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EL LLAMADO DEL MAR

El 11 de octubre partirá de Le Havre, Francia, hacia Cartagena la más larga de las regatas transatlánticas por parejas. La Transat Jacques Vabre-Café de Colombia.

3 de noviembre de 1997

El próximo sábado, alrededor de las tres de la tarde, 40 hombres zarparán desde el puerto francés de Le Havre tras un sueño. Soltarán las amarras y esperarán a que el viento infle sus velas y arrastre sus ilusiones a través del Atlántico.
Como siempre, sus compañeras los verán partir repitiendo en su interior la frase que acompaña a todos aquellos que viven con los amantes del mar, "la mujer del marino es esposa de la tristeza, porque siempre vive esperando". Y en esta ocasión tendrán que esperar cerca de dos semanas para saber si los 40 navegantes cumplieron con la travesía que tiene como puerto final a Cartagena. Esos 40 marinos, de siete países, no son otros que los participantes de la regata Transat Jacques Vabre-Café de Colombia.
La prueba, que se realiza cada dos años y que en esta ocasión llega a su tercera edición, está considerada como la más extensa y fuerte de las competencias oceánicas. "Es la más larga de todas las regatas. Tiene un recorrido de casi 5.000 millas, 1.000 más que la anterior. Es por eso que la Transat se ha convertido en una de las competencias más reconocidas en el mundo y es la segunda en el calendario de la Fico", dijo a SEMANA Gerard Petipas, presidente de la Federación Internacional de Carreras Oceánicas y director técnico de la Transat.
Muestra del reconocimiento y trascendencia que a nivel mundial ha adquirido la regata ha sido precisamente el aumento en el número y la categoría de los navegantes. En la primera versión de la carrera, en 1993, participaron ocho veleros. En la segunda, dos años más tarde, tomaron la partida 11 embarcaciones, de las cuales sólo nueve llegaron a Cartagena. En esta oportunidad serán 20 fastuosos veleros -avaluados entre 1,2 y 1,5 millones de dólares cada uno- los que intentarán atravesar el Atlántico en busca de la gloria y los 1,6 millones de dólares en premios que reparte la competencia, cuyo costo total es de 4,5 millones de dólares.
Pero aparte de las cifras, el número de veleros -10 monocascos y 10 multicascos- y el exigente recorrido (ver gráfico), esta tercera Transat será especialmente interesante para los amantes de este deporte, pues contará con los mejores navegantes del mundo, 20 de los cuales ya le han dado, en solitario o con tripulación a bordo, la vuelta al mundo en más de una oportunidad. "El promedio de edad de los navegantes es de 35 años y la mayoría han alcanzado un elevado nivel que sólo se puede conseguir después de dedicarse de tiempo completo a la vela entre 10 y 15 años", afirma Pierre Bojic, director de logística de la competencia.
Fuera de esto, parte del atractivo de la carrera, y a la vez del gran desafío para los navegantes, consiste en ser una competencia en parejas ya que según Petipas, "basta pensar que cada uno de los tripulantes pone su vida en las manos del otro mientras descansa, y es por eso que es indispensable una perfecta coordinación y confianza entre ellos".
Sin embargo esta situación posibilita la presencia permanente de uno de los dos navegantes en el puente mientras el otro reposa, lo que no sólo se traduce en mayor seguridad para el equipo, sino que además ayuda a que las maniobras sean ejecutadas rápida y acertadamente explotando al máximo el potencial de la embarcación, mientras que en la navegación en solitario sólo se obtiene el 70 por ciento del potencial del velero.
Por ahora sólo queda esperar buen viento y buena mar para que hacia finales de octubre Cartagena sea testigo del final de la travesía de un grupo de navegantes que sólo buscan compartir con los aficionados una idéntica manera de sentir el llamado del mar.