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EL NUEVO FUTBOL

En el Mundial USA 94 sí ha habido innovaciones tácticas. Mientras los equipos europeos están a la vanguardia, los suramericanos se quedaron estancados.

8 de agosto de 1994

"DESDE EL PUNTO DE VISTA TACTICO el mundial tiene un atraso de 10 años", dijo Carlos Salvador Bilardo al diario 'El Tiempo' la semana pasada. Para el estratega argentino, que coronó a su país campeón en el Mundial de México 86 y que lo llevó hasta la final en el Mundial de Italia 90, lo mostrado hasta ahora por los 24 equipos que participaron en el Mundial no es nada novedoso. "Hasta el momento el torneo está en deuda -agregó-. No se ven nuevos y buenos jugadores, y muchos equipos están empleando esquemas utilizados desde el Mundial de España 82".

A primera vista las declaraciones de Bilardo son las del primer experto en el tema inconforme con la Copa Mundo de Estados Unidos. Sin embargo, sus palabras parecen tratar de esconder o disfrazar el fracaso del fútbol suramericano en el actual campeonato mundial. Colombia y Bolivia disputaron entre los dos 18 puntos, y sólo consiguieron cuatro, y Argentina, pese a que pasó a octavos de final, no exhibió la categoría de otras épocas.
Esto para no hablar sino de los equipos que clasificaron al Mundial, porque del Uruguay campeón del mundo de 1930 y 1950, del Paraguay protagonista de varios mundiales y del deslumbrante Perú de los años 70, no queda ni la sombra. El único que saca la cara por todo el continente es Brasil, que, al contrario de los años anteriores, no ha jugado vistosamente, pero ha conseguido los resultados. Hasta el cierre de esta edición toda Suramérica dependía de lo que pudiera hacer el cuadro auriverde frente al equipo sueco.

Varios comentaristas deportivos nacionales e internacionales explican la crisis del fútbol suramericano fundamentados en la soberbia y la falta de humildad tanto de los jugadores como de los técnicos de las selecciones nacionales. No obstante, aunque esta explicación satisface a muchos, la verdad es que la causa de este fenómeno está mucho más allá: mientras los estrategas europeos quemaron neuronas creando nuevos esquemas y armas para contrarrestar la venialidad y el dinamismo de los suramericanos, la mayoría de los técnicos de los equipos latinos se estancaron y murieron por su academicismo.

Alfio Basile, de Argentina, y Francisco Maturana, de Colombia, no triunfaron en el Mundial porque no se dieron cuenta de que el secreto de su sistema defensivo en línea ya se los habían descubierto. Y no fue muy complicado. Con base en la velocidad y precisión de los delanteros contrarios, la defensa de estos dos equipos se hizo agua. Basta con remontarse a los goles que recibieron Colombia y Argentina de Rumania para concluir los errores de este sistema: cuando los zagueros salen a realizar el pressing y mantienen el bloque defensivo en línea, el equipo rival, fundamentado en el pelotazo en profundidad, la velocidad de los punteros y los constantes cambios de frente, evitan el fuera de lugar y ocasionan un mano a mano entre delantero y portero, que la mayoría de las veces termina convertido en un gol.

Estos errores sí los captaron a tiempo Arrigo Sacchi y Miguel Mejía Barón, técnicos de Italia y México respectivamente, quienes llegaron al Mundial convencidos de que la defensa en línea era la mejor arma para combatir los delanteros contrarios. Pero al ver los resultados abandonaron su sistema.

Lo paradójico de todo esto es que muy pocos especialistas pensaron que el esquema de Italia, Colombia, Argentina y México iba a fracasar en el Mundial. Y tan solo al segundo día del campeonato dos equipos europeos se encargaron de demostrar que ese sistema no servía. La primera alarma la dio el entrenador de Irlanda, Jackie Charlton, quien para enfrentar a Italia armó sobre el terreno de juego un 4-1-4-1 de apariencia ofensivamente endeble, porque dejaba a un solo atacante batallando contra la famosa defensa italiana, y al final terminó dando la primera sorpresa cuando su selección se impuso, por la mínima diferencia frente al equipo de Sacchi. Dos horas más tarde el técnico rumano, Anghel Iordanescu, bajó del cielo a Colombia utilizando la misma estrategia de Charlton. Después Bulgaria, Suecia, Holanda y España, entre otros, se encargarían de sorprender a la crítica internacional con los excelentes resultados que consiguieron guiados por este sistema.

EL SECRETO

La clave de este esquema radica en que es un sistema parecido al 'fútbol total' -todos atacan y todos defienden- que practicó Holanda en los mundiales de Alemania 74 y Argentina 78, pero con la ventaja de no tener tanto desgaste físico. De esa forma, estos conjuntos siempre inician con un portero clásico, de área chica. En el bloque defensivo hay cuatro jugadores, en donde los dos centrales se rotan continuamente para realizar la función de líbero, y los marcadores de punta nunca se proyectan al ataque. Esto con la intención de no dejar espacios abiertos, pues la rapidez del fútbol actual impide que los marcadores alcancen a regresar a su sector después de haber atacado.

Adelante de esta línea dc cuatro se ubica a un mediocampista de borde de área que se mueve de lado a lado y se comporta como un filtro inicial para la llegada de los atacantes contrarios. Si el delantero logra pasar ese presxing asfixiante que realiza este jugador, se encuentra con el sólido bloque defensivo.

El medio campo es el sector más completo. Aunque hay un futbolista encargado de armar y otro de destruir, en esta línea todos atacan y todos defienden. En el momento de proyectarse al ataque los dos mediocampistas laterales son los encargados de hacer los desdoblamientos para pisar el área contraria, el armador organiza el juego por alguno de los costados y el otro arrastra marca por el centro del campo. A la hora de defender, los cuatro regresan después de haber realizado un pressing escalonado con el fin de impedir que los volantes contrarios tengan tiempo de pensar, y si el equipo tiene un armador clàsico, a este se le marca hombre a hombre. Finalmente, en el ataque se ubica a un solo jugador como punta de lanza. Este delantero se encarga de realizar un constante trabajo de traslación lateral que mantiene la atención dc los zagueros del hando adversario, y además tiene la obligación de convertir en gol cualquier balón que le entreguen en el área chica .

Este esquema se inventó para contrarrestar a los equipos ofensivos. Así el conjunto que utilive el 4-1-4-1 siempre espera atrás al equipo contrario, no le pelea el balón en el medio campo, y aguarda a que el otro realice el gasto para luego organizar un rápido ataque, utilizando los costados y los pases largos, y sorprender a los zagueros contrarios. Con esta fórmula cinco equipos se clasificaron a los octavos de final y se constituyeron en las sorpresas del Mundial. Lo único que queda por esperar es saber qué pasará cuando se enfrenten dos equipos que utilicen este mismo sistema.