno del nuevo Ferrari, con el cual esta escudería piensa retener el título que lograron el año pasado. Pero el joven piloto español Fernando Alonso se robó el show. El mismo Michael Schumacher lo dijo al terminar la carrera: "Si llego a correr en el Ferrari del año pasado el ganador habría sido Fernando". Y es que Alonso, un asturiano de 21 años, tiene en vilo a la Fórmula 1 en esta temporada. Se creía que la pelea iba a estar entre los Ferrari de Rubens Barichello y Schumacher y los Williams-BMW de Ralph Schumacher y Juan Pablo Montoya y los McLaren-Mercedes de David Coulthard y Kimmi Raikkonen. Pero allí se ha entreverado el Renault azul y amarillo de este intrépido piloto que cautiva no sólo por su talento para manejar sino también por su calidez y naturalidad. En la primera válida, que se realizó el 9 de marzo en Australia, avisó con un séptimo lugar que este año no sería un competidor más de la Fórmula 1. Dos semanas más tarde la pole position que logró en el Gran Premio de Malasia lo registró como el piloto más joven en conseguir esta posición. Un tercer lugar después de una excelente carrera demostró lo que se traía la Renault con Alonso esta temporada. Un accidente en el autódromo de Interlagos, Brasil, no le permitió terminar la carrera y aún así se mantuvo en la cuarta posición de la clasificación general con 17 puntos. En la cuarta válida, el Gran Premio de San Marino, que se corrió en el circuito de Imola (Italia), se ubicó sexto y logró mantener su posición en la general. En España, su casa, todos tenían puestas las expectativas en la nueva estrella, sobre todo después de ver que el piloto había alcanzado el tercer lugar en la salida por encima del Williams de Montoya y los McLaren-Mercedes de Coulthard y Raikkonen. Su segundo puesto en el circuito catalán de Montmelò, sólo superado por el alemán Michael Schumacher, despejó todas las dudas de la clase y la habilidad que posee el joven español. Jugada maestra Flavio Briatore, director de la escudería Renault, acertó cuando decidió mover todas las piezas para que Fernando tomara las banderas de su escudería. Después del abandono de los patrocinadores, y cuando Alonso competía para el equipo italiano Minardi, que estaba a punto de incumplirle un contrato por tres años, Briatore pagó el dinero necesario para que Alonso corriera un año más con los italianos en préstamo de la Renault, ganara experiencia y como el sponsor mismo lo dice, "aprendiera a perder". Gracias a este inteligente movimiento del equipo francés el corredor español dio los resultados esperados en un primer año, en el que su carro se podía considerar como uno de los menos competitivos. Pero para 2002 otros serían los caminos que recorrería el piloto de pruebas de Renault. En ese año corrió más kilómetros que en toda su vida pues su nuevo equipo buscaba que él conociera el carro como la palma de su mano. En 2003 cerca de 700 personas empezaron a trabajar para que el R23 (sigla de Renault 23) tuviera todas las características necesarias para adaptarse a las capacidades de Alonso y hasta la fecha todo indica que lo están logrando. Como suele suceder cada vez que aparece una joven promesa en la 'gran carpa' de la Fórmula 1, en estos días muchos hablan de Alonso como el sucesor de Ayrton Senna y del propio Schumacher. Sin embargo este tipo de comparaciones ya no dicen mucho; pilotos como Juan Pablo Montoya, Jenson Button y Rubens Barrichello lo recibieron en su momento y hasta ahora ninguno de ellos parece merecerlo. De todas maneras Fernando Alonso comienza a escribir una página, al parecer gloriosa, con la cual puede entrar fácilmente al selecto grupo de los llamados a suceder a los reyes del automovilismo. ¿Lo logrará? Ese es el gran misterio. Porque, como señala el experto en automovilismo José Clopatofski, "a los 21 años todos somos inmortales".